El fin del curso sigue en el aire para 1.500.000 estudiantes universitarios de grado y máster en España según datos de 2019 del INE. Con el mes de junio cada vez más cerca y pendientes del plan de desconfinamiento, el ambiente dentro de la enseñanza universitaria es bastante tenso. En el caso de la Universidad Complutense de Madrid los nervios están más presentes porque se acercan los exámenes finales y los alumnos a estas alturas no tienen muy claro cómo se realizarán (si de forma online o presencial) ni cuándo. Una estudiante de cuarto curso de la facultad de Medicina, otra de segundo año de Psicología y la asamblea ACE:#RespondeUCM han compartido en Yasss su descontento sobre la forma de evaluación, la escasa comunicación con los alumnos y que, en su opinión, no se están haciendo esfuerzos suficientes por adaptarse a las nuevas circunstancias.
El coronavirus nos ha afectado a todos, incluido al sector educativo que ha visto cómo todos sus planes para el último trimestre se hacían añicos. Los universitarios que se tienen que examinar ahora no tienen tanto tiempo. Hay dudas y decisiones que tomar ya para que cierren con garantías este curso. Sobre la mesa se empiezan a ver medidas de cara al próximo año: reducciones del aforo al 25% en las clases y aumento de la docencia online para asegurar la distancia de seguridad, pero ¿qué pasa con el presente? Esa es la gran pregunta que se están haciendo los alumnos.
La autonomía y libertad de cátedra de las universidades hace difícil que, de cara tanto para la formación como evaluación, se establezcan criterios unificados. Esto ha hecho en el caso de la UCM que los estudiantes estén en una situación de desconcierto total porque dentro de la misma universidad, dependiendo de la facultad en la que estudien, unos tendrán que hacer frente a exámenes presenciales y a otros, se les contemplará la opción de prueba online, aunque eso sí, exigiendo al alumno que tenga la cámara encendida para demostrar que no copie o mediante pruebas de tipo test que aseguran que son "inabarcables" con el tiempo que se les ofrece.
En ningún caso, las opciones les parecen las más acertadas posibles y por eso desde la asamblea ACE:#RespondeUCM, compuesta por doscientos estudiantes, se están mostrando disconformes. De poco sirve la recomendación del Ministerio de Universidades (departamento ministerial que asume la propuesta y ejecución de las políticas del Gobierno de la Nación relativas a la enseñanza universitaria) ante la crisis sanitaria que ha marcado como necesario lo de "transformar la evaluación presencial actual por un sistema de evaluación no presencial fundamentalmente" porque al final, la última competencia de todo la tienen las propias universidades y, al parecer, la adaptación a esta nueva realidad creada por el coronavirus, no siempre está resultando posible.
En España, hay cerca de 1.500.000 de universitarios. De ellos, 71.510 están matriculados en la Universidad Complutense tal como se recoge en su página web y muchos de ellos sienten a día de hoy que no se les está atendiendo, que necesitan una concreción en las fechas del calendario y confiesan tener miedo si les toca acudir a evaluaciones presenciales al no adaptarse su facultad a la forma telemática. Por todo eso, llevan unos días quejándose en las redes sociales, para que de algún modo "alguien" les escuche.
Este malestar generalizado entre el colectivo de estudiantes no es exclusivo de la UCM. Durante la cuarentena ha sido habitual la crítica a la falta de comunicación de las universidades con sus alumnos o su falta también de concreción a la hora de definir unos criterios para la realización de los exámenes. Así han nacido los hashtag en Twitter #UCMNoRespeta, #EscuchaUCM o en el caso de otra universidad pública española, #VergURJCenza (dedicado a la Universidad Rey Juan Carlos por motivos similares a los mencionados anteriormente).
Centrándonos en la Complutense, "la situación inicial y el principal problema es que el rectorado de la UCM no exige uniformidad de criterios", ha explicado a Yasss, Gema García (nombre ficticio porque prefiere no compartir el original por miedo a represalias), una alumna de cuarto curso de la facultad de Medicina. En su caso, esto le va a obligar junto a otros compañeros a hacer todos los exámenes que quedaron pendientes por la crisis del coronavirus de manera presencial. "Eso significa que seis cursos de Medicina con unos 350 alumnos aproximadamente tendrán que examinarse en una misma facultad con baños compartidos y en una convocatoria que se pretende establecer de dos semanas", cuenta Gema.
De momento, las pruebas presenciales no tienen todavía una fecha fija, aunque el plan parece que comprende la segunda mitad de junio y en caso de tener que retrasarse se trasladarían a julio o septiembre. Otra decisión que según los alumnos está puesta sin pensar en sus intereses. "¿Han mirado por los que se están preparando el MIR? Para ellos es un desastre que se atrasen las fechas hasta septiembre porque su examen es en febrero y esto les condenará a ir directamente al año siguiente", explica Gema.
Sin embargo, ante esta oleada de indignación por parte de los estudiantes el decano de la facultad de Medicina de la UCM, Javier Arias ha justificado su apuesta por la evaluación presencial indicando que "no hay un sistema online que permita evaluar a 300 alumnos, asegurando la identidad y la seguridad del proceso", tal como ha asegurado al medio 'Redacción Médica'.
Esas palabras son las que han generado mayor malestar entre los estudiantes afectados porque han visto que aunque la pandemia haya cambiado muchas cosas no va a romper los modelos establecidos. Determinadas facultades no van a optar por las soluciones telemáticas, aunque eso signifique que se atrasen fechas y lo que es peor, y ellos más temen, que se pueda comprometer la salud de todos.
Se trata de la lucha por mantener la calidad e historia de la institución y la "nueva normalidad" que lo está cambiando todo. Pero en todos los casos el sentimiento de indignación de Gema y otros compañeros de clase es el mismo: "Que se mantenga la evaluación ordinaria supone que yo ponga en riesgo mi salud, la de muchos alumnos, sus familias, personal de la limpieza que tendrá que ir allí y de profesores para cuidar los exámenes".
El mismo sentimiento de impotencia y enfado le está pasando a Claudia Pérez (también nombre ficticio por la misma razón que la estudiante de Medicina), alumna de segundo curso de Psicología en la UCM. A ella también la va a tocar hacer los exámenes finales en su facultad de forma presencial, aunque "a estas alturas no tenemos ni idea de cuándo serán. Ni siquiera sabemos el mes, pero eso sí, todas nuestras asignaturas las quieren evaluar de manera presencial", nos explica a Yasss.
"Muchos prefieren anteponer el prestigio y asegurarse de que los alumnos no vayan a copiar, que dar unas condiciones justas y seguras para los exámenes", sentencia Claudia acerca de lo que está pasando en algunas facultades, entre ellas la suya. Al parecer, uno de los problemas podría ser que las nuevas tecnologías no son aliadas para los Decanatos en determinadas facultades a la hora de plantear los exámenes: "El problema es que no podemos asegurar que la persona que está detrás del ordenador es el estudiante matriculado. Tampoco se puede garantizar que esté copiando. Puede tener una tablet o un móvil al lado, donde consultar las respuestas. No podemos estar vigilando continuamente que no mira esos sistemas", indica Javier Arias en la misma entrevista a 'Redacción Médica'
Sin embargo, ante ese temor que se tiene porque la evaluación online no suponga ningún tipo de control, los alumnos no se han quedado de brazos cruzados y, además de presentar una queja formal tanto al Decanato como al Rectorado (en el caso de los alumnos de Medicina), están tratando de hacer fuerza a través de distintas asociaciones de estudiantes para dar con otras soluciones y evitar desplazamientos masivos y aglomeraciones a la hora de hacer sus exámenes finales.
Una de los espacios combativos que ha nacido a raíz de estos tiempos universitarios convulsos ha sido la asamblea ACE: #RespondeUCM, compuesta por más de 200 personas tal como nos hacen saber a Yasss. Hartos de los "comunicados de ánimo vacíos" y de una gestión que consideran "pésima" por parte de la institución pública educativa han optado por dar voz al problema que se ha puesto de manifiesto en estas circunstancias con la docencia online.
Por un lado, en un hilo que han publicado en Twitter se muestran muy críticos con el material de enseñanza que han recibido durante la cuarentena: "La docencia online no es subir un PDF o un Powerpoint al campus virtual y resolver dudas por correo y eso si responden, porque hay dudas que llevan un mes sin resolver". Un método que nos confirman también tanto Gema como Claudia, que han estado viendo en algunas de sus asignaturas y que las ha obligado a ser un poco autodidactas durante este tiempo para poder completar el temario.
"Hemos recibido PDF que son las presentaciones que los profesores ponen en clase y sobre las que se explican de apoyo. Eso se nota mucho porque además muchas son de los cursos de 2016, 2017...", puntualiza Gema acerca de la poca adaptación que están viendo en estas nuevas circunstancias.
Y por otro lado está el tema de las comunicaciones. La asamblea se queja de que la universidad Complutense ha mandado correos "hablando de la magnífica adaptación a la docencia online y de su continua comunicación con el alumnado cuando no la estiman para los exámenes finales en algunas facultades y además les queda todavía pendiente fijar fechas para esas evaluaciones". Para ellos deja mucho que desear esos correos que han ido recibiendo con solo palabras de ánimo y pocas soluciones al respecto.
En esa línea y para dar un empujón más entre los alumnos han llegado a hacer encuestas apoyados por la asamblea a través de Google Forms para conocer la opinión de los estudiantes y de cómo están viviendo lo que consideran una "desorganización" por parte de la Complutense. Sin saber si esto iba a tener una buena acogida o iba a servir de algo, han podido comprobar cómo en dos días han recibido 680 respuestas por parte de los alumnos.
De ahí han sacado como conclusiones (que también han hecho públicas en una cuenta de Twitter habilitada exclusivamente para esto) que el método más utilizado por los profesores es hacer un examen presencial final mientras que esa es la opción menos elegida por los estudiantes. Ellos preferirían (para garantizar la seguridad ante este clima de incertidumbre con la pandemia) el hacerlo a través de trabajos o, tal como añade Gema, con "un examen online tipo test vía zoom en grupos de quince personas para tener más control, si eso es lo que tanto les preocupa". Lo que no quieren los alumnos son aglomeraciones, ni desplazamientos sin garantías de seguridad.
Pero las tecnologías de videollamada en grupo o de exámenes online tipo test no entran dentro del plan B de facultades como la de Medicina, Psicología o Ingeniería Química, más reacias a esos modelos. La única concesión que se ha comunicado y que se haría en caso de que se produjera un nuevo brote es el hacer "desde la UCM una evaluación por videoconferencia con exámenes personalizados, alumno por alumno para asegurar su identidad, aunque sea un proceso largo y costoso", admitido por Javier Arias en la entrevista de 'Redacción Médica' con relación a las posibles medidas a tener en cuenta para la facultad de Medicina.
Por lo pronto, Gema confirma que lo último que saben en Medicina son las noticias que recibieron por parte del Decanato del 28 de abril y que siguen en sus trece: se mantendrán los exámenes presenciales (sin fecha aún a la vista) con vigilancia para que se cumpla la distancia de seguridad de 1,80 metros.
Con la duda de si será eso posible al concentrar a tantos alumnos en un mismo espacio, Gema y otros universitarios afectados como ella, solo quieren no ser puestos en riesgo. "Ya no nos preocupamos de la eliminación de parciales, de las medias, de la falta de comunicación o de la uniformidad de criterios", indica. Lo que de verdad nos confiesa es que no quieren que se ignoren las medidas de seguridad ni todo el esfuerzo que se ha hecho durante dos meses para combatir al virus por no adaptarse ahora o por una cuestión de calidad o prestigio.
Con el clima de descontento y las últimas noticias que afectan a Madrid (no pasa de la fase 0 de desescalada), se han puesto en contacto con Yasss desde el rectorado de la Universidad Complutense para facilitarnos las últimas decisiones y cómo se está viviendo este ambiente académico tan agitado.
"Nosotros estamos a la espera de instrucciones", tal como iniciaba su explicación Rosa Mª de la Fuente Fernández, vicerrectora de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid. Al parecer, las últimas noticias no animan a pensar que se tengan todas las garantías para poder hacer las pruebas presenciales, pero desde el rectorado piden un poco más de tiempo.
"Es verdad que cada vez vemos más complicada esa posibilidad por los documentos que han ido apareciendo, por las interpretaciones que se están haciendo que son bastante restrictivas, pero estamos esperando una confirmación de las autoridades para saber si podemos comunicar o no la posibilidad de realizar las pruebas presenciales" cuenta Rosa y añade que el plazo de tiempo que se han marcado es de "una semana o una semana y media".
A partir de ahí tendrán que decidirse sin más esperas, aunque desde el vicerrectorado tienen una cosa clara tal como nos manifiestan: "Si no tenemos una aclaración de que sí podemos hacerlo, probablemente no lo hagamos, pero eso tendrá unas implicaciones muy complicadas que los estudiantes muchas veces no se dan cuenta".
Y es que ellos comprenden que hay un ambiente tenso y que esta espera se está haciendo muy dura para los estudiantes, pero quieren recalcar que la comunicación con ellos ha sido constante y que están haciendo esfuerzos por ponerse en su lugar: "Estamos todos en un contexto de incertidumbre en el que las cosas van cambiando todos los días y tratamos de darles información constante, solo que vemos que si no es la que ellos quieren a veces les parece insuficiente".
Lo que tienen claro es que no van a adelantarse a los acontecimientos porque eso puede generar más ansiedad a los alumnos en caso luego de no sucederse, que están "tomando las decisiones adecuadas por el bien de los universitarios" y que este es un reto muy grande y que no pueden compararse con otras universidades: "Nosotros tenemos 26 facultades, muchísimas titulaciones y una heterogeneidad de tipología de estudiantes para los que tener una regla común y rígida no nos parecía lo más adecuado", matiza Rosa.
Su objetivo pasa por "garantizar la calidad del aprendizaje con todas las dificultades que estamos pasando en esta transición a la docencia virtual", pero también quiere recalcar que durante este tiempo han tomado diferentes medidas para que los estudiantes se sientan más apoyados. "Hemos hecho atención psicológica, abierto un buzón para que los estudiantes nos puedan poner si tienen problemas de equipos informáticos, si tienen problemas generales estructurales, anulaciones de asignaturas que tenían prácticas para que puedan continuar con ellas más adelante, flexibilizado las normas de permanencia y retrasado pagos de matrículas".
La vicerrectora insiste en que seguirán tomando medidas y que en caso de hacerse exámenes presenciales buscarán alternativas para evitar aglomeraciones, pero que si estos no se pudieran realizar se hará el plan B de exámenes online porque "va a primar ante todo la seguridad", aunque de llegar a ese punto confiesa que "tocará pensar también en muchas matizaciones".