Esta semana se cumple el tercer aniversario del lanzamiento de 'Melodrama', el segundo disco de Lorde que creó una conexión tremendamente potente con toda una generación... o más bien con dos. ¿Por qué un álbum que iba dirigido hacia la Generación Z acabó enganchando también a los millennials? ¿Por qué la conexión fue aún mayor con el público LGTBIQ+? En Yasss os damos las respuestas, repasando su creación, su contenido y su impacto. Además también os ofrecemos un consejo si no podéis esperar a escuchar nuevas canciones suyas.
"Siempre he sabido que los adolescentes brillan, que saben algo que los niños desconocen y los adultos acaban olvidando", comentó Lorde al explicar cómo 'Melodrama' no era un disco "sobre estar soltera". Lidiaba con una ruptura, sí, pero también con tener lejos la seguridad de la familia, con plantear tu camino y con aprender a estar sola.
Había muchas expectativas con el segundo álbum de la cantante neozelandesa: con 12 años firmó su primer contrato discográfico con Universal, con 15 lanzó el megahit 'Royals' (2012), y conoció el éxito global con su debut largo 'Pure Heroine' (2013) y la la BSO de 'Los juegos del hambre, Sinsajo' (2014). No sorprende, por tanto, que para trabajar en su regreso necesitase un ambiente íntimo y al compañero adecuado, y cuenta que lo encontró en Jack Antonoff porque no le soltó un "tienes talento, yo me encargo de pulirlo", sino "tienes talento, quiero aprender de ti y crear contigo".
Poco a poco fue tomando forma un trabajo cuyo concepto es-y-no-es una fiesta: todas las experiencias (buenas y malas) que ella tiene en la fiesta son, a su vez, todas las experiencias que puede tener cualquiera mientras intenta descubrir hacia dónde va. Pero Lorde está más interesada en disfrutar del camino que en su final. Porque, cuando esa fiesta se acaba, se acaba... como tu vida. Así nació 'Melodrama', que cumple tres años esta semana y que no solo es un álbum presente en todos los tops musicales de la década: es una de esas obras capaces de crear una conexión con toda una generación.
En este artículo os contamos por qué no es una exageración decir esto, por qué la conexión es mayor aún con las personas LGTBIQ+ y por qué ahora es más necesario que nunca ese poder terapéutico que tiene Lorde con su público.
Hay muchas referencias generacionales en 'Melodrama', algunas obvias y otras no tanto pero igualmente admitidas por su autora: define 'Supercut' como "la secuela de 'Ribs'" (aquella canción de su debut que hablaba sobre el miedo a crecer), y 'Sober' como "la canción más millennial del disco". Y, si hablamos de 'Liability', no solo a nivel sentimental nos podemos sentir "too much", una carga o, en general, solos. Una soledad paradójica: solos a pesar de estar hiperconectados, de tener muchos matches, éxito laboral o cualquiera de esos aspectos que se supone que nos tienen que hacer sentir felices. Y aquí viene la "anomalía": un álbum que retrata tan bien la (post)adolescencia es lógico que deje huella en gente de 19 años, pero, ¿por qué ha llegado de forma tan potente a los millennials?
¿Cómo es posible que una canción que LITERALMENTE dice "I'm 19 and I'm on fire" ponga la piel de gallina a gente que suma diez años a esa cifra? Pues espérate porque además, la redactora de Independent Alexandra Pollard añadió otra pregunta en un interesante artículo: ¿por qué esa identificación aumentaba en gente queer que, como ella, no tenía 17 años precisamente? Llegó a la conclusión de que nuestra llamada "segunda adolescencia", que suele darse entre los 20 y 30, tenía mucho que ver, y que no solo a los chicos LGTBIQ+ les pasaba esto y (afortunadamente) no a todos les pasa, pero sí a la mayoría.
Mientras sus compañeros de clase quedaban con su pandilla o se atrevían a tontear con quien les gustaba, para algunos el día a día no era ese. Para algunos, la adolescencia consistía en sentarte solo en el recreo. O en encerrarte en la biblioteca si te parecía demasiado patético dar vueltas solo. O, con suerte, medio-encajar en un grupo, pero ocupando el rol de uno de esos secundarios sin vida propia de las pelis de serie B. Cuando el primer beso te lo dan con 20 años, te das cuenta de que se espera que empieces a ser adulto pero tienes la madurez emocional de un crío.
Y no solo descubres el amor y el sexo más tarde que tus compañeros, también te descubres más tarde a ti. Y descubres en qué consiste "eso de vivir". Porque resulta que no se trataba solo de demostrar a través de los logros académicos que valías algo. Resulta que hay gente que quiere tratarte bien, ¡puede, incluso, que te sorprendas a ti mismo queriendo tratarte bien! 'Melodrama' básicamente va de aprender a vivir contigo mismo. Es lógico que te identifiques si estás intentando hacerlo.
'I let the seasons change my mind / I love it here since I've stopped needing you' (Dejo que las estaciones cambien mi mentalidad / Me encanta estar aquí desde que dejé de necesitarte). Es maravilloso acudir a un disco casi como "terapia". Y tiene sentido también que, si a muchos el álbum les ha servido para superar una relación, eso cale especialmente en personas con baja autoestima, ese imán para gente que roza el maltrato: 'Melodrama' puede actuar como esas amigas que te vuelven a poner de pie y te recuerdan quién eres como nos recuerdan canciones como 'Writer in the dark'. Lorde tiene incluso una respuesta para ese escenario retorcido en el que la persona que te ha hecho tanto daño es fan de las canciones que te han ayudado a curarte, fijaos en esto:
Y, sin llegar a ese extremo, también te puede ayudar a superar una relación en la que, simplemente, los dos estabais igual de perdidos: 'I wish I believed you when you told me this was my home' (desearía haberte creído cuando me dijiste que este era mi hogar), que canta en Hard Feelings. Una de esas en las que el resentimiento post-ruptura acaba dejando sitio a una amistad cada vez más fuerte a medida que os vais comprendiendo, maduráis y entendéis que los dos lo hicisteis lo mejor que supisteis en ese momento. Pero quizás la concepción de ese amor tan intenso (tan adolescente) tiene su mayor exponente en 'The Louvre'. La neozelandesa contó en el podcast de The Spinoff cómo su intención era que se sintiese "como si tu cabeza estuviese pegada a la de la otra persona; no puedes parar de escucharle hablar y de observar todos sus tics cuando lo hace".
Qué cursi, sí. Pero es que hay un aspecto generacional (y en este somos culpables zetas y millennials) en el que Lorde no cae: el sarcasmo constante y el humor auto-despreciativo. "Fue liberador poder decir sí que me importa, me importa tanto que me rompe por dentro’. Estaba harta de fingir que nada me importaba”: "It's time we danced with the truth (es hora de que bailemos con la verdad)" dice en 'Sober', que es una clara respuesta a ese "dancing around the lies we tell (bailando alrededor de las mentiras que contamos)" de 'Team' o incluso al "I'll give you my best side, tell you all my best lies / yeah, awesome, right? (Te daré mi mejor lado, te diré todas mis mejores mentiras / sí, increíble, ¿verdad?)" de 'Homemade Dynamite. En definitiva: "we pretend that we just don't care / but we care", que dice en 'Sober'. Porque, disimulemos o no, sí que nos importa, aunque un contexto como el actual hace que queramos ser sarcásticos o directamente llevarlo todo al absurdo.
Ya sea con 18 o con 28, ya sea millennial o centennial, tenemos una cosa en común: estar MUY perdidos. Y más ahora, porque la crisis del coronavirus ha multiplicado por diez esa incertidumbre que era nuestro segundo nombre. Y ella lleva mucho hablando de incertidumbre, de odiar las noticias, de sentir que no hay nada seguro: “no quiero encerrarme en casa con Twitter, y a la vez todo está tan jodido... necesitamos convencernos de que hay un lugar perfecto al que podemos ir, aunque sea durante una tarde”. Sabemos que no existen esos perfect places pero a la vez los necesitamos más que nunca. Solo hay que ver la que se formó hace unas semanas cuando Lorde anunció que, tras la desconexión por la muerte de su perro Pearl, por fin estaba metida de lleno en la composición de su tercer disco, haciendo referencia además a su sinestesia: "Ahora tiene sus propios colores, si sabes algo sobre mi trabajo, sabrás lo que eso significa".
Cuando contó esto, las redes se inundaron de mensajes celebrándolo, aunque también lamentando que pasarían meses y meses hasta poder escucharlo. Pero hasta para esto podemos acudir a 'Melodrama': desgranando 'Green Light' en el podcast que hemos mencionado antes, Lorde explicaba que, por mucho que ella quisiese superar algo (en ese caso, una ruptura), sentía que "aunque suene hippie, al final es 'El Universo' quien me tiene que dar permiso para tener un cierre de verdad. Pero yo quiero tenerlo, y eso, esa 'luz verde', es lo que pido al final de la canción". Quizás pase aquí un poco lo mismo.
Porque 'Melodrama' nos ha ayudado a crecer y a madurar y, de hecho, muchos de los mensajes que celebraban su regreso al estudio insistían en que necesitaban cuanto antes su vuelta "para poder pasar a la siguiente etapa de mi vida". Pero puede que tengamos que aguantar un poco más para que Lorde, a.k.a El Universo (¡por si este artículo no sonaba lo suficiente a secta!), nos de “luz verde” con su tercer disco... antes de asegurarse si estamos preparados haciéndonos una pregunta. Are you lost enough? (¿Estás lo suficientemente perdida?).