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¿Mito o realidad? Descubre la verdad sobre la creencia de que los perros saben nadar por instinto

  • En contra de la creencia popular, los perros no son nadadores natos. Algunas razas son más hábiles que otras, pero los braquicéfalos tienen mucho peligro en el agua.

  • Cuando entran en el agua, los perros mueven las piernas y flotan para sobrevivir, pero eso les causa un estrés enorme. Sin embargo, se puede enseñar a un perro a nadar: en Yasss te contamos cómo hacerlo.

Todos los veranos ocurre lo mismo: el vídeo de un cuidador tirando a su perro al agua, que termina ahogándose por no saber nadar, se hace viral. Las redes sociales se llenan de comentarios e insultos, y los usuarios se indignan ante la pasividad de quien graba, que no hace nada para evitar la muerte del animal, y la irresponsabilidad del dueño. Entre el shock y el enfado colectivo, destaca un comentario: el de la persona que se pregunta, un poco sorprendida, por qué ha ocurrido el incidente. ¿Acaso no saben todos los perros nadar?

Que todos los perros saben nadar casi por instinto es un mito que ha hecho muchísimo daño a estos animales. Hay razas más hábiles y otras a las que les cuesta mucho trabajo, pero a las que podemos educar con un poco de tiempo y dedicación. En Yasss te contamos cuáles son y cómo enseñar a tu perro a desenvolverse en el agua.

¿Sabe mi perro nadar?

De entrada, ningún can sabe nadar. Lo que sí tienen es un instinto de supervivencia nato, que hace que, si les tiras en una masa de agua, usen sus patas para mantenerse a flote y no hundirse. Lo que se llama “hacer el perrito” cuando tú te metes en una piscina, vaya. Ahora bien, este ejercicio le genera un estrés y ansiedad descomunal: por norma general, lo mejor es evitar tirarle al agua o exponerles a situaciones de riesgo.

No hay mucho más: hay razas que aprenden más rápido y otras que pueden morir si las lanzas al agua. La destreza del animal en ese entorno dependerá de factores como su anatomía, genética, edad, estado de salud o condición física, por ejemplo. Entre las razas que aprenden a nadar casi sobre la marcha están el perro de aguas, el Golden terrier o el labrador, entre otras, mientras que las razas braquicéfalas suelen tener más complicaciones para aprender. Si tienes un Bulldog, un pug, un chow chow o cualquier otro perro con el hocico chato, evita someterles a zambullidas peligrosas.

Ahora bien, no hay que descartar nada. Sea cual sea la raza de tu perro, la natación puede venirle muy bien para mejorar su condición física, y además es una opción de lo más divertida para refrescaros juntos, siempre y cuando se lleve a cabo en un espacio seguro y controlado. Lo ideal es entrenarle para que aprenda a nadar desde que es un cachorro, poniéndolo en contacto con el agua y convirtiendo el elemento en una parte más de sus juegos. De esta forma, ganará en seguridad y asociará el agua a un estímulo positivo. Nunca deberíamos forzar a un perro temerosos a nadar, porque obtendríamos el efecto contrario al que buscamos.

¿Cómo enseño a mi perro a nadar?

Si tu perro es adulto y no sabe cómo nadar, no te queda otra que enseñarle. Busca un día de sol, para que tu perro pueda secarse al aire, y un espacio seguro y controlado, en el que estéis a salvo de corrientes fuertes y multas. Para los primeros días, puedes buscar una piscina pequeña o la orilla de una playa o un río, para que el perro obtenga confianza en sí mismo. Se sentirá mejor si el agua tiene una buena temperatura y puede tocar el fondo con sus patas.

Ve a una zona donde no haya mucho ruido y distracciones y empieza a jugar con él, para que el perro asocie el espacio a un estímulo positivo y se agote, buscando refrescarse después. Intenta que se acostumbre al agua: puedes tirarle el frisbi o la pelota al agua, cerca de la orilla, y darle un premio cuando te acerque el juguete. Cuando compruebes que se ha familiarizado con el agua, puedes meterte en el agua con él. Poco a poco, ve tanteándole para ver cómo se acomoda a estar dentro del agua. Si le ves nervioso, sácale inmediatamente, para que no termine aborreciendo el mar o el río. Nunca le fuerces a hacer algo que no quiere y mantén siempre la vista puesta en tu mascota. Su seguridad es lo primero, por lo que no se recomienda que entre nunca al agua sin vigilancia o lejos de ti.

Y, si el adiestramiento no funciona, siempre podemos optar por uno de esos flotadores salvavidas tan monos que venden en las tiendas de animales, o consultar con un etólogo veterinario el caso particular de nuestra mascota.

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