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Los perros también sufren ansiedad y, al igual que los humanos, se puede tratar

  • La ansiedad en tu perro le provocará un malestar generalizado, que puede repercutir directamente en vuestra convivencia y deteriorar vuestro vínculo

  • Es fundamental que detectes los síntomas a tiempo para poder prevenirla o tratarla cuanto antes

Si estás viviendo el encierro con tu perrete, estos meses os habrán servido para pasar más tiempo juntos y reforzar el vínculo que os une -quizá algo debilitado por el ritmo frenético de vida y lo poco que paras en casa-. Semanas para conocer mejor a tu mascota e incluso detectar alguna anomalía en su comportamiento, que habías pasado por alto o simplemente considerabas que era parte su personalidad.

Alteraciones en su conducta que se manifiestan con hiperactividad, inquietud e inseguridad y que pueden afectar gravemente a vuestra convivencia. Si has detectado estos problemas en tu compañero de cuatro patas, todo apunta a que sufra ansiedad y lo esté pasando realmente mal.

En Yasss, te explicamos cómo detectar y prevenir la ansiedad en tu perro y lograr su bienestar físico y mental -que repercutirá directamente en el tuyo-.

La ansiedad canina

Al igual que en los humanos, se trata de un estado mental que les provoca un malestar del que intentan zafarse mostrando alteraciones en su conducta -nerviosismo, intranquilidad, incertidumbre…-. Continuos cambios de comportamiento que van deteriorando su salud y la relación con su dueño.

Por lo que es fundamental que identifiques cuanto antes estos síntomas y los trates para que deje de sufrir y pueda ser feliz. Las causas que pueden llevar a tu perro a padecer ansiedad son varias:

  • Falta de socialización: Es esencial enseñarle a socializar en sus primeros meses de vida, para que se adapte al entorno que le rodea y a los demás perros y humanos. Si te saltas este paso -te arrepentirás de por vida-, no sabrá reaccionar adecuadamente a los estímulos del ambiente en el que vive y se verá sobrepasado cada vez que salga de paseo.
  • Ansiedad por separación: Los perretes son animales sociales que necesitan sentir que forman parte de un grupo, para estar seguros y asegurar su supervivencia. Un sentimiento del que se van desprendiendo a medida que crecen -ya que son más independientes-, y que puede verse alterado si se trata de un animal que ha sido abandonado, maltratado o separado de su madre antes de tiempo, lo que repercutirá en su salud mental.
  • Excesiva soledad: El trabajo o las clases te obligan a estar fuera de casa la mayor parte del día, una ausencia que le puede afectar gravemente. El aburrimiento y la ausencia de interacción continuada en el tiempo hará que desarrollen ansiedad. Recuerda, cada vez que salgas a la calle déjale unos juguetes para que se entretenga y si prevés que vas a pasar muchas horas fuera, organízate con amigos, vecinos o un paseador para que le atienda.
  • Miedo compulsivo a los ruidos: Es lógico que un ruido estridente les asuste -tienen una capacidad auditiva 16 veces más potente que la de los humanos-, pero si este temor persiste en el tiempo es síntoma de ansiedad. En estas situaciones, háblale tranquilamente, acaríciale para transmitirle tu calma y no le cojas en brazos, ni lo abraces -o considerará que algo va mal-.
  • Demencia senil: La ansiedad en perros mayores es habitual por su deterioro cognitivo, una pérdida de memoria que provocará que se desoriente -viéndose incapaz de reconocer su propio hogar y dueños-, tenga incontinencia -ya no aguanta a hacer sus necesidades hasta la hora del paseo- y rechace cualquier interacción humana o animal, mostrando irritabilidad.
  • Cambios inesperados: Una rutina perruna que se varía radicalmente -por una mudanza, la llegada de un nuevo miembro a la familia o incluso su pérdida-, puede derivar en picos de estrés y ansiedad. Preséntale al nuevo integrante en un lugar relajado, para que lo huela y se familiarice con él -prémiale y dile que lo está haciendo bien-. Si te mudas, delimita las estancias a las que tiene acceso y pon sus cosas en su nuevo rincón -juega con él, mímale y haz que se sienta cómodo para que asimile el cambio-.
  • Falta de ejercicio: Los canes necesitan desfogar el exceso de energía acumulado y un reducido número de paseos hará que se vuelvan completamente locos en casa. Aunque existen juguetes que estimulan su cerebro y les ayuda a quemar esa energía, es fundamental que cumplan con las salidas diarias necesarias para hacer sus necesidades, airearse y desfogarse. No lo olvides.

Los síntomas

Los signos con los que manifiesta la ansiedad son diversos, pero fáciles de detectar… ¡Préstale mucha atención!

  • Tiene comportamientos destructivos y rompe mobiliario, ropa, sus propios juguetes y todo lo que encuentre a su paso -sobre todo cuando está solo-.
  • Defeca y micciona en casa a pesar de saber hacerlo fuera
  • Se come sus propias heces o las de otros perros
  • Llama la atención de manera exagerada con temblores o gemidos
  • Monta descontroladamente a otros perros o personas, incluso estando castrado
  • Muestra hiperactividad dentro de casa saltando, corriendo y dando vueltas sin parar
  • Ladra, gime y aúlla 24/7
  • Vive en alerta permanentemente con los músculos tensos y vigilando su alrededor
  • Se lame sin parar hasta hacer heridas
  • Tiene miedo a todo lo que le rodea cuando sale de paseo, lo que le hace tiritar y tener la cola entre las piernas
  • Enferma con más frecuencia y se materializa con vómitos y diarrea
  • Se muestra agresivo con gruñidos, ladridos o atacando a otros de los de su especie

Cómo prevenirla y tratarla

Antes de nada, debes saber que tratar la ansiedad en los perros requiere mucho tiempo, -no es un proceso que dure días-, puede alargarse años e incluso toda su vida. Por lo que sé paciente, empatiza y piensa en su futuro bienestar. Y nunca le castigues por sus actos -ya que puede agravar la situación-, sino todo lo contrario: usa el refuerzo positivo.

Así que, si consideras que padece ansiedad te mostramos algunos consejos para aliviarle -no obstante, consulta siempre a tu veterinario qué pautas te recomienda en función de su situación-:

  • Evita que pase largos periodos de tiempo a solas, en este caso déjale juguetes a modo de entretenimiento -como un Kong lleno de comida-. Si te resulta inevitable por tus horarios, pide ayuda a familiares, amigos, vecinos o contrata los servicios de un paseador canino.
  • Marca una rutina de paseos, juegos y comida para que se habitúe y aprenda a esperar a cada momento, sin sentirse agobiado.
  • Deja que se desfogue en sus salidas diarias, que corra, juegue y se socialice con otros perretes del parque. Acabará agotado, sin resto alguno de estrés en sus poros y solo querrá descansar en su camita.
  • Existe un tratamiento médico tranquilizante que imita la acción de la feromona apaciguante -una sustancia que las perras liberan durante la lactancia, con el fin de apaciguar al cachorro en situaciones de estrés-. Su objetivo es calmarle y reducir el nivel de estrés. Antes de dar el paso, pide recomendación a tu veterinario.
  • El uso de una camisa compresiva o antiansiedad. Un utensilio que aplica un poco de presión sobre su torso -sentirá que le están abrazando-, le hará sentir más seguro y por lo tanto más relajado.
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