Por fin llega el fin de semana y tu perro y tú sacáis la toalla: si tenéis suerte y vivís cerca de la costa, ¡es día de playa! Esterilla, botella de agua y crema solar, todo a la mochila. Pero, ¿es necesario proteger a nuestra mascota específicamente del sol?
Los expertos recomiendan hacerlo. Aunque los perros están más protegidos de los agentes externos que los humanos, gracias a su pelaje, también pueden sufrir los efectos más nocivos del sol. Una exposición excesiva a la luz y el calor puede traerles problemas dermatológicos, incluso cáncer.
Precisamente por eso se recomienda que no les rapes, ni siquiera aunque pienses que así sufrirá menos las olas de calor. Y, pese a todo, hay zonas de su piel que se mantienen expuestas, como la punta de las orejas o el morro. Además, algunas razas son particularmente sensibles a los efectos del sol, como los boxer, los pitbulls o los dálmatas.
Para empezar, en la medida de lo posible es mejor no exponer al sol al perro en las horas centrales del día: el riesgo de deshidratación se suma al de las quemaduras. En cualquier caso, si no nos queda otra podemos optar por algún accesorio para proteger al can de los riesgos del exterior. En las tiendas de animales venden camisetas finas que podremos ponerles encima para que los rayos no incidan directamente sobre su piel.
Ten también en cuenta que el suelo puede abrasar; eso aplica para la arena, en el caso de que vayáis a la playa. Recuerda la regla de los cinco segundos: si no puedes mantener la mano sobre una superficie durante ese tiempo, tu perro tampoco puede pisarla con sus almohadillas. Mantenle hidratado en todo momento y estate pendiente de sus reacciones siempre que sea posible.
Si vas a estar mucho tiempo bajo el sol con tu perro, conviene tomar medidas preventivas. Eso incluye, además de lo que hemos enumerado, el protector solar, que debe aplicarse en esas zonas en las que tu perro no tiene pelo con el que protegerse: nariz, labios, orejas, la panza… Si tu perro tiene el pelo muy fino o es especialmente sensible a las quemaduras (es el caso de un animal albino, por ejemplo), dale una buena capa por todas partes, para evitarle lesiones.
El protector solar que le apliques a tu perro deberá tener al menos protección 30 y ser resistente al agua. Y aunque existen protectores específicos para perros, si optas por aplicarle el tuyo lo mejor es que no tenga fragancia ni color y que sea hipoalergénica. Puedes optar por los productos para bebés, que casi siempre cumplen esos requisitos.
A la hora de aplicárselo, hazlo poco a poco, en pequeñas cantidades y zonas localizadas, para que se absorba rápidamente y no pueda echarle la lengua. Puedes utilizar un bastoncillo o un clínex, que te ayudarán a distribuirlo sin que apenas se de cuenta. Después, un masaje rápido, ¡y listo! Ya estaría preparado para el día de playa.
Repite la ecuación cada dos o tres horas y ten el ojo siempre sobre él, por si empezase a quemarse. Y si tienes cualquier duda, recuerda que tu veterinario puede asesoraros. Que nada os impida disfrutar de un día juntos sobre la arena.