Sostén, wonderbra, brassier, sujetador… carga con multitud de nombres históricos una de las prendas más importantes en la vida las mujeres. El cuidado de la ropa interior es una de las áreas de la vida privada que muchas personas descuidan, por desconocimiento o por simple procastinación. De hecho, ¿sabes elegir la talla correcta?
Sin embargo, es fundamental conocer la mejor forma de lavar tus sujetadores, cómo conseguir que te duren mucho más tiempo o con qué regularidad tienes que limpiarlos y sustituirlos por otros. Porque, ¿quién no ha cometido el pecadillo de ponerse prendas interiores que han estado en contacto con su cuerpo más tiempo del que deberían?
Te desgranamos algunos consejos básicos para que los tengas siempre listos y perfectos.
Da lo mismo si eres más de brassier con aros o si detestas ese tipo de modelos y utilizas otro tipo de sujetadores más cómodos. Los cuidados son, esencialmente, los mismos.
El paso previo fundamental estriba en escoger ropa interior de cierta calidad para que los lavados y el paso del tiempo no se conviertan en un auténtico drama que haga sufrir tu cuenta corriente más de lo debido. Con los sujetadores en particular, es mejor invertir un poco más de dinero y adquirirlos resistentes y de buenos tejidos. Durarán más, y no sufrirán tanto en los lavados.
De acuerdo, seguro que tendrás tu favorito, tu segunda piel, esa maravilla con la que te ves estupenda delante del espejo. Ahí no te corregiremos. La tentación es transparente y precisa. A todo el mundo le da por autoengañarse alguna vez. “Bueno, no pasa nada si lo uso un par de días más”. “No he sudado tanto, seguro que no está tan sucio”. “Las bacterias, ah, eso no existe”.
Pese a que no hay un consenso claro, la lógica y el sentido común dicen que esta prenda debe lavarse al menos una vez a la semana para evitar la aparición de microorganismos en el tejido (sí, la ropa coge bacterias, como cualquier otra superficie). Preferiblemente, cada cuatro días sería lo ideal, y mejor si es cada dos. Todo depende del número de sujetadores que utilices normalmente. Si cuentas con muchos recambios, no tendrás ningún problema con la lavadora semanal. Con dos o tres usos, sería hora de mandarlo al barreño de las prendas por lavar. Como máximo, cuatro o cinco usos, no hagas trampas.
Si tú no le das amor y estabilidad a tu pecho, no seremos nosotrxs quienes te arrastremos del pelo a la tienda de lencería o al centro comercial para que te hagas con algunos modelos nuevos. Lo que sí tienes que saber es que los sujetadores, como cualquier otra prenda, tienen fecha de caducidad.
Con el uso y el paso del tiempo pueden dejar de ser cómodos, deformarse, y acaban convertidos en prendas más o menos inútiles a las que, de acuerdo, les guardas un cariño especial, como ese pijama roñoso que sigues poniéndote por razones indefendibles, pero que, en puridad, ya no cumplen bien su función. Cuando un sujetador se ha dado de sí, deja de dar buen soporte al pecho.
Es recomendable tener cuatro o cinco recambios listos. Depende estrictamente del uso que le des, pero si cuidas con mimo un sujetador y lo usas una vez a la semana, puede durar hasta un año. Si es una vez al mes, porque tu cajón de la ropa interior es una pradera del tamaño de Pakistán, hasta cinco años.
Para saber si es hora de jubilar un sujetador, fíjate sobre todo si mantiene la forma. Otro dato para saberlo es contar cuántas veces te lo ajustas instintivamente a lo largo del día o cómo luce debajo de la ropa. Si las copas se marcan debajo de la camiseta, mala señal, podría haberse dado de sí.
Si te lo ajustas muchas veces, la banda se desliza hacia arriba todo el tiempo o los tirantes se caen más de lo que te gustaría, podría ser que se hubiera deformado o perdido soporte, y por tanto sería hora de buscar uno nuevo de tu talla. Escogerla mal es otro de los errores más típicos.