Juarma, apodo bajo el que se conoce a Juan Manuel López, nació en Deifontes, un pequeño pueblo de Granada, en 1981. Desde los 14 años escribe y dibuja, aunque se mantiene gracias a diversos trabajos como jornalero, obrero o camarero. Hasta 2017, sus escritos siempre habían estado en un cajón, pero ese año decidió publicar un cuento en su perfil de Facebook y gustó mucho. Al poco tiempo posteó otro relato, el cual tuvo la misma acogida, lo que le animó a escribir más. Cuando tenía un puñado de ellos, acabó creando un club de lectura del que más tarde saldría su novela 'Al final siempre ganan los monstruos'.
Una obra en la que Juarma ficciona lo que le rodea con el fin de "reflejar de manera muy localista lo que no se habla en los pueblos del sur de España y que podría ser una noticia de la prensa local". Es decir, cómo es la vida de unos protagonistas (Juanillo, Jony, Lolo, el Cucaracha, Vanessa, etc.) cuyas aspiraciones se basan en drogarse, traficar para costearse el consumo, salir de fiesta, escuchar reggaetón, beber alcohol, jugar a la Play o ligar a través de Tinder. En definitiva, un duro retrato de la juventud de la España profunda.
Pregunta: ¿Quiénes son esos monstruos que siempre ganan?
Respuesta: Depende un poco de la persona que lo lee. Algunos los identifican con los monstruos interiores, otros con algunos personajes. Para mí son las personas que se aprovechan de la desesperación de la gente, del abandono ante la falta de expectativas. También están los interiores, que son los que tenemos dada uno dentro hasta que salen un día y lo revientan todo. Cada persona que lo lee entiende de una forma cuáles son los que ganan.
¿De dónde venía la inspiración para crear esos personajes?
Yo ficcioné de manera muy localista lo que no se habla en los pueblos del sur de España y que podría ser una noticia de la prensa local. Por ello, aunque los personajes son ficticios, sí que tienen la voluntad de intentar reflejar un entorno, una situación que fuera muy real. Que la gente de mi pueblo pudiera pensar en alguien que está entre ellos. En el club de lectura jugaba mucho con la ficción, pero también con la realidad.
Unos personajes que, llevados por la droga, se cuentan a sí mismos a través de la mentira
Los personajes no me pedían que narrase una verdad. Me daba más juego que ellos contasen su verdad o la que ellos creían que era la verdad. Eso es lo que les daba un poco de sentido al disparate que se lee en el libro. Un modo de vida fomentado por las drogas que solo se sostiene con la mentira. Así, a través de ella, construyen un relato que a ellos les sirve como una verdad porque la realidad que ellos cuentan no la comparte nadie. Ellos viven en una mentira y se justifican con mentiras o intentan manipular siempre. Me parecía interesante contar una verdad desde una mentira.
En un momento dices que "la gente habla mucho de ellos, pero no sabe lo que les pasa". ¿Vivimos en una burbuja respecto a la droga? Esto es un punto clave del libro: cómo la droga se mueve por la sociedad sin que nadie diga nada
El libro te cuenta unas circunstancias que no pretenden ser una ficción universal de la droga. Tampoco intento dar una lección. Respecto a tu pregunta, no creo que se viva en una burbuja, porque no es nada nuevo entre la juventud. Parece que todo el mundo sabe que se mueve droga cerca de ellos, pero nadie dice nada. Lo que pasa es que ahora se consume más cocaína, que es una droga más invisible y el deterioro físico se nota menos que con otras. Puede pasar más desapercibida y llega a todas las capas de la sociedad.
Y respecto al tema de las plantaciones que también trato en el libro, creo que es algo que surge como búsqueda de la vida. La gente hace lo que sea para sobrevivir. Pero mi novela no pretende ser una reflexión sobre nada, sino una historia localista. Quizá hay gente que piense que es una salvajada lo que estoy contando sobre los pueblos en mi novela, pero, si coges un periódico, pasan cosas más bestias
¿Se da esta situación por el contexto socio-económico de los pueblos?
Sí. Por el abandono a los jóvenes y las malas condiciones de trabajo. El entorno hace que muchas personas se lancen a buscarse la vida. El pueblo funciona en la novela casi como un personaje del que no pueden escapar los protagonistas. Cuando surgen situaciones complicadas, en estos lugares cuesta encontrar la forma de vida o la estabilidad que esperamos.
Se trata de novela muy pegada a la actualidad. Por el tipo de vida que llevan los protagonistas, por sus aficiones o por su forma de ligar...
Al estar escribiendo con un público que eran conocidos o familia, tenía que ser realista. Intentaba reflejar lo que vivimos, la música que se escucha, el ocio que consumimos… Quería que los personajes funcionaran casi como gente conocida.
¿Es por ello que las referencias que introduces no tienen nada que ver con lo literario?
No quería poner citas de escritores o darle más empaque. En el libro tampoco hay dedicatorias. Quería hacerlo muy cercano y natural, que no pareciera un libro, sino otra cosa, que el que lo estuviera leyendo lo sintiese como algo suyo. Siempre con la voluntad de que pareciera una historia real. De tener a los lectores siempre interesados.