Como ha ocurrido con otras casas de película - como la de los Goonies o la réplica de UP - la vivienda real de Berkshire, que fue escenario de la casa de Privet Drive 4 donde el joven Harry Potter vivía maltratado por sus tíos, se puso a la venta. Su elevado precio - por la relevancia cinematográfica - no fue un impedimento para sus actuales inquilinos pero, en el momento de la firma, no fueron conscientes de lo que les iba a pasar al vivir en un lugar tan simbólico para los fans. Esta chalet de ladrillo es un enclave crucial en la historia de la mítica saga, pues es donde se ve lo mal que lo ha pasado Harry tras la muerte de sus padres y la fatídica tutoría legal de sus tíos, los terribles Dursley.
Cual ceniciento, el joven Potter vive hacinado en el hueco de debajo de la escalera y es maltratado por unos familiares que siempre envidiaron en secreto las capacidades mágicas de su madre, la bella Lily. El escenario, del que Harry es victoriosamente rescatado para mudarse a Hogwarts, es tan vital que también es una visita obligada de todos los fans que pasen por Bracknell, en Reino Unido. Algo en lo que no pensaron los nuevos y reales dueños al comprarla.
La propietaria, que ha dado una reciente entrevista en The Sun pero prefiere mantenerse en el anonimato, ha relatado la "pesadilla" que viven a diario, por mucho que entienda el amor que el fandom tiene por los protagonistas de la saga:
"Harry Potter es increíble. Lo entiendo. Pero llegas a casa del trabajo y todos están en tu calle. Es bastante loco", explica con resignación la mujer. "Sabíamos qué casa estábamos comprando, excepto que en realidad nos ocultaron cierta información. No nos dijeron que (los fans) estaban aquí todo el día, todos los días. Es constante. Vienen en grupos. Es todo el día y a veces por la noche", prosigue en la entrevista. Y, aunque su localización hace que su día a día sea agobiante, al final, ha terminado siendo empática y ha "apartado sus coches de la entrada" para que los fanáticos puedan sacar la foto adecuada.