Tu gato dice muchas cosas, pero eso ya lo sabes. Sus maullidos, gestos y posturas pueden ser un indicador de su estado de ánimo o incluso e que algo no va bien; con algo de paciencia y un poquito de esa adoración que todos los cuidadores sienten por los animales de compañía, uno puede llegar a entender los ritmos de un animal que, pese a su fama de solitario, egoísta y huraño, es un comunicador nato.
En Yasss te damos las claves para que identifiques sus problemas cuanto antes.
Los gatos se comunican con nosotros por medio de su propio lenguaje, en el que entran tanto sus particularidades como la forma en que han sido educados en casa. Obviamente, el animal que haya sido querido y cuidado no se relacionará de la misma forma que otro maltratado o desatendido. Cada gato tiene su propia personalidad y lenguaje, dependiendo de la relación que exista entre el cuidador y el felino.
Sin embargo, hay una serie de patrones comunes a los que sí podemos atender, como la postura, la colocación de las orejas, el movimiento de la cola o la forma de las pupilas, entre otros. Para poder anticiparnos, es fundamental poner la atención en los gatos recién nacidos, si tenemos la oportunidad. Sus primeros gestos y la forma en que hayan llegado al mundo (si es el más débil, el más agresivo o si se acerca a las personas sin miedo) condicionarán su carácter en la edad adulta. Una vez en casa, el cuidador es el responsable de reconducir el comportamiento del gato, mediante señales y ejercicios.
Hay que tener en cuenta que, en época de celo, el lenguaje de los gatos cambia y se destina a un único fin: procrear. Las hembras cambiarán su maullido y buscarán las caricias, así como rascarse la espalda, mientras que los machos se escaparán como si no hubiese un mañana y dejarán tras de sí un reguero de orina, marcando su territorio. En estos días, es bastante habitual que los gatos macho entren en peleas para encontrar una hembra. Algunas son bastante violentas.
Durante el embarazo también cambian los patrones de la gata. Las últimas semanas de gestación la gata estará nerviosa e incluso agresiva, y probablemente sea muy discreta a la hora de buscar un lugar en el que dar a luz.
Uno de los focos de nuestra atención tendrá que ser la cola de nuestro gato. No es complicado entender su estado de ánimo comprobando la forma en que mueve la cola y la expresión de su cara: si se encuentra a gusto, estará relajado y tenderá a estirarse despacio, con las garras hacia afuera. Un gato contento tendrá los ojos entreabiertos y su postura será relajada, por ejemplo, y todo lo contrario en el caso de un gato agresivo: puede mostrar los colmillos y garras o ponerse de medio lado con el pelaje erizado, aunque depende de su personalidad.
La postura de la cabeza también puede decirnos mucho. Un gato confiado sube la cabeza para mostrar su superioridad y valentía, mientras que un animal más sumiso se mantendrá cabizbajo. Si te ofrecen su cabeza, quieren no solo que les acaricies, si no en muchos casos también marcar su territorio con su olor.
Las orejas también nos dan mucha información. Tienen más de veinte músculos y son capaces de muchos movimientos: un gato feliz las tendrá hacia arriba y las girará hacia cada estímulo sonoro que capte, mientras que aquellos asustados aplanarán sus orejas hacia el costado, como muestra de sumisión. También los bigotes son móviles y dan mucha información: cuando esté feliz o sienta curiosidad, los extenderá hacia delante, mientras que, si tiene miedo, está molesto o enfermo, suele echarlos hacia atrás, a lo largo de sus mejillas.
Por último, mucho ojo a la cola de tu gato. Es una de las formas más fáciles de comprender su estado anímico, como ya hemos dicho antes. Le habrás visto mil veces agitar la cola de lado a lado, arriba o abajo, más rápida o lentamente, y cada patrón tiene su significado. Por ejemplo, la cola en alto indica un estado de ánimo positivo, que se reducirá cuanto más baja esté la cola. Cuanto más agitado esté, más rápidamente moverá tu gato la cola, y si lo hace lentamente puede ser sinónimo de concentración o caza. Un minino a la defensiva arqueará e inflará la cola, pero la subirá, recta y rígida, cuando algo haya llamado la atención.
Estos son algunos patrones comunes, pero cada gato necesita tiempo para hacer entender sus conductas y lenguaje corporal. Pon atención y cariño en él y, con paciencia, podrás comprender su estado de ánimo.