Nos estábamos comiendo los últimos restos del roscón de reyes, enroscados en una mantita en nuestro sofá, cuando vimos, ya fuera a través de la televisión o de las redes sociales, que se había liado una muy gorda en Estados Unidos. Las imágenes hablaban por sí mismas, aunque no entendíamos muy bien qué nos querían decir: un grupo de hombres, vestidos de no sabíamos qué, portando banderas, gorras de "Make America Great Again" y looks más propios de una Comic Con que de una manifestación, habían entrado al Capitolio, el edificio que alberga las dos cámaras del Congreso de los Estados Unidos, en Washington D. C.
Al primer susto de "no, por favor, esto ahora no" lo sustituyó un asombro casi divertido al descubrir que los primeros protagonistas del nuevo acontecimiento histórico del que hemos sido testigos (últimamente son demasiados, estamos ya cansados de hacer Historia) eran hombres, en su mayoría, vestidos de manera, cuanto menos, curiosa.
Cantaba Bad Bunny "Yo visto así, no me voy a cambiar", y tiene toda la razón del mundo. Faltaría más que ahora nos pusiéramos a juzgar a los demás por su forma de vestir. Porque el atuendo no es más que ropa y cada uno debe ponerse lo que le dé la gana. Sin embargo, estaremos todos de acuerdo, también, en que muchas veces la ropa importa. Es decir, es relevante. El look que has elegido (o te han puesto) para salir de casa, ir a una fiesta o acudir a tu oficina muchas veces lanza un mensaje que es imposible no leer.
La primera imagen en dar la vuelta al mundo a través de los medios de comunicación y redes sociales fue la de un hombre a pecho descubierto vistiendo pieles y cornamenta de bisonte. Poco después fue identificado. Se trata de Jake Angeli, un conocido seguidor de las teorías de conspiración que defienden que hay una meticulosa trama urdida en el poder estadounidense para ir en contra de Trump, que es un verdadero rebelde y luchador.
Detrás de este hombre de agradable aspecto y peculiar atuendo hay mucho más de lo que podría parecer a simple vista. Si las redes sociales se han llenado de memes riéndose o ridiculizando la "revolución" de los que el pasado 6 de enero asaltaron por la fuerza el Capitolio de los Estados Unidos, interrumpiendo la ceremonia de certificación de la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales y provocando destrozos, además de llenar las redes con sus "hazañas" (de las que, por cierto, se sienten muy orgulloso, por eso se hacían fotos celebrándolo), fue porque a todos nos sorprendió que vistieran como lo hacían. Y una de las respuestas involuntarias a la sorpresa suele ser la risa.
Sin embargo, no nos conviene quedarnos solo con lo anecdótico de un tío con pieles, cuernos y la cara pintada u otro que asalta el Capitolio con una riñonera que dice "mi madre cree que soy especial". Seamos personas del siglo XXI y démosle a la ropa solamente la importancia que tiene. Preguntémonos quién es realmente Jake Angeli y cómo ha llegado hasta ahí.
No es la primera vez que este hombre estadounidense es visto en una manifestación. Su aspecto llamativo le impedía pasar desapercibido, y por ese motivo había sido entrevistado ya anteriormente y había tenido la oportunidad de expresar sus ideas públicamente.
Nació en Arizona, tiene 32 años, le gustaría ser actor y es un gran defensor de Donald Trump y su política. Además, se hace llamar "el Chamán de QAnon", y lleva mucho tiempo siguiendo al presidente de los estados unidos tratando de dar a conocer "su mensaje". Un mensaje que apareció por primera vez en el año 2017 en un popular foro estadounidense, publicado por un usuario anónimo.
QAnon es el nombre de una de las principales teorías de la conspiración más arraigadas en la extrema derecha estadounidense, que explica que el mundo entero está en contra de Donald Trump por culpa de una trama secreta organizada por lo que ellos llaman el "Estado profundo", en la que están compinchados políticos, actores, medios de comunicación y funcionarios de todo el país.
Según esta teoría, existe una trama internacional de tráfico sexual de niños contra la que Trump está luchando, por eso todo el mundo está en contra de él. Y, al mismo tiempo, solo él puede salvar Estados Unidos del influjo de Satán.
Sí, mucha risa. Pero algunas de las personas que asaltaron el Capitolio de los Estados Unidos creen firmemente en esta teoría. Y si lo creen es por un gran cúmulo de circunstancias entre las que destacan dos: la fácil propagación de bulos a través de internet en foros y chats privados, aunque también entre youtubers, podcasters e incluso periodistas, y que Donald Trump se subió un poquito a este carro porque le venía bien. Como a él lo ponían de bueno, prácticamente de salvador, el presidente fomentó algunas de esas ideas y propuso otras, como el robo de las últimas elecciones.
La periodista Ana Laura Pérez explicó en un hilo viral de Twitter que la imagen que se viralizó en redes no es una casualidad ni el hombre con cuernos y la cara pintada es un hombre loco sin más.
"Este movimiento asegura que el mundo es gobernado por una conspiración de pederastas y Trump busca salvarnos. Ese movimiento que puede parecerles un delirio tiene un peso cada vez más significativo en la política de USA", explicaba la periodista.
El 28 de octubre de 2017 un usuario anónimo de nombre Q escribía un mensaje en 4chan alertando de un complot contra Donald Trump. Quizás sea necesario que cualquier persona puede publicar mensajes en este foro, es como publicar un tuit. Puedes escribir lo que te dé la gana y, si quieres, puedes hacerte una cuenta anónima para no dejar rastro. Q afirmaba entonces ser un funcionario gubernamental de alto nivel con autorización Q, es decir, que tiene acceso a información clasificada. El mensaje comenzó a difundirse y así nació el movimiento QAnon, cuyo nombre significa Q anónimo.
A día de hoy, este movimiento funciona como una secta, con la excepción de que no mantiene a sus miembros recluidos y aislados del mundo, ya que ellos mismos han decidido "recluirse" en internet y aislarse en burbujas de conversación en las que se retroalimentan sus teorías. Muchos movimientos de extrema derecha han tenido una evolución muy similar, partiendo de "frikis" o "trolls" de internet que se desconectaron de la realidad, se inventaron sus propias narrativas, y llegaron a cometer actos atroces.
El asalto al Capitolio ha sido el último de ellos, y se ha saldado con cuatro muertos, catorce policías heridos y 52 detenidos, por ahora. El reportero del New York Times Kevin Roose no cree que todos los manifestantes que se desplazaron hasta el emblemático edificio de Washington D. C. fueran seguidores de QAnon, sobre todo, teniendo en cuenta que el propio presidente Donald Trump había pedido a sus votantes que se manifestaran el 6 de enero para evitar el supuesto fraude electoral que aún defiende (y que le ha llevado a ser bloqueado en las redes sociales).
"La gran marcha protesta en Washington D.C. tendrá lugar a las 11 de la mañana el 6 de enero. Os daremos detalles de la localización. ¡Parad el robo!", escribía Trump el 1 de enero.
Sin embargo, Roose apunta que sin la difusión de QAnon y medios afines habría sido imposible que ocurriera lo que todos hemos visto. QAnon saltó de internet a "la vida real" (¿no es real, también, todo lo que ocurre en internet?) para apoyar a Trump en su campaña electoral, y enseguida algunos de sus miembros empezaron a hacer frente a cargos por crímenes violentos. El FBI califica a este grupo como una potencial amenaza terrorista nacional.
A muchos, y me incluyo, nos parecerá increíble que mientras la mayoría de nosotros estábamos en redes para seguir salseos, hacer challenges o retuitear memes, otros estuvieran forjando verdaderas organizaciones terroristas, por eso nos reímos de lo absurdo que resulta. Pero las imágenes para la Historia del asalto violento al Capitolio estadounidense solo se explican si entendemos que cada vez son más los que niegan la realidad, se suman a la primera que pillan por ahí y se la llegan a creer tanto como para ser capaces de cometer un delito federal.