Adiós coronavirus: dejar de tocarse la cara constantemente no es tan difícil
yasss.esMadrid
Admítelo, tú tampoco puedes parar de tocarte la caraImagen de Freepik
Seguro que ya has perdido la cuenta de las veces que te has tocado la cara en la última hora, pero no te preocupes, es normal y no estás solo. Todo tiene una explicación.
Te damos algunas pautas y trucos para que dejes de hacerlo o, al menos, minimices los riesgos.
Parece algo inevitable, y seguro que a ti también te pasa: nunca habías sido tan consciente de la cantidad de veces que te tocas la cara a lo largo del día. Lejos de dejar al descubierto un posible TOC, el principal problema de todo esto es que cuantas más veces te lleves la mano a los ojos, nariz y boca, más probabilidades tendrás de contagiarte de COVID-19.
Pero todo tiene una explicación (o varias) y existen varios trucos para que dejes de hacerlo, o por lo menos le restes peligrosidad a este gesto tan repetitivo que puede llegar a exasperarte.
Dos cosas muy básicas que pueden protegerte del coronavirus
No dejan de repetirlo tanto en la tele como en las publicaciones de Instagram, los carteles de las farmacias, las guías de riesgos laborales que nos llegan al mail desde nuestro trabajo o centro de estudios: lávate las manos y no te toques la cara.
Haciendo estas dos cosas ya está poniendo muchas barreras de seguridad para evitar el contagio ya que al lavarte las manos correctamente estás desinfectándolas, y si consigues no tocarte la cara estarás evitando poner en contacto esa extremidad, foco del contagio (piensa que con las manos abrimos las puertas, llamamos al ascensor, cogemos el móvil...) con las membranas mucosas de la cara, es decir, los ojos, la boca y la nariz, los puntos de tu cuerpo más sensibles para que el virus entre en tu organismo.
Pero claro, todo esto suena muy guay hasta que nos damos cuenta de… ¡lo difícil que es no tocarse la cara! Es probable que nunca hayas sido consciente de esto hasta ahora, que es cuando más necesitas evitar que ocurra. Todo tiene una explicación, y te la vamos a dar.
Las razones por las que nos tocamos la cara constantemente
Empecemos por algo tan frustrante como tranquilizador: que te toques la cara sin darte cuenta no es tu culpa, es un rasgo evolutivo inconsciente que proviene de la parte más primitiva de nuestra biología, el llamado sistema límbico.
Estamos seguros de que esto te está sonando a swahili, pero para que lo entiendas un poco mejor, el sistema límbico es la parte de nuestro cerebro encargada de regular las respuestas fisiológicas y emocionales de nuestro cuerpo. Con esto queremos que entiendas que la mayoría de las veces estos gestos son inconscientes e inevitables, así que no te preocupes.
Estas respuestas fisiológicas pueden ser provocadas por puro instinto, por estrés, aburrimiento o tensión, y seguro que durante este confinamiento has pasado por todas esas fases. Saber que estamos viviendo una situación de riesgo no ayuda, y basta con que nos digan que puede ser peligroso que te toques la cara para que te empiece a picar la nariz, llorar un ojo o te entres ganas de estornudar y todavía no domines demasiado lo de apuntar al codo... ¡Liada!
Y es que para los humanos, tocarnos la cara es un mecanismo para calmarnos y concentrarnos. Las poses meditativas o para mantener la atención suelen consistir en llevarse una mano a la cara, y el estrés también provoca que la frecuencia de este gesto aumente. Pero vamos a lo importante: cómo cambiar estos hábitos.
Cómo puedo dejar de tocarme la cara
Tomar conciencia: Lo primero que tienes que hacer es ser consciente del problema. Prueba a contar el número de veces que te tocas la cara de forma inconsciente durante un periodo de tiempo. Puedes utilizar la app 'Do not touch your face', que se encargará de contabilizarlas para que tomes consciencia.
Recordatorios: Puedes recurrir a los post-it en el ordenador, en la tele, en el marcapáginas del libro que estás leyendo, para recordarte que tienes que evitar tocarte la cara.
Avisos: Igual que para dejar de morderte las uñas (otro de los gestos en los que la mano va a la cara) puedes recurrir a un esmalte de uñas de color vistoso o sabor desagradable, te recomendamos que te pongas una crema hidratante en las manos de olor fuerte para que puedas detectar el aroma cuando te acerques la mano al rostro.
Poner solución a los problemas: Con esto queremos decir que si estornudas muy a menudo o te pica la nariz, tengas siempre un pañuelo de papel a mano; que si se te caen las gafas, te las ajustes para no tener que estar tocándote todo el rato la cara, cada vez que las colocas; que si te molesta el pelo te hagas una coleta o te pongas una diadema; si te pica la cara pruebes a hidratarla con una crema para pieles sensibles; y que si te lloran los ojos uses algún colirio. Detecta el detonante y busca un remedio.
Utiliza la mano no dominante: Este consejo llega desde Corea del Sur. Recomiendan usar la mano no dominante para tocar los pomos de las puertas, coger el teléfono y usar las llaves. De este modo tomaremos consciencia de que tenemos que lavárnosla con dedicación y, además, evitará que sea la que uses para tocarte la cara, que al ser un gesto involuntario suele realizarse con la mano dominante.
Guarda tus manos: En los bolsillos, tras unos guantes, cruzando los brazos… Piensa en cómo ingeniártelas para no darles tanta libertad de movimiento. También puedes mantenerlas entretenidas sujetando un boli o algún objeto antiestrés.
Relájate: Estar descansado/a, tranquilo/a, haber dormido bien. Todo influye, y como te hemos explicado, el estrés y los nervios harán que te toques más la cara. Así que medita, respira hondo y pausado, tómate una infusión, realiza estiramientos o yoga, lo que mejor te venga, pero tranquilízate.
Agua y jabón: Y si nada de esto funciona, lávate las manos constantemente. Si no puedes evitar tocarte la cara, al menos asegúrate de que tus manos están desinfectadas y libres de virus. A grandes males, grandes remedios.