Existe algo revolucionario en el hecho de que una mujer componga un relato en torno a una agresión sexual que ella misma ha sufrido. Porque hasta esto, la violencia sexual, un problema que afecta de forma sistemática a las mujeres, ha sido siempre contada por los hombres. Piensa, por ejemplo, en todas las series y películas que has visto en la que una violación no es un motivo para contar la historia de ella, sino un desencadenante de una trama criminal protagonizada por ellos.
Las víctimas o supervivientes, en estos casos, ni siquiera tienen entidad como personajes completos. De hecho, se las suele revictimizar (mostrando sus cuerpos atacados) para apuntalar el discurso del terror sexual imperante en la sociedad (esto es lo que os pasará si sois sexualmente libres).
Por eso 'Podría destruirte' también es un acto revolucionario. La serie de moda, británica, emitida en nuestro país a través de HBO España, es una ficción basada en hechos reales, los que le sucedieron a Michaela Coel, actriz, guionista y realizadora, en particular de esta producción.
Y es importante no solo porque ella misma relata su historia, sino porque lo hace cuestionando la manera en que se han formado siempre las narraciones sobre agresiones sexuales, trascendiendo esa premisa para hablar de cultura de la violación, de relaciones tóxicas, de amistad y de autocuidado. Analizamos todos esos temas que aborda 'Podría destruirte' con la ayuda de Pilar Conde, psicóloga especializada en violencia contra las mujeres y directora técnica de Clínicas Origen.
Una pregunta imprescindible. ¿Cómo se gestiona el trauma? ¿Qué pasa por la cabeza y por el corazón de la mujer que lo ha sufrido? "El afrontamiento y las consecuencias psicológicas tras haber vivido una agresión sexual serán diferentes en cada caso, en función de variables como el estilo atribucional (que está relacionado con el autoestima), la edad, la historia previa, habilidades de enfrentamiento, el apoyo social, la experiencia traumática...", explica Pilar. “Aunque no existe algo universal, se habla de que la persona tendrá que pasar por ciertos estadios emocionales”.
"El primero se caracteriza por la desorganización en el estilo de vida de la persona y la presencia de síntomas intensos de ansiedad, miedo, confusión, incredulidad... Tras esto, suele aparecer un reajuste en la funcionalidad, presentando emociones de enfado, ira, resentimiento, puede tener pesadillas y presentar comportamientos de evitación, como no salir sola, no salir por la noche...", añade. "Por último se llega a la aceptación, integración y resolución de lo vivido".
"La persona tiene que gestionar diferentes estados emocionales, como la tristeza, los posibles sentimientos de culpa, de humillación, de vergüenza, así como ir afrontando todo lo que ha evitado por miedo. Es un proceso largo y es importante adaptarse al ritmo que la persona necesite. Es habitual, tras sufrir abuso sexual, que la superviviente derive en trastorno de estrés postraumático". Hagamos hincapié en que el proceso es diferente para cada mujer. En 'Podría destruirte' encontramos mucho de esto que nos cuenta Pilar, pero no como generalización, sino relato individual.
Puede que esto que hemos hablado te recuerde a un caso cercano y mediático: la violación múltiple de Pamplona. Y tal vez recuerdes que a la joven superviviente se la cuestionó por no comportarse tras la agresión como deben comportarse quienes han pasado por ello. ¿Para eso hay un manual? "Cada persona que ha sido agredida tendrá un estilo de afrontamiento. A veces el afrontamiento adaptativo es incluso aprovechado por las partes acusadas, ya que trasladan que, si no hubiese sido consentido, no tendrían fuerzas para enfrentarse a ello de esa manera", explica Pilar.
"Por lo que, además, para creer a la víctima, se tiende a exigir socialmente que lo gestione desde un afrontamiento de dolor y sufrimiento, y que le cueste mejorar. Es importante que diferenciemos lo que es una agresión sexual de cómo se gestiona la agresión sexual". Estas palabras nos evocan no solo la experiencia de Arabella, la protagonista de 'Podría destruirte', sino la de un personaje que, aunque lateral, tiene mucha importancia en el retrato general de la serie: Theodora, una joven que sufrió violencia en su hogar y que optó por dar salida a su malestar de una forma reprobable.
Así como no existen víctimas perfectas no existe una sola violación. La cultura popular nos ha hecho creer que los asaltos sexuales los cometen hombres encapuchados en callejones oscuros, pero 'Podría destruirte' muestra los matices. Arabella sufre lo que se conoce como spiking cuando le echan droga en una bebida para luego atacarla. Y aparece el stealthing, considerado delito, que consiste en quitarse el preservativo durante una relación sexual sin el consentimiento de la otra persona.
Además, suceden las violaciones sin penetración (como la que vive Kwame, amigo de Bella), y recordemos que de muchas los culpables son familiares, parejas o amigos, no siempre un total desconocido. "Desde mi punto de vista, una agresión sexual es todo aquel acto sexual en el que la persona percibe que sus derechos sexuales, sobre su cuerpo y su bienestar, han sido transgredidos. Es independiente de si la persona ha podido defenderse o no por miedo o shock, y de si no estaba siendo conocedora", plantea Pilar Conde para disolver los grises en una cuestión tan peliaguda.
Según lo que plantea 'Podría destruirte', las circunstancias en que suceden las violaciones a veces influyen en la forma de procesarlas, y en las reacciones de los demás. Sobre todo cuando hablamos de contextos nocturnos o de fiesta. Arabella, al sufrir spiking, se enfrenta al cuestionamiento del chico con el que mantiene cierta relación sentimental, que la culpa por haber ido drogada y bebida. ¿No te suena esto también al caso de Pamplona? Comportamientos como estos pueden alertarnos sobre nuestro entorno, sobre la cultura de la violación imperante incluso en nuestra comunidad.
Pero, ¿por qué muchas supervivientes de agresiones sexuales experimentan culpa y vergüenza, si han sido las víctimas del delito? "Es un error de atribución interna. Una agresión sexual siempre es responsabilidad de las personas que deciden superar esos límites. El culpabilizar a la mujer no deja de sostener la violencia machista que justifica que el hombre tiene derechos sobre la mujer", propone Pilar Conde. No hace falta explicar por qué esto es tan relevante: ninguna mujer tiene la culpa de ser agredida. Sí la tienen quienes mantienen esos argumentos y ese imaginario misógino.
'Podría destruirte' también cuenta con una escena que suele ser dura e incómoda: la denuncia. Aunque la experiencia de Arabella con las fuerzas policiales es positiva, no lo es tanto la de Kwuame (en este caso por ser un hombre), lo que nos lleva a un conflicto usual: la incompetencia institucional ante la violencia sexual, que apuntala esos discursos de culpa y vergüenza de los que hablábamos. "El hecho de denunciar la violación es un momento clave, dado que la persona valida a nivel externo e interno que han sido transgredidos sus derechos", indice Pilar.
"Es un acto de reconocimiento para la persona, en la que hay un convencimiento de que lo que ha sufrido es un abuso sexual, y que quienes lo han cometido tienen que acatar las consecuencias legales. Esto ayuda a superar el trauma vivido", desarrolla. "Es importante mostrarse compasivo, escuchar sin cuestionar las verbalizaciones que tiene la víctima. No es la ocasión de juzgar ni cuestionar, sino de recoger a la persona para que pueda sentirse cómoda y validada por las fuerzas de seguridad, dado que necesita sentir que están ahí para ayudarla y protegerla", recomienda.
Pero, ¿qué sucede cuando no hay justicia? Es muy interesante el capítulo de Podría destruirte dedicado a esto: Bella experimenta sentimientos de venganza e incluso fantasea con ella. “El que no se valide a nivel de justicia el abuso sexual sufrido genera mayor sensación de inseguridad, así como sentimiento de culpa y vergüenza. No significa que la persona no lo vaya a poder superar ni seguir con su vida, pero sí tiene un impacto muy positivo en el afrontamiento, y permite a la víctima sentir que puede defenderse y poner límites”, asegura la psicóloga.
'Podría destruirte' es una serie sobre la violencia sexual, sí, pero también es una sobre la creación. Merece la pena recordar que Arabella es una autora en crisis cuando experimenta la agresión. Y la agresión pronto se convierte en su relato, como una especie de catarsis. Esto es algo que Michaela Coel sabe muy bien. No en vano, tras hablar públicamente de la violación que sufrió ella misma, se convirtió en una figura muy importante del Me Too en Reino Unido.
También le preguntamos sobre esto a Pilar Conde. ¿Es terapéutico contarlo de forma pública? "Es muy personal. Habrá quienes sí lo necesiten y se sientan preparadas, pero dependerá de la persona y del momento de afrontamiento en que se encuentre", advierte. Más allá de revulsivo, narraciones como la de 'Podría destruirte' ponen de manifiesto la necesidad de reivindicar espacios públicos en los que hablar de ello, para que se sepa que sucede y para diluir sentimientos de culpa y vergüenza.
Terminamos con una mirada hacia afuera. 'Podría destruirte' cuenta con dos excelentes personajes secundarios, Terry (Weruche Opia) y Kwame (Paapa Essiedu), los amigos de Arabella, que además representan diferentes posiciones sobre cómo acompañar a una superviviente en su trauma. Él es más distante, ella más absorbente. Pilar Conde nos da unos consejos al respecto.
"Debemos estar disponibles para la persona, pero permitir que sea ella la que decida qué necesita en cada momento. Preguntar es un buen aliado, no dar nada por supuesto. Cada persona necesita una cosa, por lo que puede que nuestra interpretación esté errada, y lo que hacemos porque creemos que le hará bien y lo que no hacemos porque tememos molestar puede tener el efecto contrario", indica.
"También tenemos que validar la emoción. La persona necesita descargar y procesar todo lo vivido. No demos consejos, simplemente escuchemos y comprendamos sus emociones", continúa. "Si queremos ayudar a realizar cambios, hagamos preguntas. ¿Qué quieres hacer? ¿Cómo lo quieres hacer? Evitemos tomar las riendas por parte de los demás. Y ofrezcamos actividades de ocio y distracción, sin desesperar cuando no apetezcan". Ayudemos a las supervivientes a salir a flote.