Cada vez producimos más residuos urbanos en España. Solo en 2016 se recogieron casi 22.000 toneladas de residuos urbanos, de los cuales, según un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) tan solo se reciclaron el 34,2%. Eso significa que más del 65% de los residuos que generamos no pudieron reciclarse; una cifra altísima que podemos ayudar a reducir.
Aprender a reciclar y reutilizar correctamente los deshechos que generamos puede tener un impacto muy positivo en nuestro entorno. Una de las claves está en conocer el lenguaje y los colores del reciclaje, las papeleras y los contenedores; solo así sabremos exactamente dónde colocar cada uno de los deshechos que generamos y que ya no son útiles en el hogar. Con los seis más habituales tendrás una buena parte del camino andado.
En el contenedor azul deben ir los residuos de papel y cartón. Es decir, aquí se depositan todo tipo de papeles y cartones, lo que incluye envases de alimentos y cajas contenedoras, papeles de envolver regalos, folletos publicitarios, revistas del año de la pera y ese periódico que lleva cogiendo polvo al final del revistero desde que Aznar era presidente.
Para que estos contenedores sean más efectivos, se recomienda que los ciudadanos plieguen correctamente en casa aquellos envases que lo permitan (como los briks de leche, por ejemplo), para que se puedan almacenar tantos residuos como sea posible. Además, en algunas comunidades, los contenedores cuentan con sistemas urbanos subterráneos, y los envases más grandes pueden provocar atascos en los conductos.
En el contenedor amarillo tenemos que depositar aquellos envases y productos fabricados con plásticos. Botellas de lejía, bolsas de patatas, latas de conservas y refrescos… todo va en este contenedor, uno de los más sencillos de acotar.
La v de verde también es la v de vidrio; este es el contenedor favorito de los domingos por la mañana. ¿Cuántos vecinos te han visto arrastrar las zapatillas de andar por casa hasta el contenedor verde, con un moño deshecho y una sudadera de ‘University of Rome’, después de una fiesta en casa?
En este contenedor se depositan los envases de vidrio, pero no los cerámica o cristal. En la medida de lo posible, demos eliminar todos los corchos, metales o papeles que puedan contener estos envases, y depositarlos en su contenedor correspondiente (las tapas al amarillo, las etiquetas al azul).
No son los contenedores más habituales, pero sí son de lo más útil. En el contenedor rojo van aquellos deshechos que suponen una mayor contaminación ambiental, como las baterías, los aerosoles o los aceites. Ahora bien, eso no significa que todos estos productos puedan depositarse en el mismo contenedor; cada uno tiene el suyo, específico. Es muy habitual encontrar un sitio en el que dejar las pilas en las marquesinas de los autobuses, por ejemplo.
En caso de que no tengas un contenedor o punto limpio cerca, contacta con tu ayuntamiento para que te indique cuáles son los pasos a seguir.
En el contenedor gris, en algunos sitios de color verde oscuro, se deposita toda la basura inorgánica, aquella que no se puede reciclar. Arena para mascotas, polvo, colillas, productos de higiene íntima… y también las mascarillas o guantes protectores, que no pueden reciclarse. En ese caso, debes procurar aislar los residuos, para evitar que los trabajadores de las fábricas puedan contaminarse con ellos. Si no encuentras un contenedor gris, también puedes depositar estos restos en una papelera.
En este contenedor marrón, que todavía no está disponible en todas las comunidades autónomas, pero será obligatorio a partir de 2024, van los restos orgánicos. Para hacernos una idea, la comida: pieles y restos de verduras y frutas, pescados y carnes, pastas y arroces, papeles de cocina y servilletas usadas… todos ellos son reciclables y deben depositarse en este espacio, y no en el contenedor gris.