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Adiós tutoriales: la cuarentena es perfecta para aprender a maquillarse con lo que hay por casa

  • Los primeros cosméticos se usaban en el Antiguo Egipto

  • No hace falta gastarse un dineral para tener productos decentes

El uso de los cosméticos es una práctica milenaria que se remonta al Antiguo Egipto. Según se ha observado, los egipcios utilizaban colores fuertes para resaltar sus ojos, y teñían sus labios en colores ocres con óxido de hierro natural. Estos primeros productos de maquillaje se obtenían de elementos naturales, como piedras o minerales. Uno de sus elementos que ha sobrevivido hasta nuestros días es el ‘kohl’: ese lápiz negro con el que delineabas la línea del ojo en segundo de la ESO se les atribuye a ellos. Eso sí, en su versión se mezclan algunos elementos con el hollín. Algo poco higiénico, pero efectivo.

Los romanos también utilizaban el kohl para maquillar sus ojos y perfilar las cejas, y en el Renacimiento, los ojos se delineaban en negro y la tez se emblanquecía. La palidez del rostro se fue exagerando con el paso de los años, hasta el punto de que, en el XIX, algunas mujeres llegaban a ingerir plomo para conseguir un tono de piel más claro (a veces, también la muerte).

Por suerte, hoy por hoy no hace falta tragar plomo para conseguir un determinado efecto en la piel. La industria cosmética actual ofrece una gama amplísima de productos que podemos utilizar a nuestro antojo. En Yasss te damos algunos trucos para aprender a maquillarte esta cuarentena, que después desmontar cómo y cuándo quieras.

Maquillarse en el siglo XXI

El siglo XX consolidó la industria cosmética, y el auge de los medios de comunicación, el cine y el marketing y la publicidad instauraron un modelo estético muy cambiante. En cuestión de varios años, podían darse patrones radicalmente opuestos, como ha pasado con las cejas: a principios de siglo la tendencia era afinarlas, pero en los últimos años es mucho más habitual ver cejas gruesas, como las de la modelo Cara Delevingne.

Como pasa con tantas otras cosas, el maquillaje es una imposición estética, pero hay quien considera que se le puede dar la vuelta para reapropiarnos de él y usarlo como forma de expresión. De hecho, cada vez se vira más hacia un maquillaje ‘genderless’, sin género, como muestran los carteles publicitarios y concursos de maquillaje.

El ejemplo más reciente es el de la serie ‘Euphoria’, cuya maquilladora, Doniella Davy, consiguió crear tendencia entre los jóvenes de muchos países. El trabajo de Davy consistió en dotar a cada personaje de un estilo de maquillaje que encajase con su personalidad, aunque siempre entrelazando elementos del mundo adolescente con otros muy oníricos.

Algunos trucos

El caso es que ahora todos queremos llevar colores flúor y eyeliners morados, lo que rompe con las ideas sobrias de maquillaje imperantes hasta no hace demasiado. Las sombras, los coloretes y el rímel funcionan como una especie de máscara, de disfraz que nos ayuda a mostrar una determinada faceta del carácter. En Yasss te damos algunos trucos para empezar.

En primer lugar, la teoría dice que hay zonas que se tienen que iluminar y otras que debemos apagar. Las primeras serían las ojeras, el centro de la nariz, el arco de cupido y los pómulos, y las segundas, el hueco del pómulo, las aletas de la nariz y los contornos exteriores del rostro, especialmente en la zona de la frente y la barbilla. La idea es conseguir acercarte, mediante sombras y luces, a unas proporciones perfectas. Dicho esto, y partiendo de que la simetría facial y el canon estético que difunden la publicidad o el cine es una lotería genética que trae muchos problemas de autoestima, que cada uno haga lo que le de la gana.

El primer paso para un buen maquillaje es seguir una rutina de limpieza e hidratación para evitar descamaciones y otros problemas en la epidermis. Después de lavar la cara y echar la crema, la piel está preparada para el maquillaje. Hay muchos tipos de cobertura, desde las más ligeras a las más compactas, pasando por los tonos mate o satinados: escoge una combinación con la que estés cómoda y que te guste. Si no te has maquillado nunca, quizás lo mejor sea empezar por una base ligera, con la que te sentirás menos ‘disfrazada’. Para probar el tono, se recomienda hacerlo en la línea de la mandíbula inferior y compararlo con el tono de la cara, ya que la idea es que el color se camufle al llegar al cuello.

Eso, si hablamos de la base de maquillaje. Para el corrector -que también funciona como iluminador-, la teoría dice que escojamos medio tono o un tono menos que el de la base de maquillaje. Tampoco hace falta gastarse un dineral en bases: marcas como Essence, Catrice o MakeUp Revolution tienen productos de buena calidad a precios más o menos asequibles, y se pueden encontrar en muchas droguerías y supermercados. Para aplicarlos, más de lo mismo: prueba con lo que mejor te venga a ti. Hay esponjas y brochas de mil tipos y formas, e incluso algunos maquilladores recomiendan extender el producto con las yemas de los dedos limpias, ya que se adhiere mejor.

Una vez tengas el producto en la cara, puedes fijarlo con polvos traslucidos o de color, para oscurecer la base, con sprays específicos o incluso con agua, si mojas una esponja. Todo depende del efecto que busques.

Los ojos

Para las cejas hay tantas tendencias como formas: basta con hacer una búsqueda para descubrirlo. En teoría, una vez demos forma a las cejas, debemos pintarlas y maquillarlas con un tono parecido al de nuestro pelo, aunque cada vez más gente apuesta por colores más claros o incluso fantasía. En los últimos años, para definir y fijar la ceja triunfa en internet un truquillo de nuestras abuelas, para el que solo necesitas una pastilla de jabón de glicerina. Una vez lo tengas, basta con pasar un cepillo de cejas por encima y después dirigirnos a nuestra ceja, peinándola hacia arriba con cuidado, para que no quede muy blanquecina o apelmazada.

Para las pestañas, el truco de siempre consistía en darles forma con vaselina y la ayuda de un cepillo de cejas, lo que además hidrataba el pelo. Pero si tenemos un rímel, queremos usarlo y no nos interesa el efecto “patas de araña” que tanto atemorizaba a Chandler en FRIENDS, el truco está en hacer zigzag en la base del ojo, para dar volumen sin apelmazar el vello. Los especialistas también recomiendan dividir la línea de las pestañas en tres y dar tres pasadas en cada dirección: la parte inferior del ojo pasaremos el cepillo tres veces con la muñeca hacia fuera, en la parte más alta del párpado lo pasaremos con el goupillón recto, en perpendicular a nuestra nariz, y en la parte más pegada al lagrimal lo haremos en dirección al otro ojo, para abrir la mirada.

Ya sabes, el maquillaje va de prueba y error. Vete jugando con los productos, tutoriales y 'tips' hasta que des con lo que mejor va contigo. Y no te olvides de preguntar a tu madre, tía o abuela: los mejores trucos (y los más baratos) los tienen ellas.