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Cristian y Èlia, profesores: "Los jóvenes no solo necesitan contenidos, también deben conocerse a sí mismos"

  • ‘El cuaderno donde por fin me puedo expresar sin filtros’ es un diario que aborda las problemáticas y necesidades emocionales de los adolescentes

  • Cristian Olivé y Èlia Riudavets, autores del libro y profesores de secundaria, han compartido con Yasss sus reflexiones sobre las necesidades de los adolescentes

La adolescencia hoy en día no es como los millennials la recordamos, y es que, si la sociedad ha cambiado drásticamente en las últimas décadas, no podemos esperar que los más jóvenes y sus costumbres no hayan evolucionado también.

Para sorpresa de todos los treinteañeros que juran que "en su época todo era mejor", los cambios no han sido para peor. Según el programa 'Menores ni una gota' de la FAS (Fundación Alcohol y Sociedad), los adolescentes consumen un 30% menos de alcohol que hace veinte años.

Otra cosa que ha mejorado es que cuentan con una educación afectivosexual libre de estereotipos sexistas. En este sentido, los menores son más conscientes cada vez de la importancia del respeto, el consentimiento y el placer mutuo y esto se refleja en los datos: según una investigación de la SRCD (Society for Research in Child Development), los adolescentes cada vez tardan más en mantener relaciones sexuales por primera vez.

Finalmente, si hablamos de la adolescencia en la actualidad, hay algo que sí o sí se nos viene a la cabeza: las redes sociales. La generación Z o centennial ha nacido con un móvil en la mano. De hecho, el 75% de los adolescentes utilizan aplicaciones a diario, estando en cabeza WhatsApp, TikTok e Instagram, tal y como señala el informe de Sociedad Digital en España.

Un cuaderno donde los adolescentes pueden expresarse sin filtros

Como vemos, son muchos los cambios que experimentan los adolescentes hoy en día. Por eso es fundamental que los adultos evitemos juicios de valor y nos pongamos en su piel.

En la línea de este planteamiento, Cristian Olivé y Èlia Riudavets, profesores de educación secundaria, han publicado ‘El cuaderno donde por fin me puedo expresar sin filtros’, un diario que aborda las problemáticas y necesidades emocionales de los adolescentes.

En él podemos encontrar apartados como 'Sueños y metas', en el que los adolescentes deben responder a preguntas como '¿Mayor sueño?', '¿Qué amistades me gustaría mantener en el futuro?' o '¿Quiero estudiar? ¿Qué?'. También cuenta con un apartado para expresar sus emociones de manera sencilla: asociándolas a canciones. Junto a varios emojis hay líneas en blanco que el adolescente debe completar con letras de canciones que asocie a dichas emociones.

Pero eso no es todo. A lo largo de 159 páginas, los adolescentes tienen espacio de sobra para contar aquello que no supieron decir en una discusión porque se quedaron en blanco, su opinión sobre los irreales cánones de belleza que vemos en Instagram, o lo que aconsejarían a un amigo que quiere salir del armario.

Tal y como reflejan los autores, “la Generación Z tiene otra manera de leer, otra manera de consumir y otra manera de entender la cultura”, y para expresar todas sus inquietudes surge este cuaderno.

¿Qué es lo que quieren los adolescentes?

A la hora de ponernos en la piel de un adolescente, lo primero que debemos hacer es interesarnos por sus necesidades socioafectivas. En Yasss nos hemos tomado la libertad de preguntar a varios adolescentes por sus preocupaciones y, sobre todo, cómo podemos mejorar los adultos para que se sientan más comprendidos.

Me gustaría que mis padres respetaran más mi libertad

“Me gustaría que mis padres respetaran más mi libertad y que confiasen en mí. A veces siento que vigilan todo lo que hago y que utilizan cualquier cosa que digo para echármela en cara”, confiesa Dani, de 16 años.

La confianza es sin duda una de las preocupaciones centrales de la generación centennial. “No me gusta que me traten como un niño para lo que les conviene. Yo quiero que escuchen mi opinión, porque es tan válida como la de ellos. Se piensan que por no ser adulto no puedo opinar sobre política o cosas que pasan, y me molesta mucho que se rían como si dijese tonterías”, añade Aarón, de 15 años.

A veces me gustaría que se alegrasen más de mis logros

Otra inquietud son las expectativas impuestas por los adultos. Para Mateo, de 17 años, esto se refleja en los estudios: “Si saco un 8 o un 9 en un examen, mis padres me dicen que soy yo el que tiene que estar contento, no ellos. A veces me gustaría que se alegrasen más de mis logros”. En el caso de Sofía, de 16 años, se relaciona con el afecto: “Quiero que mis padres me demuestren que me quieren sin tener que ganármelo yo. Que salga de ellos”. Y para Ángela, de 15 años, todo se resume en una frase: “Siento que mis padres esperan mucho de mí y que me exigen muchísimo”.

En el caso de Ana María, de 16 años, lo que le gustaría recibir de sus padres es consideración hacia su intimidad. “Ojalá respetasen más mi privacidad. Creo que se piensan que por tener novio y estar solos en casa vamos a hacer cosas sexuales, y no. Que quiera estar con él solos no significa eso. Siento que no confían en mí”.

“Quiero estudiar el bachillerato de Bellas Artes, pero me da miedo decírselo”, comparte Ian, de 17 años. Su testimonio refleja una preocupación común a muchos jóvenes que quieren estudiar una carrera que se aleja de lo que sus padres quieren imponerle.

Mis padres suponen cosas de mí sin preguntarme.

En último lugar, Victoria, de 15 años, define en una frase todos estos problemas: “A veces siento que mis padres suponen cosas de mí sin preguntarme. No me gusta”. Y es que tal y como comparte la joven, detrás de los problemas de confianza, las faltas de respeto y la ausencia de intimidad, se esconde un gran déficit de comunicación.

Cristian Olivé y Èlia Riudavets responden:

Cristian Olivé y Èlia Riudavets, autores ‘El cuaderno donde por fin me puedo expresar sin filtros’, han compartido con Yasss sus reflexiones sobre las necesidades socioafectivas de los adolescentes, la forma en que los adultos juzgamos a la generación centennial y el poder de su cuaderno para mejorar el autoconocimiento y salud mental de los menores.

Pregunta: ¿Creéis que cuando la gente se hace adulta se olvida de todas esas necesidades y preocupaciones que teníamos durante la adolescencia?

Èlia: ¡Absolutamente! Es algo que ha pasado siempre y que, además, los adultos odiábamos cuando éramos adolescentes. A menudo tendemos a esperar de los jóvenes lo que nosotros hacíamos, decíamos o pensábamos...y eso no tiene ningún sentido. La sociedad es absolutamente diferente ahora y los jóvenes también.

Cristian: Yo creo que las necesidades y las preocupaciones en los adultos no desaparecen, sino que evolucionan. Entramos en el mundo laboral y surgen cuestiones que hasta ahora no nos habíamos planteado. Lo verdaderamente dramático es que a veces no sabemos cómo gestionar determinadas situaciones, nos frustramos y todo ello, seguramente, porque nunca antes nos han enseñado a resolver una situación adversa.

Son muchos los estudios que han demostrado que la adolescencia es la etapa vital con tasas más bajas de autoestima. ¿Qué podemos hacer para potenciar el amor propio?

È: Sobre todo, no juzgar. Un comentario que a nosotros nos puede parecer inofensivo o gracioso, puede acabar siendo realmente traumático para ellos. También observar los referentes, y ayudarlos a cuestionarse la realidad y la manera cómo les influye lo que ven. Por otra parte, también es necesario cambiar de mentalidad. Dejar de fijarnos y remarcar solo y constantemente las cosas negativas o mejorables, y dar importancia a las positivas. En el tema del autoestima y en todos los temas.

C: La adolescencia es una etapa cargada de cambios que en muchas ocasiones no son los esperados por los adolescentes y eso afecta inevitablemente a su autoestima. Por lo tanto, y coincidiendo con Èlia, debemos evitar el prejuicio fácil hacia ellos. Tanto en la escuela como fuera de ella tenemos que proporcionar las herramientas para que sean capaces de demostrarnos y demostrarse a sí mismos todo aquello que son capaces de hacer y que quizá desconocían. A veces nos centramos demasiado en lo malo y conseguimos que ellos también lo perciban así.

A menudo los adultos tienden a juzgar a los influencers juveniles, cuando a veces son los primeros que utilizan Instagram y siguen o incluso admiran a determinadas figuras públicas. ¿Por qué creéis que sucede esto?

C: Por lo mismo de siempre: el tedioso prejuicio hacia los gustos juveniles. Todos tenemos referentes, todos admiramos a muchas personalidades, lo que tenemos que hacer tanto jóvenes como adultos es ser críticos con lo que vemos, con lo que seguimos, y no conformarnos con todo lo que nos ofrezcan. Y en ese sentido, en “El cuaderno” proponemos algunas cuestiones para que no dejen de planteárselo.

È: Supongo que por desconocimiento. No les hemos dado la oportunidad y, además, los miramos con esos terribles ojos de adulto. A lo mejor si intentáramos acercarnos a esos influencers y nos interesáramos por lo que cuentan, no serían un motivo tan recurrente de juicio.

Como profesores, ¿veis viable enseñar habilidades emocionales en las aulas o creéis que es responsabilidad de los padres? Si sois partidarios de potenciar la inteligencia emocional en clase, ¿cómo lo hacéis?

C: La educación emocional tiene que estar presente en casa y también en las aulas. Los jóvenes no solo necesitan aprender contenidos, también han de aprender a conocerse a sí mismos. Hoy mismo en clase a partir de las apariencias de las redes sociales, les he pedido que intenten pensar cómo les ven sus amistades, cómo les ve su familia y cómo se ven a sí mismos, que es precisamente la actividad con la que empieza “El cuaderno”, y lo cierto es que han surgido reflexiones muy interesantes que creo que no se habían planteado hasta ese momento o no se habían atrevido a decir en voz alta. Una alumna me preguntaba: ¿Y qué hago si lo que veo de mí no me gusta?

È: En ese sentido, la escritura es una herramienta fundamental. Escribir para encontrarse y conocerse a uno mismo es un ejercicio muy interesante y poder llevarlo a cabo en el aula es una gran oportunidad. Tenemos que conocer a nuestros alumnos, más allá de sus capacidades académicas, para ayudarles a desenvolverse en la vida. Por eso, la mayor parte de las actividades que plantea el cuaderno parten de la escritura como ejercicio para la reflexión.

P: Entre 17 y 26% de los adolescentes padecen un trastorno psicológico, pero solo un 25% va al psicólogo. ¿Creéis que vuestro cuaderno puede ayudar a que los adolescentes se conozcan más emocionalmente hablando y gestionen mejor sus problemas del día a día antes de que se conviertan en un trastorno psicológico?

Cristian y Èlia: “El cuaderno” es una herramienta que sirve como punto de partida. En ella, los adolescentes tendrán la oportunidad de empezar el camino del autoconocimiento, pero la idea es que a partir de allí vayan mucho más allá. En el momento en que detecten que tienen un conflicto emocional o un problema con el entorno más cercano, es importante que sepan quiénes son sus referentes para buscar ayuda sin temores ni vergüenzas. También hablamos de eso en “El cuaderno”. Nuestros verdaderos influencers están más cerca de lo que creemos.