Toda generación necesita espejos en los que mirar su reflejo elevado a las alturas. Ha sido así desde que la humanidad, anónima, buscó modelos que la representasen. La generación Z no es una excepción, y en Yasss nos hemos propuesto traerte a esas figuras que forman parte de tu cultura, de tus valores, del contenido que sigues y el que buscas.
Actores y actrices, influencers, creadorxs de contenido, personas virales de corazón bondadoso y referentes LGTBI con mucho que decir en el mar de la aceleración digital han pasado por nuestros artículos. Hemos escrito sobre ellxs desde el entusiasmo, el respeto y la curiosidad, aunque sin duda hay tres grandes amores que destacan en nuestra selección. Ibai, Rosalía y María Pedraza han venido para quedarse. Ellos son el corazón de la generación Yasss.
Es muy difícil que el mar de Internet, lleno de haters, incels, gente airada y hacedores de memes depresivos se ponga de acuerdo en adjudicarte el apodo de “gigante noble”, un seudónimo que Ibai se ha ganado a pulso por su buena vibra y su manera inclusiva y lúcida de hablar para todos. De los reyes a los campesinos, que diría alguna leyenda llena de polvo. Su trayectoria es impresionante.
Nadie como él para ejemplificar a la perfección la revolución que ha vivido el contenido digital y el avance de plataformas como Youtube y Twitch en la carrera (a veces delirante) por la atención de la audiencia. No se explica, si no es por su talento y su olfato para entretener, cómo en poco más de ocho años ha pasado de ser caster para la LVP a convertirse en uno de los creadores de contenido más revolucionarios del panorama hispanohablante. Lo han acompañado en ese viaje sus compañeros en la famosa mansión.
Sería difícil muy resumir qué tiene Ibai para congregar a una comunidad masiva frente a sus móviles y sus ordenadores. El vasco hace de enlace entre lo nuevo, la generación Z; también lo viejo (para Internet): esos millennials que lo admiran; incluso lo netamente boomer ha acabado por agachar la cabeza y admitir que estamos ante alguien que va mucho más allá de un creador de contenido sentado frente a su ordenador haciendo streaming, y para ejemplo, esos periodistas de la vieja televisión (Pedrerol, Juanma Castaño) que tratan de entender por qué un vasco de apenas 29 años ha conseguido desbancar a la prensa deportiva tradicional.
Hitos como crear su propio podcast, Hablando Tranquilamente, ser invitado a una cena de cumpleaños en la casa de Messi, organizar un concurso mundial de globos y tantas otras idas de olla maravillosas que acaban con un resultado espectacular: eventos con una audiencia que rompe techo tras techo y no parece haber encontrado aún cima en la que aterrizar.
En nuestro ranking de los amores por los que suspira la generación Yassss podría entrar también Ester Expósito, pero María Pedraza nos resulta un poquito más humana en sus papeles, más alcanzable, más emocionante; y además, siempre con estilazo y cambios de peinado que nos flipan. Cada nuevo look de la actriz es un acontecimiento, y cualquier proyecto profesional futuro que emprende es garantía que volverá a enamorarnos y a dar la talla delante de la cámara. Es una actriz que ha sabido escoger a la perfección su rumbo profesional y, a base de tesón, esfuerzo y talento, ha logrado su propio nicho de audiencia: una fiel comunidad, con casi 12 millones de seguidores en Instagram, y subiendo.
Profesional y sentimentalmente no le puede ir mejor. Vive muchos momentos de amor y lujo con su pareja, el actor Álex González, y nadie duda ya de que es una de las grandes actrices de la generación de estrellas salidas de la cantera de Élite. Hay María Pedraza para rato. Estamos deseando ver qué saldrá de sus nuevos proyectos. ¿El regreso por todo lo alto a la danza? ¿Alguna película que traiga a la pantalla a la María Pedraza bailarina? Seguro que pronto lo sabremos.
En su terreno, no se le puede pedir más a Rosalía (si quieres algunas curiosidades sobre ella, aquí las tienes). La cantante, que sale con otro de los grandes de la música urbana, nos enamoró con ‘El mal querer’ hace cuatro años. Queda lejano ese disco, calificado por algunos críticos como absolutamente perfecto. Una obra que aunaba alta cultura, referencias simbólicas y un universo personal, a medio camino entre la España doliente y folklórica, la música electrónica, el trap y un largo racimo de símbolos en los que escarbar hasta poner los ojos en blanco. Miga pura.
Eran canciones que podían ser leídas y escuchadas desde muchos prismas diferentes, sea la pura pasión por los sonidos flamencos y la polémica por la apropiación cultural o por las letras con recaditos ocultos con las que buscar las claves de su historia trágica de amor con C Tangana.
Tiene la catalana olfato y estética de sobra para que se siga hablando de ella, se imiten sus looks y hasta se cuestione cada decisión autoral que toma. Hace dos años, Rosalía sabía que para estar en la punta de la lengua de media humanidad le tocaba redefinir su estilo y empezar a colaborar con los grandes de la música urbana. Ha posado, bebido y cantado con Bad Bunny, Bad Gyal, J Balvin, El Guincho, The Weeknd y otras tantas megaestrellas del reggaetón. Si la palabra sinergia y colaboración trae el maná, el dinero y la audiencia, ella se los ha llevado a la boca con un tocar de las palmas y un perreo maestro.
De acuerdo, se le puede reprochar que en estos últimos tiempos quizá se haya acomodado demasiado en los cojines de su trono, del que ya no necesita bajar. Algunos la acusan de haber idiotizado y simplificado hasta extremos intolerables su música para seguir generando ruido. Según sus haters, su última canción, ‘Saoko’, parece escrita por un mono que patalea sobre el traductor de Google. En fin, los designios del tra, tra son misteriosos y no es cuestión de contaminar el entusiasmo que provoca entre los Z. Rosalía ha trascendido, trasciende y trascenderá. No sabemos si por los siglos de los siglos, pero al menos en las próximas décadas.