El ritmo académico ha cambiado de la noche a la mañana en las comunidades que potencialmente ya son un foco de contagio del coronavirus. El primer día sin guarderías, colegios ni universidades en Madrid, Vitoria, Labastida y Laguardia, en el País Vasco ha llegado y toca acostumbrarse a un nuevo escenario: alumnos en sus casas y los profesores en las aulas intentando preparar a toda prisa un plan de formación a distancia.
La formación online se ve como la gran solución para tratar que los alumnos no desconecten tanto. En un principio tendrán que permanecer mínimo en sus casas hasta el 26 de marzo. Y, aunque estas herramientas a distancia cumplan bien con la función de refuerzo y de comunicación profesor-alumno, no tienen la misma efectividad para todos los casos.
El problema más serio se plantea para los alumnos de 2ª de Bachillerato que tienen por lo general la prueba de Selectividad en junio y a los que este parón puede hacer más daño. ¿Cómo va a afectar el coronavirus a la EVAU? Es la pregunta que ayer todos se hacían y, por suerte, la respuesta no ha tardado en llegar por parte de las universidades madrileñas.
Estas han sido las primeras en contar con un nuevo plan que admite modificaciones de las fechas acostumbradas en el calendario. Por lo pronto optarán por retrasar dos semanas el calendario académico y de matrícula para paliar los efectos del parón en la actividad docente decretada por la Comunidad de Madrid como medida preventiva frente al coronavirus.
¿Y qué pasa con la EVAU? Lo que antes era la antigua Selectividad también sufrirá un retraso de dos semanas tal como han acordado los rectores de las seis universidades públicas de la región, aunque por ahora no hay fijada una fecha concreta. Lo mismo pasará con los exámenes finales universitarios, las prácticas externas, la entrega de TFG, TFM o la defensa de tesis doctorales. Se trata de adaptar los tiempos a las nuevas circunstancias.
Y, si cuando se habla de Madrid siempre se dice que en esta ciudad hay de todo menos madrileños, que todo el mundo es bienvenido y que la capital acoge a todos, lo que ha pasado tras saltar la alarma por el coronavirus es que cientos de universitarios, que saben que tendrán dos semanas de clases a distancia, se han lanzado a una especie de fuga de la capital para alejarse del foco. El problema de esta decisión: no se sabe si podría suponer más riesgos para el contagio.
En Madrid hay 300.000 alumnos que cursan sus estudios universitarios y uno de cada cuatro son de fuera y eso lo han tenido en cuenta colegios mayores y residencias. Ante este nuevo escenario que se ha planteado, algunos de estos centros han optado por cerrar sus puertas durante estas dos semanas para evitar aglomeraciones en salones, comedores o habitaciones haciendo que los estudiantes vuelvan a sus casas.
Una medida puntual porque no hay una norma que obligue a que los estudiantes tengan que abandonar estos centros y, si esto puede ser en realidad algo menos seguro para controlar el contagio. La decisión por ahora la tienen ellos y, ante el miedo, los hay que prefieren pasar la cuarentena en su casa y otros que lo hacen por petición de los familiares para garantizar que fuera de Madrid estarán más seguros. Lo cierto es que, mientras que no haya una norma que prohíba las salidas, el ruido de las ruedas de maletas empieza a ser continuo en los centros de estudiantes y residencias.