El protagonista del videoclip 'Stay with me', de 2013, es un muchacho de aire tímido, vestido con una parca a cuadros y que canta junto a un coro con ademanes expresivos pero contenidos. El del 'Unholy', de 2022, es una persona provocadora que luce correas y arneses de inspiración BDSM y que ofrece lascivas miradas a cámara, coronada por una chistera con cuernos. Ambos son Sam Smith, una de las más absolutas estrellas mundiales de la música actual y la primera persona abiertamente no binaria en alcanzar el número 1 del Billboard en Estados Unidos.
Entre un video y otro ha transcurrido una década de cambios y revelaciones para le artiste británique, que publica hoy su nuevo disco, 'Gloria', y que hace un par de años revelaba su identidad de género no binaria y adoptaba el pronombre elle. "Después de toda una vida de estar en guerra con mi género, he decidido abrazarme por lo que soy, por dentro y por fuera", declaraba entonces.
Cuando le cantante se dio a conocer mundialmente con canciones como 'I’m not the only one' o 'Like I can' dejó clara su poderosa voz, pero ha sido su evolución fuera de los escenarios lo que probablemente más ha sorprendido a muchos de sus fans. Smith ha ido abriéndose y descubriéndose a sí misme, pasando de la personalidad apocada aunque seductora de sus primeros años de exposición pública a una empoderada y que no está dispuesta a pasar por alto los ataques.
El cuerpo y el estilo de Smith le han puesto muchas veces en el punto de mira de comentarios homófobos y gordófobos. Hace poco, las redes se inundaban de comentarios jocosos por haber usado un mono de lentejuelas que, sin embargo, había cosechado elogios cuando Harry Styles llevaba uno muy parecido. Prácticamente no hay aparición de le artista que no conlleve críticas y burlas hacia su imagen.
Y eso que sabemos que ha lidiado con la ansiedad, el pánico y la depresión durante toda su vida. Mostrarse tal y como es ha sido un viaje para elle: en una entrevista confesaba que "tenía miedo de expresar ciertas cosas en las canciones, como mi sexualidad", y aseguraba que su expresión de género se había vuelto más masculina al inicio de su carrera para evitar el rechazo de los demás.
Desde que Sam Smith explora su imagen y creatividad sin ponerse límites, es evidente cómo su personalidad brilla como nunca. Hoy en día se ríe de las teorías de internet que aseguran que Adele no existe, sino que es elle travestide; se hace fotos para las redes sociales sin pizca de la vergüenza que el sistema espera de los cuerpos gordos, y se presenta en programas de máxima audiencia con un despliegue de disidencia de género y provocación.
Además, desde que ha abrazado su identidad, Smith parece mucho más en sintonía con su propia existencia. A través de entrevistas y en sus cuentas oficiales comparte cada vez aspectos más amplios de su vida, y usa su voz para reclamar un mundo más justo. De esta manera, su nombre es presencia habitual en los titulares, sea porque ha sido eliminade de Tinder, porque la plataforma pensó que se trataba de un farsante, o por quejarse de la ausencia de mujeres en las nominaciones en los BRIT Awards.
Le cantante, que pasará por Madrid este año dentro del festival Mad Cool, probablemente no es la primera persona queer en llegar a lo más alto de la música, pero sí la primera en reivindicar abiertamente y con la terminología actual su identidad. Solo elle sabe el esfuerzo que hay que hacer para poder mostrarse tal y como es en una industria que tradicionalmente ha negado o camuflado la diversidad sexual y de género de muchos artistas para potenciar su comercialidad.
Si David Bowie, Grace Jones o Prince tuvieron que jugar la carta del misterio o la ambigüedad en décadas anteriores, el triunfo de Sam Smith abre sin duda el camino para una industria y una cultura más diversas. "Estoy orgullose de ser queer", declaraba durante la manifestación del Orgullo de Londres en 2019. Con su ejemplo, ayudará a que muchas personas también lo estén.