Para algunos es bastante desconocido, pero muchos otros tienen muy claro que el nombre de Rodrigo Cuevas está ligado a talento y tradición, pero también a vanguardia, innovación y ganas de arriesgar.
Su trayectoria no es la habitual, no ha participado en ningún concurso de talentos o ha conseguido que sus canciones se conviertan en el fondo de la nueva coreografía de moda en TikTok. Su talento es otro, es crear música desde el rincón de Asturias en el que vive, una vida tranquila en la que crea música para escuchar de manera tranquila y disfrutar… tranquilamente.
"En una ciudad tienes que sobrevivir a tantas cosas, es tan arisca y cara... que nunca hubiera podido desarrollar mi carrera porque estaría preocupado de pagar el alquiler, no hubiera podido hacer esto nunca", contaba a la periodista Thais Villas durante una entrevista.
Nacido en Oviedo en 1985, comenzó a tocar el piano cuando tenía ocho años. “Pedí a los Reyes Magos un Casio CTK 510 que nunca me trajeron, pero, en cambio, sí que recibí otro con muchos menos sonidos para tocar música más seria. Así empecé a tocar el piano”, explica en su página web, donde también recuerda su formación profesional en el Conservatorio de Oviedo y en la ESMUC de Barcelona.
Un talento que fue creciendo conforme lo fue cultivando, a la vez que descubría nuevos sonidos y también nuevas inquietudes. “Paralelamente, me fui interesando por las músicas del mundo, el cabaret y el circo, y comencé a estudiar tuba”, continúa relatando en su biografía. “La verdadera revelación se produjo cuando fui a vivir a una pequeña aldea del interior de Galicia, donde entré en contacto con la música tradicional más pura gracias a mis vecinas pandereteiras”.
Su música es diferente y cargada de personalidad, como lo son también sus conciertos, espectáculos donde mezcla la música con el humor, siempre cargado de ironía, y con el cabaret, con el que da visibilidad al colectivo LGBTQ+, pero también de crítica social. Un talento imparable que le ha llevado a consolidarse como artista, pero también a colaborar con diversos artistas como Rozalén, Los Hermanos Cubero y Vicente Navarro.
No olvida sus orígenes, base de su arte, ni lo que es importante, por eso además de crecer profesionalmente a través de la música, también devuelve parte a su comunidad. Ha impulsado el proyecto La benéfica, con el fin de recaudar fondos para mejorar el lugar en el que vive. “Los pueblos o nos organizamos entre nosotros o tampoco nadie nos va a venir a salvar”, explicaba en ‘Lo de Évole’.
“Me hicieron mucho bullying, muchísimo”, confesaba a Jordi Évole durante la grabación de programa. “¿Sabes dónde no me hacían bullying? En el pueblo”, una defensa de los valores rurales que también lleva a otros terrenos, “La gente que vivió en el campo siempre no es ignorante, sabe”. Tal vez por eso ha escogido vivir en un pueblo pequeño, rodeado de animales y buena gente.