Limpiar las brochas de maquillaje para evitar infecciones: cómo y cada cuánto hacerlo
No todas las brochas necesitan el mismo cuidado
Debes limpiar las brochas de maquillaje para evitar infecciones en la piel
Hay un paso en la rutina de belleza de las beauty bloggers que no cuentan nunca en Instagram: cómo limpian sus brochas de maquillaje. Una mala limpieza puede condenarnos a brotes de acné y enfermedades epidérmicas; usar brochas sucias es como escarbar en el barro y pasarte después las manos por la cara.
Es muy importante limpiar las brochas con regularidad y correctamente. Pero, ¿cada cuánto tiempo? ¿Y cómo debemos hacerlo? No puede ser con productos abrasivos, que puedan ser nocivos para nuestra piel: en la medida de lo posible, deberían respetarla. Además, las brochas limpias nos durarán muchísimo más. Por eso, en Yasss nos hemos puesto manos a la obra para explicarte cómo limpian sus brochas los maquilladores.
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¿Cuándo limpiarlas?
Lo más importante es saber que cuando las cerdas de la brocha empiezan a caerse es el momento de cambiarla. Pero, para atrasar ese momento lo máximo posible, es importante no dejar que el producto se apelmace en los pelitos de la brocha: así es como se debilita.
Es cierto que lavar las brochas da un poco de pereza. Es un ritual para el que necesitas sacar unos minutos, pero es muy necesario. En cualquier caso, dependiendo del tipo de brocha y el uso, habrá que lavarlas más o menos a menudo. Las que usamos para productos líquidos, como las bases de maquillaje, tendremos que lavarlas como mínimo una vez a la semana, porque son las que más suciedad acumulan. Pero si hablamos de las brochas de polvos, como las que usamos para coloretes o fijadores, lo suyo es lavarlas como mínimo una vez cada quince días, y las de sombras, al menos una vez al mes.
El cómo es fundamental
Para empezar, ¿cómo son tus brochas? Si son de fibra natural, lo mejor es usar un limpiador suave, como si nos lavásemos el pelo. Hay profesionales que recomiendan usar directamente champú, ya que estas brochas son muy delicadas y necesitan un cuidado especial. Con estas brochas es muy importante no presionar hacia abajo la cabeza, porque las cerdas son especialmente sensibles y se puede desmontar fácilmente.
Por el contrario, las brochas sintéticas soportan limpiezas más agresivas. Se puede usar cualquier tipo de jabón para limpiarlas, desde champús a jabones líquidos de manos, ya que es más fácil retirar la suciedad de estas cerdas que de las de pelo natural. Con agua, espuma y movimientos suaves podremos deshacernos de los restos de maquillaje sin problema.
Hay recipientes específicos para limpiarlas, como cuencos o guantes limpiadores con relieves para eliminar el producto acumulado. Si no tienes nada de eso, con frotar la brocha contra la palma de la mano bastará. Es importante lavarlas siempre en la dirección del pelo, es decir, que el agua vaya desde la base del pelo a la punta, intentando mojar lo menos posible el mango de la brocha.
Otra opción es llenar un baso con agua caliente, añadir jabón y limpiar dentro las brochas. Puedes dejarlo reposar unas horas y después, con movimientos circulares, limpiar las herramientas dentro del vaso. Una vez tengas las brochas limpias, enjuágalas con agua fría.
La doble limpieza y el secado
La doble limpieza está indicada sobre todo para aquellas brochas que usamos con bases y correctores: en definitiva, con productos líquidos. La idea de este sistema es usar aceite para deshacer más rápidamente el maquillaje, porque a veces estos productos no se retiran únicamente con jabón.
Coge cualquier tipo de aceite: almendras, oliva, girasol… y viértelo en un papel de cocina o toalla. Después, pasa las brochas por encima con delicadeza, intentando que el aceite roce todas las partes de la brocha, no solo el pelo más superficial. Después habrá que hacer una limpieza con jabón, tal y como hemos dicho antes.
Otra opción es añadir, en un vaso con agua tibia, un poco de jabón líquido y algo de aceite, para después meter las brochas y dejarlas reposar unas horas. Pasado ese tiempo, tendremos que limpiarlas con jabón y aclararlas con agua fría, aunque no hará falta insistir tanto esta segunda vez.
Por supuesto, está la opción de los gadgets: para los más vagos, hay limpiadores eléctricos de brochas a partir de 15 euros, con los que solo tendrás que enchufar el aparato. Los maquilladores usan también limpiadores específicos para brochas en spray, que se rocían sobre el pincel para retirar el maquillaje y poder usarlo inmediatamente después. Sin embargo, tendremos que limpiar las brochas a fondo asiduamente.
Uses lo que uses, es muy importante que las brochas estén secas antes de volver a usarlas. Evita acercarlas a secadores, porque el calor agresivo puede deteriorar las cerdas de la brocha. Lo mejor es que las dejes secar extendidas sobre una toalla, en horizontal, antes de guardarlas verticalmente.