Su fama hace que en ocasiones les idealicemos, pero muchos famosos comparten algunos problemas con el resto de los mortales. Es lo que sucede con algunas enfermedades, por ejemplo Megan Fox sorprendía confesando que padece dismorfia corporal, también son muchos los rostros conocidos que han afirmado padecer algún tipo de TOC.
Los miedos tampoco hacen excepciones y poco importa que sean actores, cantantes o artistas en general. Uno de los más frecuentes es a los insectos, en concreto a las cucarachas, fobia que comparten famosos tan dispares como Enrique Iglesias, Scarlett Johannson, la cantante mexicana Lucero o la actriz Úrsula Corberó. Tampoco parece que le hagan ninguna gracia a Bad Gyal.
Dicen que, pase lo que pase, el show tiene que continuar, pero durante unos instantes no parecía que Bad Gyal fuera a ser capaz de serlo. La artista avistaba una cucaracha cuando estaba en pleno concierto en Murcia y su cara lo decía todo. Descompuesta y con cara de asco, intentaba avisar a su equipo para que tomaran cartas en el asunto, un momento que las cámaras captaron y que se hizo viral.
Muy profesional, ni paró la actuación, ni dejó de bailar, pero tampoco perdió de vista al insecto, que se paseaba a escasos metros de ella. Por suerte no se acercó demasiado, porque a juzgar por los gestos involuntarios de su rostro, puede que en ese caso su reacción hubiera sido otra. Es evidente que a la artista no le hace ninguna gracia compartir escenario con la cucaracha, pero ignoramos si en su caso llega a ser una fobia, lo que se conoce como blatofobia.
“Una persona con blatofobia experimenta un miedo (o asco) intenso a las cucarachas que es irracional, en tanto en cuanto no es proporcional al peligro real que pueden causar las cucarachas”, recuerdan desde El Prado psicólogos. Quienes lo padecen presentan unos síntomas concretos.
El primero de ellos, como ya se ha comentado, es un miedo, asco o ansiedad excesivos y generalmente desproporcionados. La persona que la padece es incapaz de concentrarse después de ver una o si piensa que puede suceder, de hecho suelen evitar lugares y situaciones en los que podrían encontrarse con una.
Estas personas experimentan pensamientos extremos, en ocasiones sienten que ‘van a morir’ o les ‘va a matar’. Además del miedo, se producen también reacciones físicas, “el corazón se acelera, aparecen náuseas, sudoración, temblores, dolores de cabeza, tics nerviosos, sensación de ahogo, escalofríos”. También pueden producirse ataques de pánico, vómitos o pesadillas.
Con el tiempo, esta fobia puede generar complicaciones en la vida de quien la padece, afectando a todos los aspectos de su vida, como aislamiento social, problemas de autoestima, trastornos del estado de ánimo, como depresión, o conductas de evitación que pueden llegar a poner en peligro su vida o las de los demás, por ejemplo al salir corriendo al ver una, cruzando sin mirar.
En caso de que esta fobia comience a tener repercusiones en el día a día, lo mejor es consultar con un especialista para poder superarlo. Se suelen emplear técnicas de relajación, exposición y desensibilización, por lo que no todo el mundo es partidario de llevarlas a cabo.