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Ahorrar para las vacas flacas y no acabar con la primera nómina en dos días es posible

  • La primera nómina siempre es todo un acontecimiento. También puede ser una oportunidad de oro para ahorrar; en Yasss te contamos cómo.

La nómina es uno de los documentos más importantes para un trabajador y, simultáneamente, uno de los que más nos cuesta descifrar. Según algunas estimaciones, más de la mitad de los españoles sudamos la gota gorda para entender los conceptos de ese recibo mensual, el que nos dice cuánto ingresaremos a final de mes. Si, además, se trata de la primera que recibimos en nuestra vida, el lío puede ser descomunal.

La magnitud del caos que acogemos al leer las palabras ‘devengos’ e ‘IRPF’ solo es comparable a la de la euforia que produce ver en nuestra cuenta corriente el primer sueldo por el que cotizamos en nuestra vida. Y aunque lo suyo es coger todo el dinero y comprar lo que necesitemos o nos apetezca, si tienes la oportunidad es recomendable ahorrar al menos una parte.

¿Cómo ahorrar?

Es mucho más fácil hablar del ahorro que empezar a guardar dinero en serio. Para hacerlo, necesitas las posibilidades materiales y mucha fuerza de voluntad. Un buen punto de partida es convencerse de que ganas menos y tener a mano tan solo un porcentaje de ese dinero. El resto lo puedes transferir mensualmente a otra cuenta secundaria a tu nombre, preferiblemente el mismo día en que te ingresen el sueldo. Una vez que el dinero desaparece, no existe, y poco a poco irás engordando tu segunda cuenta con ahorros.

Si te gustan los juegos, puedes ponerte algún reto que suponga un desafío para ti. Por ejemplo, acumular monedas de dos euros en un tarro cada vez que tengas una a mano. También puedes optar por el desafío del céntimo: durante un año, tienes que dejar a diario y en un tarro, la cantidad que dejaste la noche anterior más un céntimo. Empiezas por un céntimo hoy, mañana dos, pasado tres… al final, habrás acumulado más de 650 euros sin darte cuenta.

Piensa todo dos veces

En el mundo en el que vivimos, no siempre es fácil resistirse al impulso de comprarlo todo. Detrás de cada marca hay decenas de estudios que han analizado nuestros patrones de compra y perfiles, para dar con ese producto que no podremos evitar comprar. ¿Cómo decirle que no a algo que ha sido creado casi específicamente para ti?

La clave está en respirar y guardar la cartera al fondo del bolsillo. Si ves algo que quieres y no ibas a específicamente a comprarlo (lo que quiere decir que quizás no lo necesites), intenta retrasarlas al menos unas horas. Date tiempo para pensar si realmente las necesitabas, si las ibas a usar tanto como para amortizarlas o si no podrías obtener el mismo resultado con algo que ya tuvieses en casa. Lo más probable es que no sean tan imprescindibles como parecían. Y lo que no hayas gastado, puedes enviarlo directamente a tu cuenta de ahorros.

Habla de dinero con números exactos

Si quieres ahorrar, hazlo a medio y largo plazo. Desde luego, que te hayas animado a guardar parte del dinero de tu primera nómina es un paso de gigante, pero si quieres obtener verdaderos resultados lo mejor es que te plantees este proceso como algo que no te dará resultados inmediatamente. Echa cuentas de lo que vas a ganar y, en función a eso, ponte una meta de ahorro.

Sé realista con tus objetivos y juega con tus variables, pero no renuncies a toda tu vida mientras tanto. Así, lo único que conseguirás es mandarlo todo a tomar por saco. Puedes dividir tu nómina y destinar cada partida a una cosa: un tanto por ciento al alquiler y los gastos, otro al ahorro y, lo que sobra, para lo que tú quieras. Echa un vistazo a tu extracto bancario y mira cuáles son tus patrones de consumo, para identificar aquellos excesivos y esos otros a los que no tienes ninguna intención de renunciar.

Por último, lleva un registro de gastos e ingresos, para ser más responsable de tu economía. Hasta hace unos años, esto se hacía con un cuadernito y papel y boli, pero lo más probable es que la app de tu banco tenga un registro sencillo en el que puedas comprobar tus transacciones. Una vez hecho eso, el resto es mucho más sencillo.