Una entrevista de trabajo casi siempre es todo un evento y necesita preparación, no solo en cuanto a la empresa y tus conocimientos, pero también sobre tu propia imagen personal. La impresión que tus futuros empleadores tengan de ti depende de muchas cosas, entre ellas, de la elección de vestuario, maquillaje o peinado. Dicen que la persona que tenemos enfrente tarda siete segundos en formarse una opinión de ti, así que una buena imagen puede ser fundamental.
En lo que se refiere al ‘outfit’, ya sabemos que para muchos expertos la clave está en los colores neutros y prendas que no quiten la atención de tu discurso, aunque lo mejor suele ser usar tu propia ropa. Quizás sería interesante echar un vistazo al código de vestimenta de la empresa donde vas a hacer la entrevista, para emularlo. Pero la ropa no es lo único que importa: también el maquillaje y el peinado pueden marcar la diferencia. Te lo contamos en Yasss.
La primera entrevista de trabajo siempre es todo un evento. Una vez escogida la ropa que llevaremos, hay que controlar el tema del peinado. Es muy importante llevar el pelo limpio, si es posible, del mismo día, para que no acumule olores. Si usas gominas o geles fijadores, que sea con moderación, para que no parezca pegajoso. Evita llegar a una entrevista con el pelo desorganizado, mojado o sin peinar: denota dejadez y falta de interés.
Escoge tu peinado en función de la imagen que quieras mostrar y a cómo te sientas con él. Sabes que, si estás cómoda y contenta con tu estilo, eso se manifestará en tu estado de ánimo: elige siempre una opción con la que estés conforme y te sientas tú misma.
Más allá de eso, los empleos más formales suelen exigir cortes rectos y lisos, que están relacionados con la seriedad o la profesionalidad, y los más creativos dan mucha más libertad. El pelo liso puede favorecer mucho a según qué rostros, pero el recogido es una buena opción que, si se sabe hacer bien, puede hacer que te perciban como una persona con intereses, ganas y control de la situación. A continuación, te traemos una lista con algunas ideas:
Las trenzas son un peinado muy de moda que, además, conjuga juventud y seriedad. La de espiga, por ejemplo, es bastante elegante y muy efectiva, y te permitirá aplicar un maquillaje suave para complementar tu look.
La trenza lateral y baja es otra opción a tener en cuenta: puedes hacerte una coleta y acabarla en una trenza, pero dale un acabado más cuidado, para que no parezca que acabas de salir del gimnasio.
Si optas por una coleta, la opción más socorrida es a mitad de la cabeza: si además tienes flequillo, lo tendrás todo hecho. Pero si prefieres hacerte un moño (una opción perfecta, siempre) podrás elegir entre uno más bajo o uno más alto. El primero, si se hace poco exagerado y con la ralla al medio, dará un aspecto apacible, tranquilo y profesional, además de que no se tarda casi nada en prepararlo.
Por su parte, los moños altos son muy elegantes, pero es fácil que acabes con un look muy ‘extra’ si lo exageras demasiado. Evita dejar el pelo muy tirante sobre la cabeza. El moño italiano también es una buena opción, elegante, favorecedor y fácil de hacer, aunque puede resultar demasiado formal.
Una opción eficaz y habitual es llevar la melena extra lista, aunque debe ir muy bien cuidada y peinada para lograr el resultado adecuado. Todo depende del corto de tu melena: si es un bob o una media melena, puedes peinarla lisa y recogerla detrás de la oreja. Es un look que aúna naturalidad y elegancia.
Las melenas con ondas también son una buena opción para una entrevista de trabajo: da una imagen natural, sofisticada y cuidada. Lleves la melena del largo que lo lleves, este es un look perfecto para proyectar la confianza que quieres dar a tu potencial empleador.
Todo depende del tipo de pelo que tengas: su rizo, espesor, color... como ya hemos dicho, la clave está en escoger un peinado con el que estés cómoda y te veas bien. El resto vendrá rodado, ¡ánimo!