Con Rosalía nunca se sabe lo que puede ocurrir, y menos desde que la cantante revolucionara este 2022 con el tour que ha mantenido caliente el corazón de los fans. La batería de conciertos que ha dado la catalana con su último trabajo de estudio han sido una auténtica bestialidad, puro espectáculo, de los que se recordarán en los años venideros como uno de los mejores discos que hemos tenido la oportunidad de escuchar.
Por supuesto, no debemos olvidar su toque maestro; su contribución al lenguaje popular universal y todos los memes que nos hicieron felices gracias a esa palabra que, de pronto, apareció en nuestras vidas: motomami. No sabíamos que la necesitábamos hasta que estuvo aquí.
En realidad, todxs somxs un poco motomamis, y nos encanta saber que la cantante no tiene ninguna intención de perder fuelle y bajar el ritmo de su creatividad. Es más, parece que su faceta musical no es la única con la que está conquistando nuevas alturas. La cantante mantiene además un negocio millonario fuera de su agenda y sus futuros tours que le está reportando importantes ganancias.
Hace tiempo que Rosalía está centrada absolutamente en su música y sus colaboraciones con grandes figuras del medio como Ozuna, Travis Scott, J Balvin y tantos otros. Esto no significa que haya descuidado otras formas de rentabilizar su marca y los negocios periféricos que la rodean, ni mucho menos.
Tiene lógica que la motomami madre (una de las cantantes más mencionadas, retuiteadas, escuchadas y viralizadas del planeta) haya devenido en empresaria de sí misma y quiera rentabilizar al máximo su visibilidad con diversas inversiones y negocios paralelos. Le sobra energía para hacerse rica y empezar a comprarse caprichos extravagantes, como un grillz o alguna joya de dudoso gusto, igual que le sucede a muchxs de sus compas reguetoneros de gremio.
Por lo que se sabe, no es ella la que controla los negocios satélite asociados a su marca personal, sino su madre, Pilar Tobella, una empresaria discreta que ha echado sobre sus hombros la tarea de controlar la empresa matriz, Motomami SL, fundada en 2019 para centralizar las distintas ‘patas’ por las que factura Rosalía, desde derechos audiovisuales y literarios a partnerships con otras marcas.
En su web, Motomami SL se define como una empresa dedicada a la gestión de servicios de artistas: su promoción en redes, su representación y, en general, todas las tareas logísticas y contables que rodean a la parte más vocacional de la pasión: establecer acuerdos con discográficas, editoriales, agentes, patrocinadores, empresas colaboradoras y marcas, entre otras áreas puramente dedicadas al marketing y a la promoción.
Basta un ejemplo para entender el olfato que hay detrás de la empresa creada a cuatro manos entre su madre y ella. En los últimos años, la catalana ha sido imagen de firmas como Pull and Bear y Nike, entre otras alianzas con gigantes de la ropa y el calzado. El monto recibido por estas campañas ha sido facturado por esta empresa ‘fantasma’ que controla todas las fuentes de ingresos asociadas a su marca y su música. La de Inditex fue una de las campañas más caras de su historia, así que es fácil imaginar que la cantidad de dinero que recibió la cantante por asociarse con la marca haría palidecer a unos cuantos mileuristas.
A esto, claro, hay que sumar todo lo que genera su música en las plataformas de streaming como Spotify o las reproducciones en Youtube de sus canciones, que alcanzan cifras impresionantes con cada estreno. En otro artículo ya apuntamos la cifra que podía embolsarse mensualmente la cantante sumando sus ingresos por cada plataforma, y hay unas cuantas en las que disfruta de un puesto en la parte alta del ranking de las más escuchadas.
Desde luego, Rosalía es un fenómeno de marketing por sí misma. Su nombre puede levantar cualquier proyecto, por lo que no es de extrañar que Motomami SL sea una empresa, de momento, muy rentable. La savia la pone la cantante; el olfato para hacer caja, su propia madre.
Según publicó Forbes, solo el primer año de facturación, la empresa declaró 5,14 millones de euros de facturación bruta y nueve empleados, seis fijos y tres eventuales. Descontados todos los gastos, el beneficio ascendió 390.000 euros.