Reconócelo: la idea siempre te ha rondado por la cabeza. Y puede que en las últimas semanas, confinado en casa debido a la pandemia de coronavirus que nos mantiene a todos aislados, el pensamiento haya cogido fuerza. ¿Y si contases con un compañero de convivencia de cuatro patas, independiente y adorable a partes iguales?
Un gato es una gran responsabilidad. A estas alturas probablemente no hace falta que digamos que una mascota no es un juguete: es un ser vivo que se pone en nuestras manos y queda a nuestro cargo. Y eso no solo conlleva fotos cuquis para Instagram o compañía en las tardes de mantita y sofá: también son deberes y obligaciones, y hay que ser consciente de ello.
Si ya has sopesado toda la complejidad que conlleva el reto de hacerse cargo de un 'lindo gatito', y estás convencido de que quieres compartir tu vida con él, has de empezar a abrir otros melones. ¿Comprar o adoptar? ¿Qué pros y contras tiene cada opción? ¿Por qué raza debería inclinarme? ¿Alguna puede tener una personalidad más similar a la mía? Tranquilo, en Yasss te ayudamos a elegir.
Parece evidente que adoptar es la alternativa más recomendable: el abandono animal es una triste realidad contra la que hay que seguir luchando. La Fundación Affinity cifró en 113.217 los perros y gatos recogidos por protectoras de animales y centros municipales durante el año 2018. Y hay indicios que apuntan a que el número real de abandonos podría ser bastante mayor.
Es cierto que la opción de comprar también ofrece sus ventajas. El hecho de poder seleccionar la raza concreta suele provocar que las características de nuestro gato se adecúen más a lo que deseamos, lo que nos permite prever hábitos y comportamientos. Pero no es menos cierto que, al final, la personalidad de cada mascota es algo muy singular. Y que adoptando no solo ayudas a erradicar el abandono animal: también puedes ahorrarte ese dinero e invertirlo en sus necesidades. ¡Y vas a recibir el mismo cariño! Ten en cuenta, eso sí, que algunos pueden haber pasado por situaciones traumáticas, así que debes esforzarte para que puedan superarlas. ¡No sabes cuánto te lo va a agradecer cuando lo consigas!
Una vez decidido si adoptas o compras, llega el momento de elegir (si es posible en el caso de la adopción), entre las razas y otras características de tu futuro gatete. Los mininos ofrecen importantes razones para convertirse en las mascotas perfectas, como su independencia, su higiene o su inteligencia. Pero es cierto que algunos pueden encajar mejor con tu estilo de vida. En cualquier refugio te podrán orientarte respecto de la personalidad de los gatetes que cuidan, pero hay ciertas cosas que debes tener en cuenta.
El espacio en el que conviviremos con él es una de las variables a tener en cuenta a la hora de sopesar qué tipo de gato queremos. La cuarentena nos lo ha dejado claro: no es lo mismo vivir en un piso pequeño e interior que en una casa de campo. Y lo mismo aplica para nuestro gato: aunque se trate de una mascota que necesita pocas salidas y se adaptan perfectamente a la vida en el interior de una vivienda, hay ciertas características que deberías tener en cuenta.
En general, para una vida en un piso, y más si va a pasar varias horas solo al día (no ahora, en plena cuarentena, que lo atosigarás con tantos mimos, pero más adelante) ha de ser un felino poco activo y territorial, y bastante independiente. Pese a que, como decíamos, cada gato tiene su propio carácter, es cierto que en líneas generales algunas razas como el azul ruso, el ragdoll o el pelo corto inglés son tranquilas y se suelen adaptar sin problemas a las rutinas de la casa.
La edad y el carácter son dos importantes factores a tener en cuenta a la hora de pensar en el minino con el que quieres compartir tu tiempo. Está claro que a todos nos parecen muy cuquis los cachorros. Y nos gusta la idea de educarlos y acompañarlos durante toda su vida. Pero hay muchos puntos nada despreciables si te planteas adoptar un gato adulto.
Un gato de unos añitos tiene ya formado su propio carácter y ya ha adquirido los conocimientos básicos, por lo que evitarás los procesos de aprendizaje. Además, apuestas sobre seguro: conocerás su carácter y personalidad con antelación y te deparará menos sorpresas que las que puede generar un gatito. Generalmente, además, requieren de menos visitas al veterinario. ¡Y le estás dando una segunda oportunidad que siempre te va a agradecer!
Hay muchos más elementos que puedes valorar antes de tomar la decisión. Por ejemplo, si prefieres una gata o un gato (ellas suelen ser algo más cariñosas, menos territoriales, pero de humor más cambiante, aunque lo cierto es que hay de todo). El pelo suele ser otra fuente de preocupación, y si bien todos los gatetes requieren de cuidados, los de pelo largo exigen mayor atención para estar perfectos (aunque los momentos de cepillado pueden ser ideales para estrechar lazos). Por último, una duda frecuente es si es mejor tener un gato o más de uno. Depende en gran medida de tus recursos, las posibilidades de tu casa o de si pasas muchas horas fuera y prefieres que se acompañen entre ellos. Sopesa todas la variables y decídete: ¡en poco tiempo no podrás vivir sin él!