Los perros también sufren ansiedad y, al igual que los humanos, se puede tratar
Héctor de CaboMadrid
El bienestar de tu perrete, es el tuyo propioUNSPLASH
La ansiedad en tu perro le provocará un malestar generalizado, que puede repercutir directamente en vuestra convivencia y deteriorar vuestro vínculo
Es fundamental que detectes los síntomas a tiempo para poder prevenirla o tratarla cuanto antes
Si estás viviendo el encierro con tu perrete, estos meses os habrán servido para pasar más tiempo juntos y reforzar el vínculo que os une -quizá algo debilitado por el ritmo frenético de vida y lo poco que paras en casa-. Semanas para conocer mejor a tu mascota e incluso detectar alguna anomalía en su comportamiento, que habías pasado por alto o simplemente considerabas que era parte su personalidad.
Alteraciones en su conducta que se manifiestan con hiperactividad, inquietud e inseguridad y que pueden afectar gravemente a vuestra convivencia. Si has detectado estos problemas en tu compañero de cuatro patas, todo apunta a que sufra ansiedad y lo esté pasando realmente mal.
En Yasss, te explicamos cómo detectar y prevenir la ansiedad en tu perro y lograr su bienestar físico y mental -que repercutirá directamente en el tuyo-.
La ansiedad canina
Al igual que en los humanos, se trata de un estado mental que les provoca un malestar del que intentan zafarse mostrando alteraciones en su conducta -nerviosismo, intranquilidad, incertidumbre…-. Continuos cambios de comportamiento que van deteriorando su salud y la relación con su dueño.
Por lo que es fundamental que identifiques cuanto antes estos síntomas y los trates para que deje de sufrir y pueda ser feliz. Las causas que pueden llevar a tu perro a padecer ansiedad son varias:
Falta de socialización: Es esencial enseñarle a socializar en sus primeros meses de vida, para que se adapte al entorno que le rodea y a los demás perros y humanos. Si te saltas este paso -te arrepentirás de por vida-, no sabrá reaccionar adecuadamente a los estímulos del ambiente en el que vive y se verá sobrepasado cada vez que salga de paseo.
Ansiedad por separación: Los perretes son animales sociales que necesitan sentir que forman parte de un grupo, para estar seguros y asegurar su supervivencia. Un sentimiento del que se van desprendiendo a medida que crecen -ya que son más independientes-, y que puede verse alterado si se trata de un animal que ha sido abandonado, maltratado o separado de su madre antes de tiempo, lo que repercutirá en su salud mental.
Excesiva soledad: El trabajo o las clases te obligan a estar fuera de casa la mayor parte del día, una ausencia que le puede afectar gravemente. El aburrimiento y la ausencia de interacción continuada en el tiempo hará que desarrollen ansiedad. Recuerda, cada vez que salgas a la calle déjale unos juguetes para que se entretenga y si prevés que vas a pasar muchas horas fuera, organízate con amigos, vecinos o un paseador para que le atienda.
Miedo compulsivo a los ruidos: Es lógico que un ruido estridente les asuste -tienen una capacidad auditiva 16 veces más potente que la de los humanos-, pero si este temor persiste en el tiempo es síntoma de ansiedad. En estas situaciones, háblale tranquilamente, acaríciale para transmitirle tu calma y no le cojas en brazos, ni lo abraces -o considerará que algo va mal-.
Demencia senil: La ansiedad en perros mayores es habitual por su deterioro cognitivo, una pérdida de memoria que provocará que se desoriente -viéndose incapaz de reconocer su propio hogar y dueños-, tenga incontinencia -ya no aguanta a hacer sus necesidades hasta la hora del paseo- y rechace cualquier interacción humana o animal, mostrando irritabilidad.
Cambios inesperados: Una rutina perruna que se varía radicalmente -por una mudanza, la llegada de un nuevo miembro a la familia o incluso su pérdida-, puede derivar en picos de estrés y ansiedad. Preséntale al nuevo integrante en un lugar relajado, para que lo huela y se familiarice con él -prémiale y dile que lo está haciendo bien-. Si te mudas, delimita las estancias a las que tiene acceso y pon sus cosas en su nuevo rincón -juega con él, mímale y haz que se sienta cómodo para que asimile el cambio-.
Falta de ejercicio: Los canes necesitan desfogar el exceso de energía acumulado y un reducido número de paseos hará que se vuelvan completamente locos en casa. Aunque existen juguetes que estimulan su cerebro y les ayuda a quemar esa energía, es fundamental que cumplan con las salidas diarias necesarias para hacer sus necesidades, airearse y desfogarse. No lo olvides.
Los síntomas
Los signos con los que manifiesta la ansiedad son diversos, pero fáciles de detectar… ¡Préstale mucha atención!
Tiene comportamientos destructivos y rompe mobiliario, ropa, sus propios juguetes y todo lo que encuentre a su paso -sobre todo cuando está solo-.
Defeca y micciona en casa a pesar de saber hacerlo fuera
Se come sus propias heces o las de otros perros
Llama la atención de manera exagerada con temblores o gemidos
Monta descontroladamente a otros perros o personas, incluso estando castrado
Muestra hiperactividad dentro de casa saltando, corriendo y dando vueltas sin parar
Ladra, gime y aúlla 24/7
Vive en alerta permanentemente con los músculos tensos y vigilando su alrededor
Se lame sin parar hasta hacer heridas
Tiene miedo a todo lo que le rodea cuando sale de paseo, lo que le hace tiritar y tener la cola entre las piernas
Enferma con más frecuencia y se materializa con vómitos y diarrea
Se muestra agresivo con gruñidos, ladridos o atacando a otros de los de su especie
Cómo prevenirla y tratarla
Antes de nada, debes saber que tratar la ansiedad en los perros requiere mucho tiempo, -no es un proceso que dure días-, puede alargarse años e incluso toda su vida. Por lo que sé paciente, empatiza y piensa en su futuro bienestar. Y nunca le castigues por sus actos -ya que puede agravar la situación-, sino todo lo contrario: usa el refuerzo positivo.
Así que, si consideras que padece ansiedad te mostramos algunos consejos para aliviarle -no obstante, consulta siempre a tu veterinario qué pautas te recomienda en función de su situación-:
Evita que pase largos periodos de tiempo a solas, en este caso déjale juguetes a modo de entretenimiento -como un Kong lleno de comida-. Si te resulta inevitable por tus horarios, pide ayuda a familiares, amigos, vecinos o contrata los servicios de un paseador canino.
Marca una rutina de paseos, juegos y comida para que se habitúe y aprenda a esperar a cada momento, sin sentirse agobiado.
Deja que se desfogue en sus salidas diarias, que corra, juegue y se socialice con otros perretes del parque. Acabará agotado, sin resto alguno de estrés en sus poros y solo querrá descansar en su camita.
Existe un tratamiento médico tranquilizante que imita la acción de la feromona apaciguante -una sustancia que las perras liberan durante la lactancia, con el fin de apaciguar al cachorro en situaciones de estrés-. Su objetivo es calmarle y reducir el nivel de estrés. Antes de dar el paso, pide recomendación a tu veterinario.
El uso de una camisa compresiva o antiansiedad. Un utensilio que aplica un poco de presión sobre su torso -sentirá que le están abrazando-, le hará sentir más seguro y por lo tanto más relajado.