La juventud no es relevante cuando se tienen tanto talento -y se ha trabajado tan duro- como Carlos Alcaraz. Un joven que ha conseguido llegar a lo más alto de las listas, convertirse en el número uno del mundo y ganarse el corazón de todo el mundo, que ya le ven como la próxima ‘promesa’ del tenis nacional, aunque bien se le podría considerar ya una realidad.
Un joven que parece tener las cosas muy claras, que mantiene los pies sobre la tierra mientras disfruta de todo lo bueno que le está llegando y que cuenta con el mejor apoyo en su familia, entre ellos el de su hermano, que también forma parte de su equipo de trabajo desde hace unos meses.
Porque no es sencillo ser el hermano mayor de un prodigio del tenis, pero parece que Álvaro lo lleva con mucho orgullo.
Álvaro cumplió 23 años en el mes de noviembre (nació el 2 de noviembre de 1999 en El Palmar) y también lleva el tenis en la sangre, aunque él no haya llegado a ser profesional. Sin embargo, se convierte en un estupendo oponente para su hermano, que no es poco, cuando este tiene que entrenar. Su experiencia profesional le ha llevado a formar parte del grupo de trabajo liderado por Juan Carlos Ferrero.
“Ayudará a Carlos en los viajes y en el día a día de las concentraciones”, explicaba para ‘Murcia Plaza’ en su día Carlos Alcaraz, padre de ambos. “En ese sentido, será un buen apoyo para él, dándole la sencillez y la naturalidad que siempre ha habido en la relación entre ellos".
“Mi presencia es fundamentalmente como apoyo familiar y para hacer que él se sienta cómodo, como si estuviera en casa cuando se encuentre lejos y como hermano mayor suyo que soy creo que le pudo ayudar y sumar también en el plano personal”, confirmaba el propio Álvaro en una entrevista para ‘Plaza Deportiva’.
Juntos han viajado por muchos lugares del mundo a causa de los torneos de tenis, una experiencia que ahora que trabajan juntos será mucho más familiar, más relajante para el tenista. Ahora cada uno tiene una habitación en la casa familia de El Palmar, pero “durante años hemos compartido espacio y nos acostábamos en una litera, él en la cama de abajo y yo en la de arriba”.
Ellos son los mayores de cuatro hermanos, muy afines en algunas cosas, pero también con sonadas diferencias, por ejemplo Álvaro es aficionado del Barça y su hermano, del Madrid. Tal vez por eso hablan más de futbol que de tenis, de cosas cotidianas y de su día a día. Siempre se han llevado muy bien, han tenido gran complicidad, pero sin faltar esas discusiones típicas de hermanos.
El deporte es la pasión de ambos, aunque Álvaro no juega al tenis de forma profesional, sí que se entretiene jugando a fútbol, fútbol sala y pádel y reconoce que el éxito de su hermano le produce una “envidia sanísima”.