Hasta hace unos años, ser periodista era un sueño para muchos jóvenes que fantaseaban con destapar escándalos o descubrir pistas que resolvieran investigaciones. Poco a poco, y sobre todo desde la llegada de los medios online, el oficio de periodista ha experimentado un cambio radical al que todavía hoy se está adaptando. Por un momento llegó a calar en la mente colectiva la idea de que con un blog y acceso a internet cualquiera podía hacer noticias, y cuando los teléfonos móviles nos pusieron a cada uno una cámara en la mano, se acabó lo que se daba.
En 2020 hemos vivido dos fenómenos que han devuelto la esperanza al periodismo, y nos han permitido entender la importancia del rigor a la hora de ofrecer información. Por un lado, la crisis del coronavirus desencadenó una gran oleada de bulos que contagió a una gran parte de la población, produciendo miedo, rabia e incluso manifestaciones negacionistas. Por otro lado, con motivo de las elecciones estadounidenses comenzamos a acostumbrarnos a la cara y el nuevo estilo de hacer periodismo de un youtuber que se hacía llamar Nanísimo.
Detrás del Noticiario Nanísimo está Emilio Doménech, un chico nacido en Alcoy, Alicante, en 1990, y graduado en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. En el año 2016 se trasladó a Estados Unidos para estudiar un máster en la Universidad de Boston con el objetivo de "aprender de los mejores", según reconoció en una entrevista para Soma Comunicación. Poco después comenzó a hacer vídeos en internet en los que comentaba temas de actualidad, hasta que se volvió viral con un análisis del gran éxito 'Velaske, yo soi guapa?' Actualmente tiene más de 120.000 seguidores en Twitter y más de 25.000 suscriptores en Youtube.
Su cara de niño bueno y su espontaneidad y naturalidad para hablar tanto a través de sus canales online como en la televisión nacional pueden causar una primera reacción de rechazo, porque siempre habrá un señoro (o señora) que crea que alguien tan joven no va a venir a explicarle a él (o ella) hechos tan complejos como las últimas elecciones estadounidenses. Pero en cuanto escuchas hablar a Emilio Doménech durante más de cinco minutos te das cuenta de cuatro cosas superimportantes que podrían ser llamadas "las claves de su éxito".
Además, y en la misma entrevista citada anteriormente, él se define como "un nativo digital, un adicto a las redes sociales. Me mueve crear de todo sin parar, odio hablar por teléfono y quizá mis amigos te digan que soy un pelín egocéntrico", cualidades que, bien entendidas y bien jugadas, pueden convertirte en alguien relevante en internet.
Pero cuando te conviertes en alguien relevante en internet empiezas a sufrir las consecuencias de esa relevancia. Primero, los haters, que son imprescindibles si realmente eres "alguien" en las redes; y segundo, que la gente cada vez quiera saber más cosas sobre ti. En internet no solo es importante lo que eres capaz de hacer (estar en directo durante quince horas seguidas para analizar la última hora de unas elecciones), también interesa tu personalidad y tus gustos.
Gracias a que se pasa el día compartiendo contenido en las redes sociales, sabemos que Emilio es un apasionado del cine. De hecho, una de las cosas que más le gustan de vivir en EEUU es la cantidad de opciones que tienen allí para disfrutar de esta pasión. Sabemos que una de las películas que más le gustaban cuando era pequeño era ‘Starship Troopers', a la que considera "una maravilla".
También le encanta la música, y, según contó a Jenesaispop, podría decir que su canción favorita es ‘Where Do The Children Play?’ de Cat Stevens. Y, por supuesto, también disfruta mucho de la gastronomía. Hace poco tuvo una divertida polémica en internet porque clasificó la comida española según sus gustos. Para él, lo mejor es el jamón, el pulpo y la paella, pero considera los bocadillos de calamares o la tortilla de patata una basura.
También le gustan las actividades al aire libre, como montar en bici por la ciudad o el esquí, y disfruta de la compañía de los animales, aunque hace poco tuvo que decir adiós a Maggie, la gata con la que había convivido desde que llegó a EEUU.