Los tampones, como las compresas o la copa menstrual, son productos que absorben el flujo de la regla. En el caso de los primeros, están hechos de algodón con forma cilíndrica, y pensados para poder ser insertados fácilmente en la vagina. Dependiendo del tamaño del tampón, absorberá mayor o menor cantidad de sangre.
Hay gente que cuando tiene la regla solo quiere usar tampones, y otras personas que los odian con toda su alma. Si aún no has probado este método y sientes curiosidad, en Yasss te damos los trucos para probarlo.
Para la primera vez, quizás lo mejor sea escoger un tampón con aplicador y fino, y utilizarlo cuando tu flujo sea de moderado a intenso, para insertarlo con mayor facilidad. Lo más cómodo de los tampones es que son fáciles de encontrar, y lo peor es que son bastante caros. Un paquete puede rondar los cuatro euros, en parte porque por el momento y con la excepción de Canarias, en España los productos para el flujo menstrual no se consideran de primera necesidad y soportan un 10% de IVA. Tener la regla no es precisamente un chollo.
Pero volvamos al lío. Antes de empezar, lávate las manos y trata de relajarte: los nervios harán que tus músculos se tensen y pueden complicar la inserción. Repasa con los dedos tu cuerpo y averigua dónde debes insertarlo, quizás con un espejo. Identifica las partes de tus genitales: desde el ombligo, el primer orificio es la uretra, el último es el ano y el del medio es la abertura vaginal, donde debes introducir el tampón.
Desenvuelve el tampón y siéntate en una posición cómoda: sentada con las piernas abiertas, en cuclillas o con una pierna sobre el retrete. Después de encontrar la posición, sostén el tampón con el pulgar y el índice, separa los labios vaginales y coloca el tampón en diagonal, siguiendo la forma de tu cuerpo. Asegúrate de dejar la cuerda fuera y empuja el tampón, apuntando hacia la parte baja de tu espalda.
Si has usado un tampón con aplicador, retira la capucha de plástico y tírala a la basura, asegurándote de que la cuerda quede visible. Si has usado uno sin aplicador, empuja con tu dedo índice el tampón hacia el interior de tu vagina, dejando también a la vista la cuerda. Recuerda lavarte las manos después, para evitar posibles infecciones, y cambiar el tampón cada seis u ocho horas, en función de tu flujo. Evita usar uno para dormir, y aprovecha los diferentes tamaños en función a los mililitros de sangre.
Los tampones no son el único método para absorber el flujo. Además de las compresas clásicas, ahora hay compresas reutilizables, mucho más ecológicas, que se pueden comprar en la farmacia y lavar después de cada uso. También puedes probar la copa menstrual, un recipiente que se introduce en la vagina. A diferencia de los tampones, no absorbe tu sangre, sino que la recoge hasta que la extraes, y también es reutilizable: puede durar hasta diez años.