Seguro que cuando llega el fin de semana te entra una pereza mineral. No tienes muchas ganas de ponerte a trastear en la cocina. Después de una resaca celestial o de un día de procastinación, no hay gesto más automático que tirar de Glovo o de Uber Eats y ordenar una pizza de tamaño pantagruélico para saciar esa hambre que ya te ha llevado a desbloquear el móvil y abrir la aplicación, antes incluso de saber lo que vas a pedir. Este gesto tan sencillo, elegir comida, se ha vuelto de lo más natural en tiempos de Covid. Los derrelictos de la pandemia instauraron un panorama uberizado de ciudadanos confinados que pedían como locos comida traída a toda mecha a la puerta de casa.
En cuestiones de delivery o comida a domicilio, podríamos pensar que existe una tendencia estándar en todo el mundo a la hora de elegir pizza, hamburguesa o platos más complicados, pero lo cierto es que en ese asunto tan sencillo, la gula, hay todo tipo de preferencias. En Europa triunfa un tipo de pedido; en Australia, otro, y así hasta abarcar cualquier territorio. Con las posturas sexuales, ocurre lo mismo. Cada país prefiere una distinta.
Un estudio de la marca de seguros Money Beach nos lo pone fácil, pues ha elaborado un mapa de lo más completo para ilustrar las preferencias en comida a domicilio de casi todos los países del mundo.
En Europa gusta mucho este producto, sello de identidad y auténtica religión en el país de la bota. La pizza es la clara ganadora en 44 países, con un buen número de ciudadanos a los que les chifla sentir la textura del queso y los labios manchados de tomate y las distintas combinaciones de toppings, haciendo el clásico portafoglio (folio doblado) con la porción.
España, Francia, Italia, Polonia, Alemania, Austria o Bélgica, entre tantos otros se decantan por esta opción cuando se trata de pedir comida a domicilio y arreglar un día que anunciaba desastre en la cocina o desnutrición. La prefieren también en un país justamente famoso por su tipo de masa y su forma de hacer la pizza, muy distinta a la de Italia o a la de Norteamérica, más gruesa y calórica. Lo habrás adivinado: Argentina.
En Turquía adoran la pasta si se la traen a la puerta de casa y conserva algo de su esencia italiana.
La madre Rusia tiene algo que decir sobre su comida predilecta; algo parecido a lo que ha hecho Putin con Ucrania y su guerra ilegal: un enorme kebab humeante a su imagen y semejanza, después de un reguero de sangre y destrucción.
Unos buenos noodles o un cuenco de arroz con su correspondiente razón de proteínas especiadas triunfaría en Reino Unido, Irlanda, Hungría, Grecia y Chipre.
Si nos vamos al continente americano, la comida china, o en su defecto, la pizza, también son las comidas a domicilio más pedidas por el público. Lo mismo ocurre en algunas partes de América del Sur como Chile, Ecuador o Bolivia. Triunfa en 29 países.
En países como Jamaica, Canadá o El Salvador prefieren por clara mayoría un fish and chips con su buena fritura, poco grasienta y en su punto.
La noticia bomba es que en Dinamarca, con sus paisajes congelados y sus exiguas horas de luz, aman las tapas por encima de cualquier otro tipo de delivery.
Portugal, Suecia, Rumanía y Ucrania (en los tiempos que corren, estos lo tienen un poco más difícil para quedar con el repartidor) se desmarcan de la tendencia de la masa artesana y son más de sushi y productos japoneses en general.