La pandemia de coronavirus no inventó el teletrabajo. Antes de que nos asustásemos todos porque Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, estaba en la tele declarando un estado de alarma que duraría quince días (jejeje, sí) y recomendando a las empresas que facilitasen a sus empleados el trabajo desde casa para que la mayoría de la población española se quedase encerrada en su hogar, algunas personas ya sabían lo que era trabajar desde casa. El resto los veíamos como gente con suerte cuyas empresas eran de lo más modernas. Deseábamos la libertad de esas personas que se levantaban y no tenían que montarse en un metro lleno de gente o comerse un atasco para llegar a la oficina. Pero la vida nos enseñó que no era oro todo lo que relucía.
La vida y, si te mueves mucho en redes sociales, también te lo habrá enseñado Paula Acebo. Esta periodista de 33 años, que actualmente trabaja como creadora de contenidos para una agencia, ha triunfado recientemente en su cuenta de TikTok @paulahollypain con sus vídeos en los que ironiza o directamente se ríe de los dramas del teletrabajador. Aquí puedes ver algunos de los mejores:
Y es que son muchos los empleados que salieron un día de sus oficinas, creyendo que se reincorporarían en unas semanas, y aún no han vuelto. Los trabajadores tuvieron que seguir adelante con sus tareas y sus horarios en un contexto radicalmente diferente, algunos sin espacio o luz suficiente, y otros con la familia en casa o las mascotas reclamando atención cada poco tiempo. Muchos no estaban preparados, pero se adaptaron como pudieron.
Lo peor es que, un año después, las circunstancias de quienes siguen teletrabajando tampoco han mejorado tanto. ¿Y qué podemos hacer? ¡Reírnos! Que nadie nos quite, por lo menos, ponernos un vídeo de Paula Holly Pain y reír por no llorar con situaciones como estar teletrabajando en pijama y que de repente recibas una videollamada de tu jefe o ponerte el vino en una taza para que tus compañeros de reunión crean que estás tomando café.
Paula cuenta que también tuvo que adaptarse al teletrabajo lo mejor que pudo. Y su caso tiene mérito, puesto que vivía en un piso de alquiler "de Pin y Pon", como ella misma lo describe. "Mi casa es muy apañada, pero muy pequeña, y no tengo un espacio de trabajo como tal. Tengo una mesa de comedor que ha sido reconvertida a espacio de varietés: desayuno, como, ceno, trabajo en esa mesa y, a veces, incluso pinto", explica a Yasss.
Sin embargo, reconoce que, para ella, lo más complicado fue "mantener un horario de trabajo, y cumplirlo para desconectar y tener ‘tiempo de ocio’. Lo sigo intentando". Incluso ha dedicado algún TikTok a la alegría tan grande de terminar la jornada laboral a tu hora cuando estás teletrabajando.
Todos sabemos cuáles son las desventajas del teletrabajo: te sientes aislada, se hace monótono, pierdes el contacto con tus compañeros de oficina, los horarios se vuelven más flexibles... ¡pero algo bueno tendrá que tener también! Para Paula, "una de las mejores cosas ha sido redescubrir el chándal y haberlo convertido en uniforme de trabajo. Me fascina. El estrés, sin ir embutida en unos vaqueros, se lleva mucho mejor".
Cuando reflexiona sobre su éxito en TikTok, ella cree que se le han alineado varios planetas: "por un lado, he tenido suerte. Al final hay muchísimos vídeos sobre teletrabajo en TikTok, pero se ve que el algoritmo, por los motivos que sea, ha decidido darme un empujoncito", comenta. Pero, para Paula, la clave está en la identificación: "Yo creo que la gente empatiza porque se ve reflejada. Al final cuento historias reales que me pasan o le han pasado a las personas que me rodean. La gente se identifica con lo que ve y, cuando llevas un día de mierda por las razones que sea, llegas a casa, miras el móvil y ves a alguien a quien le ha pasado exactamente lo mismo y encima, si te lo cuenta con un toque de humor o ironía, pues te pone un poquito contenta. Las penas compartidas, son menos penas… Y las alegrías compartidas también se disfrutan mucho más".
Otra de las consecuencias de su repercusión que más le sorprenden es la cantidad de personas que se ponen en contacto con ella para comentarle que se ven demasiado reflejadas en sus tiktoks: "Muchas veces me escriben contándome historias que les han pasado en el trabajo, por si me sirven como inspiración para hacer algún vídeo. Además, también me llegan muchos mensajes de personas que me dicen que, al ver mis tiktoks, se sienten acompañadas de alguna manera. Esto me ha servido para ganar muchísima confianza en mí misma", confiesa.
La gran mayoría lo hemos pasado fatal durante el último año. Cada uno tendremos un montón de motivos para quejarnos: hay gente que hace mucho que no ve a sus familias, gente que ha perdido el trabajo, gente que no puede ver a su pareja tanto como le gustaría, gente que ha tenido que mudarse porque no puede seguir pagando un alquiler... El coronavirus ha puesto nuestras vidas patas arriba, y cuando ya llevamos tanto tiempo aguantando esta situación, además de desarrollar la famosa fatiga pandémica, necesitamos reírnos. Paula considera que reírse de nosotros mismos en esta situación es fundamental "para no entrar en un bucle de negatividad y frustración".
La tiktoker recuerda que cuando terminó la carrera, en el año 2011, España pasaba una crisis económica y ella vivió muchas experiencias desesperantes: "En casi todas las experiencias laborales he pasado por situaciones que me han hecho llorar de rabia, pero también por situaciones que se han convertido en anécdotas que a día de hoy me hacen mearme de la risa no solo a mí, sino a la gente que me rodea y, a veces, a la gente que me sigue en TikTok. Sin el humor y la risa me habría derrumbado muchas más veces de las que me derrumbé".