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¿Cómo se ganaban la vida J. Balvin, Bad Bunny y otros reggaetoneros antes de triunfar?

La fama no le llega a todo el mundo de la misma forma. Muchos de los artistas que hoy son grandes figuras del espectáculo han vivido un largo camino de esfuerzo y dificultades hasta llegar a la meta. Por el camino, largo y tortuoso, hay que comer, pagar facturas, cumplir con unas cuantas bocas que alimentar. Así ha sucedido a lo largo de toda la historia. Salvo que uno proceda de una cuna rica y haya probado el cuerno de la abundancia desde la niñez, las condiciones materiales siempre juegan en contra de cualquier ser humano que quiera abrazar su pasión. Muy pocos tienen la suerte de poder hacerlo, especialmente en la música, jungla de competencia feroz.

Es el caso de muchos reguetoneros, que años antes de ser figuras de renombre reconocidas en todo el mundo por su música y su capacidad de influencia, se ganaron la vida con trabajos de lo más variopinto, que nada tenían que ver con su vocación y talento para mover masas. Llenar salas de conciertos y alcanzar públicos masivos con sus temas solo ha llegado después de mucho tiempo dedicado a tareas terrenales.

Maluma

El eterno soltero de oro (tuerce la nariz cuando le hablan de comprometerse y encontrar el amor) y ‘rey de las babys’, como él seguramente se llamaría a sí mismo, tuvo una vida entre césped y canchas antes de poner a media humanidad a bailar con ‘Felices los 4’ y conseguir su inmensa fortuna.

Es un hecho: si la música no se hubiera cruzado en su camino, Maluma habría apostado por su carrera de futbolista. Consiguió jugar en divisiones inferiores durante varios años, en el Atlético Nacional y el Equidad Club Deportivo, respectivamente.

Ozuna

Juan Carlos Ozuna Rosado, el “negrito de ojos claros”, es indiscutimente uno de los referentes del reguetón, y figura fundamental de la escena urbana de Puerto Rico, un auténtico templo del talento que nos ha dado algunos de los nombres más conocidos del género.

Se sabe, porque él mismo lo ha contado, que antes de triunfar y estrenar ‘La ocasión’ en 2016, el single viral que pondría su vida patas arriba, tuvo que desempeñar todo tipo de trabajos precarios, algunos tan curiosos como el de limpiabotas en una céntrica calle de su ciudad natal.

“Si hay que lavar carros hay que lavar carros”, explicó a la revista People. “Si hay que lavar platos, se hace, y todo eso hay que disfrutárselo. Trabajé en McDonald's, fui limpiabotas. Hice de todo en la vida, trabajos honrados y me lo gocé mucho”.

Don Omar

Pastor evangélico. Sí, has oído bien. Antes de repartir música en las bocas, Don Omar repartía el cuerpo de Cristo entre la feligresía joven de una iglesia; un trabajo que, de hecho, seguía desempeñando en cierto modo cuando perreaba sobre un escenario.

No era raro verlo bendecir al público y reservar algunos minutos para la oración y el arrepentimiento cristiano.

J Balvin

Hubo un tiempo en que J Balvin no disfrutaba de botellas de Möet Chandon para desayunar ni podía darse paseos terrestres con alguno de sus supercoches de lujo, o aéreos, encajonado en el asiento mullido de su avión privado.

Joyas, relojes, casas y coches solo eran elementos soñados de una vida mucho más pegada a pie de tierra. Mientras daba sus primeros pasos cantando en las reuniones familiares y en algunos eventos privados, Balvin era ‘pintor de brocha gorda’. Trabajó durante algún tiempo pintando casas para gente acaudalada de la ciudad de Miami.

“Recuerdo que hace unos años mi papá me prestaba su carro. Pintaba casas en Miami y ahora ando viviendo un sueño. Muchas veces, mi exnovia me invitaba a comer porque yo no tenía suficiente”

Bad Bunny

El conejo malo con más flow y buena vibra del mundo del reguetón, con sus salidas de enfant terrible , tan sabrosas para la viralidad y el alimento de Internet, lleva una carrera meteórica (¿sabes por qué escogió su nombre?). A estas alturas, éxitos de su primera época como ’Krippy Crush’, ‘Mala y peligrosa’ o ‘Soy peor’ parecen estrellas lejanas en un firmamento de canciones brutales, destinadas a mantenerse siempre en el panteón de los dioses del género urbano.

Hace meses, gracias a una fotografía que se hizo viral en internet, el mundo se enteró de cómo se ganaba la vida antes de famosear y entrar en ese nirvana de lucha libre, coches, mansiones y notoriedad. En ella puede verse al cantante con un chaleco azul de empleado y unas adorables gafas de nerd colocando productos en uno de los supermercados de la cadena Econo. Un caso parecido al de Nicky Jam, que también trabajó embalando productos en una cadena de supermercados de Puerto Rico. ¿Alguno de los dos le cantaría algún temazo (de los de perrear hasta el suelo) a una de esas ancianas que le preguntaba en qué estante podía encontrar el detergente con aroma a lavanda?