Hay veces que no está muy claro por qué alguien consigue convertirse en un fenómeno en redes, en el caso de Sabrina Lan no hay demasiadas dudas, es porque su vida es apasionante. La modelo e influencer ha conseguido captar el interés de cada vez más seguidores gracias a sus viajes, sus aventuras, pero también su pasado.
Hasta 1 millón de personas siguen sus contenidos de TikTok, donde comparte sus tips de belleza, sus rutinas de maquillaje o los unboxing de productos beauty, pero también algunos de los traspiés a los que se enfrenta, como el mal uso de un producto de belleza.
Una naturalidad que sus fans han sabido premiar y ella no duda en responder a su cordialidad con más contenido, solventando más dudas sobre su pasado e incluso compartiendo sus fotos menos posadas, las que le saca su novio Ben cuando ella no está preparada.
Sabrina nació en China, pero desde los 10 años vivió en España, lo que hace que hable nuestro idioma con fluidez. Su infancia la pasó en Granada, pero cuando tenía 15 años tuvieron que mudarse a Valencia y ella, tal y como cuenta en uno de esos vídeos en los que narra su vida por capítulos, como si fuera una serie, en lugar de buscar escuela, buscó trabajo.
Es consciente de que a los 15 años es ilegal trabajar, lo recalca varias veces, pero también de que eran otros tiempos, porque todo esto pasó hace más de diez años. Comenzó buscando trabajo como camarera en un restaurante japonés, pero no duró mucho porque “no sabía preparar ni un café”. En lugar de echarse atrás, lo siguió intentando y fue cambiando de trabajo cada pocos meses porque con la experiencia, aumentaba el sueldo.
Trabajó en todo lo que pudo, tanto en restauración como en tiendas de ropa, hasta que pudo ahorrar el dinero suficiente para montar su propio negoció en Castellón, una tienda de ropa que compartía con quien entonces era su pareja. Un proyecto que fue prosperando (y al que tenía que dedicar 12 horas diarias, siete días por semana).
Antes de abrir su tercera tienda, la relación se terminó. Él se conformaba con lo que tenían, ella quería seguir creciendo y, finalmente, Sabrina compró la parte del negocio de su expareja. De este modo comenzaba a narrar la historia de su vida y de cómo se independizó de sus padres y, como en toda buena serie, acababa con un cliffhanger, contando que después se enamoró de una mujer.
Lan tiene visión para los negocios, un gran ojo para la moda y las tendencias y no teme al trabajo duro, tal vez por eso ha trabajado para marcas como Adidas, Calvin Klein o Prada, también desarrolla parte de su carrera como influencer, lo que le abre más puertas a la hora de trabajar. Ahora ya no vive en España, pero le encanta regresar de vacaciones para visitar a su familia, asegura que este país la inspira para seguir creando contenido.