Estás tranquilamente en tu casa, disfrutando de tu hobby, que siempre ha sido el de escribir, desde los diez años, cuando, de repente, todo cambia y se cumple uno de tus sueños, a los treinta y pico: una editorial importante quiere publicar ‘Se atormenta una vecina’, ¡tu primera novela! Pero no nos engañemos, las cosas importantes no suceden de un día para otro…
Escribí ‘Se atormenta una vecina’ por puro placer, como una manera de darle salida a mi creatividad y esperando que la leyeran mi pareja, mis padres, y algunos amigos. Pero cuando escribí las últimas palabras me pregunté “¿Y si…?” Así comienzan algunos grandes proyectos, con un “¿y si…?”
Dejé reposar unos meses la novela para leerla de nuevo desde la distancia, como una expareja que lleva un tiempo sin verse y ya se han desenamorado. Necesitaba leerla como un lector, y no como su autor. Hice algunas correcciones y quedé satisfecho (otro día, quizás, hablaremos de la insatisfacción constante de los escritores con sus relatos).
Fue entonces cuando pensé “¿qué editorial podría publicar mi novela?, ¿dónde encaja?” Me puse a buscar nombres entre mi librería para a ver los libros que publicaba cada una de ellas. Esta no, que es una editorial de poesía; esta tampoco, que es para un público infantil; esta sí; esta otra también… Y así fue como contacté con algunas de ellas, enviando mi manuscrito a través del mail que proporcionaban en sus páginas webs.
No quise pecar de ambicioso, la envié a unas pocas editoriales y, sino me contestaban en unos meses, continuaría con la búsqueda. Pero, para mi sorpresa, no hizo falta. La editorial ‘Ediciones Martínez Roca’ (del Grupo Planeta) me llamó enseguida, estaban interesados en mi novela y querían publicarla. Os podéis imaginar esa mezcla entre alegría y vértigo que sentí. Firmamos el contrato en julio de 2019, me hablaron del porcentaje que me pertenecía por las ventas y se estimó una fecha de lanzamiento: primeros de 2020.
Un 3 de marzo salió a la venta la novela. Y encima era Piscis, como su padre. Todo genial. Pero, nueve días después, el Gobierno decretó el Estado de alarma, motivado por la pandemia provocada por el coronavirus. La gente no podría ir a las librerías a comprar mi novela y las presentaciones previstas se tuvieron que cancelar. Y ahora, ¿quién va a comprar mi libro?
No se podía salir a la calle pero, por suerte para mí, algunas plataformas de venta online seguían activas y yo jugué con eso a mi favor. Con eso y con que la gente pasaba mucho tiempo en casa. Muchos cogieron la vieja máquina de coser y pasaron tiempo aficionándose a la costura, otros se dedicaron a ponerse en forma o a hacer todos esos platos gourmet que nunca hicieron por falta de tiempo, y otros muchos decidieron evadirse de todo lo que estábamos viviendo a través de la lectura.
Ahí estaba yo, tirando de Instagram y de otras redes sociales, haciendo entrevistas a través de directos (gracias Yasss, por bautizarme aquel 19 de marzo) o para darle promoción a mi libro mediante publicaciones, presentándola como ‘la novela que te hará distraerte durante el confinamiento’, jugando con la trama vecinal de la novela para llamar la atención de mis lectores en potencia.
Pero no todo acaba con unas simples promociones, unos hashtags en redes o unas recomendaciones. En el mundo de la literatura hay mucha competencia y surgen nuevos libros cada semana. Por ello no hay que bajar nunca la guardia y aprovechar los distintos eventos (verano, feria del libro, Navidad…) para seguir levantando la mano y decir eso de “hey, que sé que te vas a comprar un libro para llevártelo a la playa este verano. Mira, este te puede interesar”. Todo muy sutil, claro, que a nadie le gusta los spam.
Con conseguir publicar tu primera novela con una gran editorial no está todo hecho. Entras en un mundo muy competitivo donde cuesta hacerse notar. Porque aspirar a vender lo que venden autores como Dolores Redondo, María Dueñas o Beta Coqueta es lo que todos queremos. Ahora, no te flipes mucho. Y si quieres ser como alguna de ellas solo tienes que hacer una cosa: seguir trabajando, seguir escribiendo para crear más historias que atrapen al lector. No será fácil pero, ¿y lo bonito y reconfortante que resulta ser?
Y claro, con tanta competencia te entra ese complejo de inferioridad. ¿Estaré a la altura entre tantas y tan buenas novelas? ¿Soy tan bueno como ese escritor que ha vendido miles de libros? Sinceramente, me gusta esa sensación de sentirme algo más pequeño que el resto, me hace no despegar los pies del suelo. Ser consciente de que hay que seguir escribiendo (y reescribiendo) desde la humildad.
Las ventas interesan, son importantes, sí, no nos vamos a engañar. Todos queremos vender miles de ejemplares. Pero tampoco hay que obsesionarse. Y lo digo yo, que miraba cada día cómo iba mi libro en Amazon. Pero luego descubrí que 1) no todos los libros se venden en esa plataforma; y 2) me importaba más que la gente que se leyera el libro, fuera mucha o poca, le gustara. Y lo cierto es que ese feedback que he obtenido a lo largo de estos meses es muy positivo (insertar emoji de alguien orgulloso sacando pecho).
Es evidente que a tus amigos y a tus padres les va a gustar mucho tu novela, aunque hayas escrito una basura (eso no significa que no tenga en cuenta sus valoraciones, ojo). Pero hay gente que no te conoce de nada, que no tiene ningún compromiso contigo y que te va a escribir por redes sociales para decirte que le ha gustado la novela, va a dejar una reseña desinteresada en Goodreads elogiando tu trabajo o va a recomendar tu novela a sus seguidores (millones de gracias a todos ellos, no sabéis lo importante que es toda esa visibilidad). Y eso es de lo más bonito que me estoy llevando de esta gran experiencia.
Porque una de las cosas que más me preocupaba al escribir la novela era que no se entendiera bien lo que quería transmitir con ella. ‘Se atormenta una vecina’ presenta a una comunidad de vecinos donde se ha producido un suicidio, aunque pronto se sospecha que podría tratarse de un asesinato. Quería hacer una novela muy ‘made in Spain’, para que nos entendamos, costumbrista, con toques surrealistas, proporcionando algunas pinceladas de humor a través de los vecinos, pero que todo ello no desentonara con la trama principal, que era la investigación policial. Ojo con el reto, sí, me va la marcha. Pero todo apunta a que lo conseguí. Y esto no lo digo yo, lo dicen mis lectores.
Así me lo habéis comunicado en alguna conversación vía redes o en los distintos encuentros que he tenido con vosotros, como fue en la presentación del libro el verano de 2020 en mi pueblo, donde pude recibir mucho amor por parte de mis paisanos. Mención especial me gustaría hacerle a todas las bookstagramers que han recibido mi libro de esa manera tan cariñosa y le han dedicado su tiempo para leerlo y reseñarlo. Gracias mil a todas.
Así que si me preguntan si se puede sobrevivir a tu primera novela publicada en tiempos de pandemia, la respuesta es sí. ¿Que queda mucho por hacer? También. Como dice mi editora, “lo bueno es que los libros nunca mueren”. No se me ocurre frase más bonita para ir terminando este artículo. Gracias a los que habéis formado parte de este viaje/sueño que aún no ha hecho más que empezar, a los que habéis comprado el libro y a los que lo vais a hacer, a los que lo recomendáis, a los que lo regaláis, a los que lo compartís en redes… No sabéis lo importante que es para un escritor. Ojalá poder agradecéroslo acompañándoos en un futuro con más lecturas. Quién sabe…
PD: Ah, y perdón por el tostón, pero es que yo he venido aquí a hablar de mi libro.