En estos días en los que no tenemos más remedio que estar metidos en casa por el confinamiento provocado por la crisis del coronavirus, estamos seguros de que uno de los hábitos, de los malos hábitos, que no puedes dejar de hacer es morderte las uñas.
Parece un acto sin importancia, pero no lo es. Porque se trata del reflejo de algo mucho más complejo, que puede estar pasando en tu cabeza y del que a lo mejor no te has percatado, pero las consecuencias de morderse las uñas pueden ser bastante malas para tu salud.
El morderse la uñas tiene un nombre médico: onicofagia, y es que es un hábito compulsivo que se manifiesta porque la persona que lo sufre se come las uñas de manera inconsciente.
Este mal hábito, con el paso del tiempo, puede provocar múltiples lesiones físicas; sí sí, estás leyendo bien: como problemas en los dientes, deformación de la cutícula, infecciones, afectación por hongos o bacterias e incluso la elevación de los bordes laterales del dedo.
¿Sabías que en los casos más graves, los efectos pueden provocar incluso la pérdida total de la uña? Este hábito es posible que empiece a edad muy temprana, cuando somos niños, que se mantenga en la adolescencia y vuelva a aparecer cuando en la edad adulta tengamos algún problema o trastorno de carácter psicológico, como por ejemplo, estrés o ansiedad.
Cuando somos pequeños lo desarrollamos porque nos fijamos en otros que también lo hacen. Y cuando somos adolescentes, mordernos las uñas lo sustituimos por otro tipo de conductas como morder el bolígrafo, mover el pelo, fumar...
Lo que está claro es que si nos mordemos las uñas y queremos dejar de hacerlo, no va a ser sencillo en su inicio, porque es algo que no podemos controlarlo. ¿El motivo? No tenemos conciencia de que lo estamos haciendo.
Este acto inconsciente lo podemos realizar por varios motivos:
¿Ya no parece algo tan insignificante, verdad?
Llevarnos las uñas a la boca básicamente puede provocar que se transformen y ya no hagan su función, la de protegernos, y además, tendrás mucho más riesgo de provocarte una infección por este hábito. El problema está en que al tratarse de un hábito, un acto reflejo que hacemos inconscientemente y que se produce para combatir momentos de ansiedad, la mejor manera de atajarlo es con la ayuda de un psicólogo, que nos ayudará a elaborar pautas de comportamiento que favorezcan el control.
También estaría muy bien acudir a nuestro dentista y explicárselo para que nos haga una férula especial que impida que se puedan juntar los incisivos superiores e inferiores e imposibilitar así que se pueda cortar la uña con los dientes. Este tratamiento es muy sencillo y puede durar un mes y medio antes de que el paciente logre erradicar este hábito y ocho meses para recuperar la estética de los dedos.
Hay varios métodos para que, si tienes este mal hábito y quieres probar a eliminarlo tú solo, puedas recurrir a ellos:
Aunque hay muchos trucos y productos para dejar de comerse las uñas, como en la mayoría de los hábitos, lo más importante es tu fuerza de voluntad. Así que te recomendamos que te armes de paciencia y no te des por vencido, si no te funciona un método prueba con otro, pero no tires la toalla, dejar de morderse las uñas es posible y lo puedes conseguir. ¿A qué esperas para intentarlo?