La vida de Britney Spears ha cambiado notablemente desde que se convirtió en una estrella de la música hasta la actualidad. En los últimos años, no solo ha dejado de lado los escenarios, también ha dejado de estar bajo la tutela de su padre, que según la artista no solo controlaba su carrera, también todos los aspectos de su vida.
Ahora la artista se encuentra en una etapa completamente diferente, casada con quien ha sido su pareja en los últimos años, el actor y bailarín Sam Asghari, y disfrutando de todo lo que durante tantos años no le estuvo permitido, según ella misma confiesa casi cada vez que actualiza su cuenta de Instagram.
Atrás quedaron sus dos matrimonios anteriores, el primero, que duró apenas unas horas y que parecía olvidado hasta que su exmarido trató de colarse en su boda con Sam, y el siguiente, junto al bailarín Kevin Federline, con quien se casó en 2004 tras pocos meses de relación y que se convirtió en el padre de sus dos hijos, Preston y Jayden.
Sean Preston nacía en 2005, poco antes de que la pareja celebrara su primer aniversario de boda; en 2006 daban la bienvenida al segundo hijo de la pareja, otro niño al que llamaron Jayden James. Pocas semanas después del nacimiento de Jayden, en noviembre, Britney solicitaba el divorcio alegando ‘diferencias irreconciliables’.
En un primer momento, la pareja compartió la custodia de los pequeños, algo que cambió cuando en 2008, la artista tuvo que ser ingresada en una institución tras sufrir un colapso mental. Federline conseguía la custodia exclusiva de ambos y ese mismo año Britney pasaba a estar bajo la tutela de su padre.
Parecía que las cosas entre la expareja estaban bastante bien, por lo menos en lo que respectaba a la crianza y educación de los pequeños. Kevin mantenía la custodia y estaba criándoles junto a su nueva esposa, Victoria. En 2018 la expareja se enfrentaba de nuevo en los tribunales al solicitar Federline un aumento de la pensión de manutención.
Desde muy pequeños, Jayden y Preston han tenido que lidiar con la fama de su madre, algo que no ha sido nada sencillo para nadie, pues siempre tenía fotógrafos en la puerta de su casa recogiendo cada instante de su vida. Sin embargo, tanto su padre como Britney han intentad que ambos tengan una vida lo más alejados de las cámaras posibles.
Con el tiempo, los jóvenes han querido ir dando su versión sobre algunas de las cosas que han pasado en su familia y han dejado claro que su relación con su madre no es tan idílica como a ella le gustaría, de hecho no acudieron a su boda con Sam. Por ejemplo, tras conocerse el final de la tutela por parte de Jamie Spears, sus hijos se posicionaron del lado de su abuelo (con quien no siempre habían tenido una buena relación).
“Es como si publicara cosas para llamar la atención. Ha sido así durante años y puede que nunca deje de hacerlo, pero espero que lo haga”, dijo Jayden sobre las publicaciones de su madre en redes sociales. Aunque esperan que la relación con su madre mejore, con quien sí mantienen una relación cercana ambos, que actualmente tienen 17 y 16 años respectivamente, es con su padre, con quien viven desde siempre y junto a quien se han mudado a Hawái.