La píldora es el segundo método anticonceptivo más utilizado en España, solo por detrás del preservativo, aunque el recelo a su consumo es una realidad para muchas mujeres, que han oído todo tipo de mitos y verdades sobre los efectos secundarios físicos y psicológicos de esta pastilla y mantienen una posición escéptica respecto a su uso. Hay datos que confirman esta prevención. Según una encuesta de 2021 de la Sociedad Española de Contraconcepción, a un alto porcentaje de mujeres les preocupa los efectos que pueda tener en su salud, y casi un 30% de las encuestadas se mostraron preocupadas por los riesgos derivados del uso de hormonas.
La realidad es que basta oír testimonios de muchas de ellas para comprobar que este ‘cóctel’ puede traer tantos beneficios como problemas para quien ha decidido utilizarla, y la pregunta siguiente es lógica: ¿qué le hace la píldora anticonceptiva al cuerpo? Veámoslo.
Quede dicho de antemano que cada cuerpo es un mundo, y por lo tanto no se puede generalizar en cuanto a los síntomas. Los expertos recalcan que la píldora es absolutamente segura y no entraña riesgos para la salud. Eso sí, no es inofensiva. Como cuenta la ginecóloga Mar Muñoz en un artículo de El País firmado por la periodista Andrea Arnal, ninguna mujer debería utilizar este método anticonceptivo sin contar con el asesoramiento de un médico. El profesional le informará de los principales problemas y efectos secundarios que pueden aparecer una vez comience el tratamiento.
Otros expertos coinciden en el periodo de adaptación. Va a existir en prácticamente todos los casos. De hecho, resulta muy curioso que, ante una lista de efectos secundarios como la que sigue, profesionales como Francisco Carmona, jefe del Servicio de Ginecología del Clínic de Barcelona, afirmen en el artículo antes citado que son “leves y bien tolerables”.
Síntomas como tensión mamaria, brotes de acné, retención de líquidos, dolor de cabeza, aumento de peso, pérdida del deseo sexual o alteración del ánimo parecen de todo menos “leves y bien tolerables”. De hecho, hay todavía más. En los casos más graves, el uso de la píldora puede traer migrañas con auras, diabetes desajustada, hipertensión y, en determinadas pacientes, debido al estágeno (etinilestradiol, el más común), tendencia a sufrir trombos y coágulos. Un estudio la relaciona incluso con la depresión.
En cuestiones de salud reproductiva y sexual, sería deseable que determinados profesionales médicos calibraran sus opiniones. En esa dispensa poco empática de los efectos secundarios de este método anticonceptivo, como ocurre con la endometriosis y las mujeres a las que les cuesta tanto recibir un asesoramiento empático y personalizado de su ginecólogx, se obvia un hecho fundamental: el gran porcentaje de ellas que prefiere utilizar otros métodos antes que pasar por ese pequeño calvario en su cuerpo.
Cada uno de estos efectos secundarios posibles se produce por un motivo específico. El aumento de peso y la retención de líquidos, por ejemplo, tienen que ver con los altos niveles de estrógeno y de progesterona que contiene la pastilla. Por ese motivo existen tantos casos de mujeres para quienes la píldora está contraindicada, y otros que, gracias al uso de la píldora combinada (el más común), consiguen regular su regla, reducir los dolores y el sangrado y prevenir la endometriosis.
El estrógeno influye en la metabolización del agua y la producción de proteínas en los riñones; de ahí que un buen porcentaje de mujeres expliquen que cuando toman la píldora se sienten ‘hinchadas’, esa retención de líquidos de la que habla la lista de síntomas más técnicos. La pastilla hace que el cuerpo se prepare para almacenar más grasa en zonas como la cadera, los senos o los muslos.
No es el único síntoma que típicamente refieren quienes la utilizan y notan cómo su cuerpo “cambia”. Otro, también habitual, es un periodo de náuseas durante la toma o el aumento del tamaño de los senos y la hipersensibilidad, sin olvidar lo diferentes que pueden ser los días de la regla para muchas de ellas. Mientras que algunas hablan de alivio en el síndrome premenstrual y reducción del sangrado, otras viven el efecto contrario: el dolor de regla es mucho mayor y el sangrado más abundante. Respecto al deseo sexual y la libido, es bastante común encontrar testimonios que hablan de una pérdida del apetito sexual.
Los expertos aseguran que esta larguísima lista de efectos secundarios es temporal. A la larga, el cuerpo debería volver a la normalidad y equilibrarse.