Debemos mucho a los museos. Templos del saber para custodiar obras de arte, estatuas de cera o bien para que aprendamos todo sobre la vagina. Si se quiere, no hay límites para el conocimiento. Para todo hay puertas abiertas. Y si ya hemos sabido de la existencia de lugares que también reúnen mechones de pelo u orinales para la curiosidad de todo tipo de visitantes, faltaba una sala que se encargase de recuperar lo que olvidamos después una buena noche de juerga.
Porque está claro que muchas grandes ideas a lo largo de la historia se han gestado tras varias copas en el cuerpo. Tal vez fue después de una Nochevieja que se fue de las manos o de uno de esos días en los que ibas con idea de plan tranqui y te liaste hasta terminar por los suelos reviviendo habilidades acrobáticas que tenías de pequeño. Puede que surja una teoría de cualquier chorrada a partir de un debate profundo en plena calle que tú por supuesto incluirías en el temario de Selectividad, tatuajes en lugares insospechados o que acabes a gritos con cualquier desconocido. Sea lo que sea, todo conduce a lo mismo.
Con toda probabilidad al día siguiente ya no recordarás nada. Ni la vuelta épica del bar ni por qué tienes una piña al lado de tu cama. ¡Misterios de las borracheras! Eso ha sido así hasta que nos hemos enterado del mejor invento para nuestros agujeros negros: ¡Ha nacido el primer museo de la resaca del mundo!
Como te lo cuento. ¡Esto es real! Un lugar físico que por extraño que parezca está en Zagreb y se conoce como el 'Museum of Hangovers' dedicado a coleccionar historias de resacas. Su fundador, Rino Dubokovic, tuvo este momento lúcido tras un monumental pedal. Lo que viene siendo un día de reunión entre amigos en los que había alcohol de más y muchas ganas de recordar historias de borracheras. Así, de una forma tan sencilla surgió el primer museo de la resaca del mundo.
Y, ¿puede haber algo más divertido que ver todo tipo de cosas surrealistas tras una noche de excesos? Este museo es una fantasía como experiencia y para hacer también examen de conciencia. En total, en sus diferentes salas hay recogidas 25 resacas de las buenas y ese número tiene toda la pinta de que seguirá creciendo.
Una señal de stop, una guitarra, un colchón viejo son solo algunos de los elementos decorativos que encontramos en las salas y que son de los pocos recuerdos que han quedado a más de uno tras una noche de borrachera épica. Un primer golpe de realidad que no creas que está colocado en el museo sin más. No, aquí hay cuatro salas destinadas a contar una historia: la del camino que haces desde que sales de la discoteca bien pedo hasta que te levantas por la mañana casi sin recuerdos.
La primera parada es la 'Sala Calle' decorada con grafitis. Aquí seguro que se pasa mucho tiempo porque no hay momento de la exaltación de la amistad que se precie o debate candente que no se tenga a voces en la calle. Tras ese primer paseo se llega a la 'Sala Espejos' donde las vitrinas de las tiendas reflejan el rostro después de una noche de fiesta. Caras que asustan al miedo, te puedes figurar el aspecto... En la 'Sala Jardín' se da al visitante la tregua del amanecer con el trinar de los pájaros y en la 'Sala Habitación' se entra en el profundo caos.
Todo este paseo se hace con Rakija en el cuerpo, un aguardiente local, para que la experiencia sea más parecida a la juerga nocturna y por si no tienes suficiente apariencia ebria siempre puedes probar unas gafas especiales que simulan los efectos del alcohol y probar tu habilidad en los dardos. No vayas con miedo. Eso es algo que has hecho fijo cualquier noche que ibas contento de más.
La visita termina con una sección interactiva donde los visitantes pueden compartir sus resacas y no todos son risas. ¿Te creías que todo era "jiji jaja" en este museo? Pues hay también un objetivo detrás de todo esto.
El primer museo de la resaca no solo evoca el lado festivo de las grandes noches. Se busca despertar los recuerdos y estos no van a ser necesariamente buenos siempre. También los hay malos, aunque luego está el día de después que eso ya es otro nivel. Como dicen las madres... "Noches alegres, mañanas tristes". Y para contar esos riesgos, los creadores del museo tienen pensado incluir una especie de 'cámara negra' donde se pondrán advertencias e informaciones de utilidad cuando la fiesta se va de las manos.
Porque todo es muy gracioso hasta que a la mañana siguiente estás para tirarte al cubo de la basura. Del paseo nocturno no te acuerdas y solo te queda un insoportable dolor de cabeza, mucha sed y ganas de morirte todo el rato. Con esos síntomas seguro que tienes una historia para el museo de la resaca, ¡suerte que te acuerdes de los detalles!
De momento este nuevo espacio para compartir las historias de resacas está en periodo de prueba, pero está teniendo tanto éxito que tienen pensado ya inaugurar un bar dentro de las instalaciones para ofrecer remedios anti-resaca y, es fácil que tengan que abrir más salas en poco tiempo. Faltos de material no van a estar porque seguro que este año recién estrenado ya ha sumado muchas buenas historias al elenco...