El coronavirus ya es una pandemia, es decir, el virus COVID-19 ya está prácticamente en todos los países del mundo, y si no ha llegado todavía a alguno, es probable que llegue en los próximos días.
En España estamos en pleno momento de cambios y de medidas extraordinarias para conseguir que no se colapsen los hospitales porque nos estamos poniendo malos todos a la vez. Ahora mismo la prioridad no es la cura, sino el contagio masivo que pueda hacer colapsar el sistema sanitario.
Para ello, se han suspendido las clases en varias Comunidades Autónomas, como Madrid, se han cancelado vuelos internacionales y se ha recomendado el teletrabajo. También se han cerrado espacios como teatros y museos, y se ha pedido a los estudiantes que no vuelvan a sus casas para no llevarse el coronavirus a visitar otras provincias, que el coronavirus no tiene ninguna necesidad de hacer turismo.
Es importante que no alimentemos la histeria y que no difundamos bulos o información que no sea oficial. Tenemos que ser responsables. TODOS. No nos quedemos en lo fácil, que es exigir responsabilidad al Gobierno y a Sanidad, y entendamos cuanto antes que cada uno de nosotros tiene que contribuir y pensar en la colectividad.
Sin embargo, hay que reconocer que en el fondo estamos un poco asustados e igual sí que se nos ha ido un poquitito la pinza. El mejor ejemplo para ver esto han sido los supermercados y la locura que nos ha dado por arrasar con todo. En cuanto escuchamos que se cancelaban las clases y comenzaba el teletrabajo nos lanzamos de cabeza a los supermercados para llenar nuestras despensas con provisiones.
Es comprensible hacer una pequeña compra de básicos y de alimentos no perecederos. Pero, ¿realmente necesitamos 80 rollos de papel higiénico? ¿Qué nos ha pasado con esto?
Situaciones extraordinarias requieren medidas extraordinarias. Y compras extraordinarias. A alguien se le ocurrió la gran idea de comprar como si fuéramos a vivir en búnkeres durante los próximos tres años y esta idea se fue extendiendo hasta que llegó a las redes sociales y a los medios de comunicación. En cuanto se difundieron las imágenes de los supermercados vacíos de alimento cundió el pánico.
A pesar de que los directivos de las grandes cadenas de alimentación han asegurado que el abastecimiento está asegurado, la gente hace un poco lo que le da la gana. Y de repente todo el mundo necesitaba comprar papel higiénico.
Nosotros nos llevamos las manos a la cabeza y tratamos de entender esta situación, sin éxito. Pero los expertos tienen una respuesta: "Cuando la gente se entera del coronavirus, tiene miedo de perder el control. Y el papel higiénico se siente como una forma de mantener el control sobre la higiene y la limpieza". Son las palabras de Niki Edwars, científica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Queensland.
Lo cierto es que, en una cuestión de salud pública, la salud mental pasa a segundo plano y estamos estresados y ansiosos, ya que esta situación nos está superando a todos. Primero se agotaron los geles desinfectantes y las mascarilas, y ahora el papel higiénico.
Es comprensible que, ante una pandemia, se nos vaya un poquito la cabeza con los productos de higiene. Pero también hay que tener que prestar atención a estos efectos secundarios de la crisis del coronavirus. Porque los pensamientos que nos llevan a obsesionarnos con la limpieza y la compra de ciertos productos no son racionales. Por eso, también, es importante que confiemos en nuestros sanitarios y nos dejemos aconsejar por ellos. Porque nosotros, en el fondo, no somos expertos, y aunque parezca que nuestras ideas pueden tener sentido, podrían llegar a ser contraproducentes.
Brian Cook, de la Universidad de Melbourne, lo tiene claro: "Sospecho que esto es una reacción al estrés. Necesitan un elemento que les haga sentir cómodos y seguros. Sentir que nos quedamos sin papel higiénico nos produce asco. De todas formas, el papel higiénico ocupa mucho espacio y parece que se agota antes. Además, mucha gente relaciona la enfermedad y los mocos con el papel higiénico, y se imaginan a ellos mismos necesitándolo realmente si se ponen enfermos. Por último, el papel higiénico es barato y fácil de conseguir, y el hecho de comprarlo le hace sentir a la gente que ya están haciendo algo".
Por cierto, como curiosidad, ya hay una calculadora my fácil de usar que establece cuánto papel higiénico necesitas para pasar la cuarentena.