Un año más con el calor del verano llega la eterna disputa entre los que prefieren esta estación del año y los que son más del frío del invierno. Pero está claro que lo que marca la diferencia para definir si nos gusta o no el calor son los planes que tengamos en verano. Si este va a estar repleto de vacaciones y lo vamos a pasar entre la playa y la piscina el calor no es un inconveniente para casi nadie. Ahora bien, ¿y si lo tenemos que pasar trabajando?
Este año el teletrabajo se ha convertido en la modalidad de trabajo más común, por la situación sanitaria, así que son muchos los que este verano trabajarán desde casa, lejos del aire acondicionado de las redacciones, oficinas, establecimientos… ¿Va a repercutir esto en la eficiencia del trabajo? Lo cierto es que sí.
Según un estudio de la Universidad de Harvard, el calor está ralentizando el funcionamiento de nuestro cerebro, consiguiendo que sus funciones de cálculo, de escritura o de pensamiento sean menos eficientes de lo normal. Por tanto, este año, si te toca trabajar sin aire acondicionado, lo normal, según la ciencia, es que no rindas lo mismo que cuando trabajas sin pasar calor.
Para llevar a cabo este estudio, se comparó el desempeño intelectual de dos grupos de estudiantes de Boston durante una ola de calor. Uno de los grupos contaba con aire acondicionado y el otro no.
El resultado fue que quienes respondían a las preguntas diseñadas por el equipo de investigación en las habitaciones más frescas eran más eficientes y rápidos que los que contestaron desde las habitaciones sin aire acondicionado.
El experimento consistió en dos tests diarios durante doce días que los estudiantes tenían que contestar desde sus teléfonos móviles. Pues el resultado fue que los estudiantes encerrados en las habitaciones calientes acertaron un 10% menos que sus compañeros y, en los tests algorítmicos, fallaron un 13% más.
¿Por qué pasa esto? Joen Allen, el director del estudio, utiliza la parábola de la rana dentro de la cazuela para explicar cómo afecta el calor a nuestro cerebro, y se dice de este que nos afecta de manera lenta, progresiva e imperceptible, pero letal. Además, afirma que el calor derrite nuestra productividad y agilidad mental.
Justo este es el motivo por el que en los colegios, institutos y universidades los periodos vacacionales más largos son en verano. También por esto la mayoría de los trabajadores se cogen sus vacaciones en verano, así evitan ir trabajar para ser la mitad de productivos que en cualquier otro momento del año con temperaturas más bajas.
La temperatura ideal tanto para trabajar como para estudiar son los 22 grados centígrados, ya que a partir de los 26 grados nuestro cerebro empieza a desconectar y la productividad cae hasta un 9%. Parece increíble, pero así es, la temperatura del lugar en el que trabajamos determina nuestro rendimiento y con calor está científicamente demostrado que somos menos productivos.
Además de que lo ideal es que en verano trabajes con aire acondicionado, tampoco puedes olvidar que debes estar hidratándote constantemente, ya que el agua fría también refrigera tu cuerpo.