Nuestro deber metrap-físico y moral es contarte todo lo que sepamos sobre Bad Bunny, nuestro conejo malo predilecto: sus cambios de look, sus tatuajes, sus declaraciones, los hilos virales que lo acunan entre los simples mortales tuiteros, cómo sobrevivió a la cuarentena o las últimas noticias que lo acercan a los fans del ‘trap latino’, el género por el con el que se ha definido su peculiar estilo musical.
El trap alimenta. El reguetón puede que nutra los ratos muertos de encierro y cuarentena, de acuerdo, pero no es suficiente. Necesitamos saber más de él, y para eso está Internet y su corazón mismo. Dios salve a la red para proveernos de alimento y salseo las veinticuatro horas del día
Lo último que nos ha encantado han sido unas fotografías del puertorriqueño, como se suele decir, en su más tierna infancia y adolescencia. Las redes sociales ya han sacado las antorchas de la conjetura y el análisis, y la caídita de ojos de sus fans es palmaria. ¿Pero cómo puede ser tan mono?
Las fotos han salido publicadas en badbunnytb, una cuenta de Instagram paralela a la oficial del cantante y han revolucionado las redes sociales. Es como abrir la caja de pandora y asomarse al pasado de Benito Martínez Ocasio (ya te contamos cómo y por qué se cambió el nombre y dio con el apodo que ha definido su fama). Lo primero que salta a la vista es el cambio físico brutal y estilístico que ha experimentado uno de los tipos con más flow erótico del mundo de la música.
El conejo malo no era entonces tan malo y travieso, a juzgar por esas gafas y ese aspecto ‘nerdy’, que seguramente entonces no tuviera tan estudiado como sus looks actuales. Llama la atención ese polo blanco de colegio privado, que parece decir ‘He sido un mal estudiante, azótame las nalgas, no me sé entera la tabla de multiplicar”. Nada que ver con su estilo actual, diseñado al milímetro: tatuajes, pelo de colores, gafas, zapatillas y caprichos; un atracón de flow que dista muchísimo de la adorabilidad y la inocencia de estas imágenes, que tienen a sus fans emocionados.
Si el Bad Bunny adolescente parece un buen estudiante que saca buenas notas, el Bad Bunny aún más niño conserva ese punto travieso en una habitación de la casa familiar, rodeado de juguetes. La sonrisa de la fotografía lo delata. Esa cara de ‘acabo de incendiar la casa, papá, mamá; más vale que abráis una ventana y saltéis”.
El propio cantante explicó esta última foto en su cuenta de Instagram con un simple: “El bebé ya tiene 25 años”.
Por si no fueran pocas noticias de rumorología y salseo relacionadas con el cantante, las malas lenguas de Internet dicen que hay clones del conejo malo rondando por el mundo en forma de pequeños niños que llevan su cara y sus gestos. Ahora todo se sabe, y como cuenta el dicho, convenientemente retocado: ‘Basta una foto publicada en Singapur para se produzca un terremoto en las redes sociales al otro lado del planeta”.
El año pasado corrió como el fuego un video de ‘Bad Bunnito’. Sí, ya sabemos que los usuarios en redes sociales están deseando alimentarse con cualquier migaja relacionada con sus ídolos, y que no son precisamente muy originales. Así fue apodado un niño desconocido por su carita bonita, sospechosamente similar a la de Bad Bunny. Se trata del hijo del futbolista argentino Darío Benedetto y la influencer Noelia Pons, una influencer.
Con las fotografías se nos para el corazón. El bebé, además de ser monísimo y disparar nuestros bajos instintos maternales, tiene un parecido brutal con Bad Bunny. Nos hace preguntarnos sobre lo azaroso de los genes. Es una suerte de versión mini; una copia a escala diminuta de uno de nuestros artistas favoritos.
¿Habrá más Bad Bunnitos por ahí escondidos? ¿Pronto dominarán el mundo con sus ojitos adorables?