Han pasado muchos años desde que la pequeña María Figueroa entonaba con soltura el que con el tiempo se convirtió en la canción que la lanzó a la fama. Un himno que ha sido para ella una bendición, pero también en ocasiones una tortura, pues pocas personas hay que, al escuchar “Yo me llamo María, y juego todo el día”, no sean capaces de continuar con un “yo tengo mi pompón”.
La mujer que es ahora poco se parece a la niña que fue, por lo menos, en lo físico. La vida da muchas vueltas y ahora María es una joven de 23 años con muchos planes de futuro y pocas coletas con pompones. Estudiante del doble grado de Derecho y ADE (Administración y Dirección de Empresas), no descarta seguir dedicándose a la música, aunque de momento esté en un segundo plano.
Demasiado perfeccionista en ocasiones, así se define la propia María en una entrevista concedida a ‘El Español’, donde queda claro que ella no hace las cosas a medias, sean estas cantar o decidir su futuro. La joven se dio a conocer gracias a ‘Punto y Medio’, en Canal Sur, programa presentado por Juan y Medio, sin embargo, fue en ‘Menuda Noche’, un formato más adaptado a los niños, donde brilló con luz propia.
La pequeña tenía mucho arte, cantaba y lo hacía con mucho desparpajo, sin importarle si delante estaba toda Andalucía o Isabel Pantoja. Comenzó a cantar casi por casualidad, porque su hermana acudía al conservatorio y allí notaron que María entonaba a pesar de su juventud y el resto, como se suele decir, es historia.
Ella estuvo cantando, convertida en todo un referente de la televisión andaluza, durante cuatro años, cuando entre toda la familia decidieron que era un buen momento para parar. Se alejó de los focos y regresó a su vida normal con ocho años. “Tenía muchas dudas, pero ahora creo que fue en el momento más adecuado. Al final fui creciendo y no tenía la misma gracia que antes, cuando era una niña más chiquitilla. Me comencé a centrar aún más en mis estudios”, explicaba para ‘El Español’.
Ahora María, nacida en Alahurín de la Torre, escogió estudiar en Málaga en lugar de mudarse a Madrid, como también se planteó. Está muy centrada en sus estudios, que compagina con prácticas relacionadas con su carrera de vez en cuando, ideales para completar su formación.
Sus estudios son para ella una prioridad, que apenas le deja tiempo para nada más, “lo llevo todo al día, pero le dedico muchísimo tiempo. A veces querría dedicarle menos. Me gustaría grabar vídeos, dar clases de canto, pero no me da la vida ni para actualizar mis redes”.
Eso sí, de vez en cuando saca un poco de tiempo para compartir alguna fotografía o un trozo de alguna canción, porque quien tuvo retuvo y, aunque para ella no siempre fue sencillo ser la ‘niña del pompón’, sobre todo durante la adolescencia, ahora es algo que lleva con orgullo y mucho sentido del humor.