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Tan útiles como odiados: consejos para crear un planificador y tener toda la semana organizada

  • Los planificadores semanales son horarios, a siete días vista, que permiten cuadrar una semana de tareas, citas y eventos sin problema.

  • Puede resultar muy útil. Por eso, en Yasss te contamos cómo preparar uno desde casa.

Si algo ha quedado claro esta cuarentena, es que una buena rutina puede salvarnos de las condiciones más adversas. Despertarse a una hora decente, comer de manera equilibrada y dedicar parte de nuestro día a labores de ocio y descanso no solo es útil, sino que resulta de lo más necesario si queremos mantener una buena salud mental. Y, ¿cuál es la mejor manera de organizarse? Planificar todo con tiempo.

Ya sea en el trabajo, con la casa o los estudios, una buena planificación puede hacerlo todo mucho más sencillo y efectivo. Por eso, ahora que ya hemos pasado septiembre y estamos de nuevo dentro de la ruleta del instituto o la universidad, el trabajo o la búsqueda de empleo, es buena idea ponerse manos a la obra y cuadrar los días para que nos de tiempo a todo. En ese sentido, un planificador semanal puede convertirse en nuestra salvación. En Yasss te contamos cómo hacer el tuyo en casa.

¿Qué es un planificador semanal?

Ya sea en formato digital o físico, un planificador semanal es un calendario que te permite, a siete días vista, organizar tu semana. Da igual cómo lo lleves encima: si en el móvil, para no gastar más papel o no olvidártelo nunca, o en papel, para apuntar cosas que se te hayan olvidado conforme las vayas recordando, garabatear o tachar todo lo que necesites. Lo más importante es que te funcione y sea útil para ti.

Para que cumpla su cometido, en tu planificador semanal tendrás que apuntar tu rutina diaria, citas médicas o eventos, con las horas exactas de todo lo que tengas que hacer. De esa forma, a golpe de vista podrás ver todo lo que se te viene encima durante la semana, y organizar tus horas para que te de tiempo a llegar a cada cosa. Lo mejor es usar un ratito del domingo para planificar lo que sí o sí tienes que hacer a lo largo de los días siguientes, para que no se te pase nada y puedas cuadrar mejor los eventos que te vayan surgiendo a partir del lunes.

Quizás te estés preguntando cuál es la diferencia entre un planificador semanal y las agendas de toda la vida. Lo cierto es que son varias y no son muy grandes, sino que se centran en pequeños detalles que pueden resultarte más o menos cómodos. Por ejemplo, las agendas suelen tener menos espacio que los planificadores para apuntar los detalles, y además tienden a ser en formato físico, mientras que el planificador puede darse en los dos formatos.

¿Cómo hago mi propio planificador semanal?

Para crear este formato en casa no necesitas mucho. Si quieres probar con el sistema online, puedes descargarte en el móvil o la Tablet alguna app que crea planificadores automáticamente, como Google Calendar, Microsoft One Note, TickTick o Trello. De esta forma, llevarás tu guía para la semana todo el tiempo encima, y podrás añadir las cosas sobre la marcha, a golpe de pulgar.

Por su parte, si prefieres tenerlo físicamente y colgarlo en tu habitación, despacho o en la cocina, no necesitarás ni mucho tiempo ni muchos materiales. Coge un papel, cartón o pizarra (a este último le darás mucho más uso que a los dos primeros, que tendrás que tirar una vez hayas completado el espacio) y ponla en horizontal. Después, añade siete columnas verticales que crucen el papel hasta el final, una por cada día de la semana.

Por otro lado, crea una lista de tareas pendientes para la semana siguiente. Puedes hacerla en el ordenador, pero después debes colocarlas por orden de prioridad. También conviene que añadas al lado el tiempo estimado de realización de la tarea, para que puedas cuadrar más tarde tu semana sin problemas. Una vez lo tengas todo, colócalo en el planificador (un poco a modo de Sudoku, quizás la primera vez tengas que mover las actividades varias veces de sitio) y ponlo en un sitio visible, al que accedas con regularidad. Ya solo queda ponerte manos a la obra y comprobar si es tan útil para ti como parece.