Criptomonedas, inversiones, etc. Son palabras que hemos escuchado decir a nuestros amigos e incluso a nosotros mismos y es que, aunque pudiera parecer lo contrario, los jóvenes de la generación Z también invierten, aunque con sus particularidades. Sus inversiones se diferencian a las de otras generaciones.
Es más, según datos de la plataforma de comercialización entre particulares de ediciones limitadas StockX, el 49% de los jóvenes españoles de la generación Z ha comprado colecciones especiales de zapatillas deportivas como un activo de inversión. Es decir, casi la mitad de los jóvenes españoles han comprado este tipo de deportivas con este fin.
Y es que una de las particularidades de los 'centennials' a la hora de invertir es que invierten en términos generales con un mayor riesgo por la promesa de unos mayores rendimientos, lo que explica su preferencia por activos como las criptomonedas: "En los últimos años, hemos visto cómo una nueva generación de consumidores se aleja de las inversiones tradicionales, como las acciones, e invierte en artículos que les interesan a un nivel emocional y cultural. Productos como las zapatillas, la ropa y los objetos de colección funcionan ahora como activos alternativos: ofrecen tanto 'engagement' cultural como beneficios constantes", ha señalado el director de StockX Derek Morrison para EMEA.
A día de hoy, la inversión alternativa es una de las apuestas preferidas por los inversores, con apuestas variadas que van desde el capital riesgo hasta los inmuebles o el arte. Además, el consejero delegado de Saisho, Carlos Suárez, explicó a Europa Press que el arte puede actuar de activo refugio en épocas de alta inflación o de conflicto, ya que siempre tiende a revalorizarse.
Sin embargo, no es este el caso de las prendas de ropa. Aunque comparten ese componente de escasez, especialmente si se trata de una colección exclusiva, tienen el inconveniente de que siempre se toma como valor de referencia el precio de venta inicial, en tanto que son artículos "muy de nicho", lo que hace que su demanda potencial "sea mucho menor", según Suárez.
No obstante, una obra de arte tiende siempre a revalorizarse y depende más del artista que la crea. "Si el artista se pone de moda, todos los coleccionistas quieren comprar y tiran del precio hacia arriba", explica Suárez. Para el consejero delegado de Saisho, el caso de las zapatillas se parece más al de los cromos, que en algunos mercados han alcanzado cifras altísimas en comparación con su precio inicial, o de los artículos de anticuario, que se restauran y se venden años después.