En septiembre comenzó una encarnizada batalla entre 'Los Anillos de Poder' y 'La Casa del Dragón' por convertirse, básicamente, en la nueva serie-fenómeno. Las apuestas estaban más en los anillos porque 'Juego de Tronos' estaba demasiado reciente, pero al final ha sido 'La Casa del Dragón' la que se ha llevado el gato al agua, dándole a HBO Max datos de audiencia millonarios que no veía desde... efectivamente, 'Juego de Tronos'. Y, aunque en general la primera temporada ha gustado mucho, el dragón tiene varias sombras, y una de ellas la venía arrastrando ya desde su predecesora: el trato a sus personajes LGBT. En YASSS queremos contarte de qué trata este asunto, analizándolo con perspectiva ahora que han pasado unas semanas de su final, y también contarte por qué cada vez más críticos están levantando la voz sobre este tema, más influyente en la sociedad de lo que parece , ¡al fin y al cabo, es la serie de televisión más popular!
Para quienes no lo sepan, 'La Casa del Dragón' se ambienta siglos antes de 'Juego de Tronos' y, a lo largo de sus temporadas, contará la lucha fratricida entre la familia Targaryen por conseguir el Trono de Hierro. Así, a lo largo de la primera temporada, vemos cómo el vínculo entre Rhaenyra Targaryen y su amiga y madrastra Allicent Hightower se va resquebrajando durante décadas, hasta llegar a un punto de no retorno. Y en esas “décadas”, uno de los puntos álgidos es el fallido matrimonio de Rhaenyra con su primo Laenor Targaryen: ambos planean decir “sí” a su matrimonio de conveniencia y mantener a sus respectivos amantes... Que, en el caso de Laenor, es otro hombre.
En el capítulo cinco se nos presenta a Laenor y Joffrey (¿no había otro nombre?) Lonmouth, una parejita feliz... Que, para el final del episodio, se despide de cualquier final feliz con el sádico asesinato de Joffrey a manos precisamente de Criston, el amante de Rhaenyra. No se termina de entender por qué Criston tiene ese arranque tan definitivo (o sí, luego veremos), que hace que Laenor diga el “sí, quiero” llorando, horas después y en el mismo sitio donde su novio ha sido asesinado. ¿Suena un poco a castigo... o es una exageración?
El mundo de Poniente es muy violento, así que esto no pasaría de anécdota de no ser porque Laenor es el único personaje abiertamente gay (y LGBT en general) de la serie, y por el historial que ya tiene la saga con 'Juego de Tronos'. La pareja de Renly Baratheon y Loras Tyrell duró poco por el asesinato de Renly, y Loras se pasó casi todo el resto de la serie como prisionero y en una especie de “terapia de conversión” a lo bestia... Para terminar pidiendo perdón por haber estado con hombres justo antes de volar por los aires. ¿Arrepintiéndose de sus pecados justo antes de morir, o es una exageración? Oberyn y Ellaria aparecieron como pareja abiertamente bisexual, y sus destinos no pudieron ser más crueles. Yara sobrevivió, pero convertida casi más en un estererotipo de lesbiana desde una mirada de hombre heterosexual. Todo este tratamiento a los personajes LGBT ocurren, no olvidemos, en una serie donde el incesto está a la orden del día. En una serie, además, con dragones y zombies, donde la homofobia podría incluso no existir, como parece suceder con el racismo en 'La Casa del Dragón'.
Si nos ponemos puntillosos, toda la problemática de 'La Casa del Dragón' empieza por el hecho de que Rhaenyra, una mujer, no puede ser reina, así que, si existe el machismo, tiene que existir la homofobia, estrechamente ligada él. Y bueno, podemos entender que ése sea el contexto y que 'La Casa del Dragón' no es 'Los Bridgerton', ni falta que hace. Pero cualquier creador sabe que una cosa es el desprecio que un personaje reciba por otros personajes y por la situación, y otra por el propio guion y su autor, que sí pueden dignificarlo pese a llevar una vida de lo más desgraciada o tener un destino fatídico. Un ejemplo conocido por todos es el de la serie 'Veneno': a Cristina no se le pudo tratar de forma más denigrante en vida, y los Javis retrataban todo eso a la vez que la dignificaban.
Pero no queda ahí la cosa. Mientras las mujeres de 'Juego de Tronos', pese a sufrir muchísimo, podían ir consiguiendo algunos objetivos y avanzar (incluso tener influencia y dignidad después de ser asesinadas), el caso de los personajes gays es muy distinto, siendo estereotipados, ridiculizados, humillados, y asesinados con saña. En el caso de Laeron y Joffrey en 'La Casa del Dragón', no termina de entenderse una paliza que recuerda mucho al “pánico gay”, por el cual tantos hombres se libraron de condenas por asesinatos homófobos en un pasado nada lejano, pues el detonante parece ser la identificación que hace Criston con Joffrey: “Si este maricón y yo somos 'las amantes', yo soy 'la amante', yo soy como este maricón”.
Acaba siendo además un detalle más destinado al shock value que a la historia, porque en los libros ni aparece: Joffrey muere, sí, pero en la cama acompañado de Laenor, y por las heridas de una pelea bastante más digna que esa cosa. Para colmo, Ser Criston no sufre castigo alguno, en un agujero de guion bastante cuestionable y que, aunque no fuese la intención, parece mandar el mensaje de que matar a un maricón tiene menos importancia. Que, de nuevo, si es la historia de ese universo, ok, pero desde el guion hay formas de reflejar eso sin que parezca que se está refrendando. Si echamos un vistazo a las opiniones internacionales, muchos están de acuerdo en que algo huele mal aquí.
Desde el 'LA Times' se quejaban de que “la mayoría de los personajes en esta serie experimentan violencias terribles, pero las muertes de personajes queers están a menudo rodeadas de un subtexto homófobo imposible de ignorar” y añade además que “el tratamiento mínimante mejor de las mujeres queer de la serie parece venir de la misma fuente que la representación de mujeres teniendo sexo entre ellas para el placer de los hombres: la mirada masculina”. Por su parte, en 'Them' ironizaban con que “parece que el 'juego' de 'Juego de Tronos' no está escrito para que lo juegue la gente queer”.
En la época de 'Juego de Tronos', 'Vulture' dio con una de las claves. Aclarando que “no es una queja porque muera nuestro personaje favorito, es que hay tan pocos personajes gays de peso en las series populares que es duro cuando perdemos a uno de ellos”, haciendo referencia a dos tramas parecidas en 'Los 100' y 'The Walking Dead', y apuntando al elefante en la habitación, el tropo “bury your gays”. Es el tópico literario-audiovisual responsable de que “un personaje gay rara vez tenga un final feliz, siendo presentados como víctimas de asesinatos, personas muy dañadas psicológicamente o incluso villanos retorcidos y envidiosos”. Y, como se lamentan años después desde la edición inglesa de 'GQ', “decepciona ver que, en pleno 2022, una sala llena de guionistas siga cayendo en el mismo tópico (…) presentar una pareja queer como algo exótico solo para matar de forma tan gráfica a uno de ellos momentos después deja un regusto bastante amargo”.
La prensa de nuestro país también ha tratado el tema y, de hecho, en 'Fotogramas' insisten en que “la gente queer debería vivir y morir como cualquier otro personaje, claro, pero existen ejemplos específicos donde este maltrato y crueldad sobrepasa lo que les sucede a sus compañeros heterosexuales (…) no ayuda que la duración de Joffrey en la serie fuese tan breve; a menudo, los personajes queer se introducen al servicio de personajes heterosexuales, y éste es un ejemplo”. Apuntan también a la responsabilidad que existe al escribir una serie tan popular: “Cuando el gay en cuestión es uno de los primeros y únicos de la serie al completo, asesinarlo de una forma tan cruel y sádica tan solo refuerza otras conducts peligrosas (…) los esfuerzos de hacernos simpatizar con Criston enfatizan lo que está mal en la trama”.
Desde 'Esquire' apuntan a que otro de los problemas es la poca complejidad de estos personajes, muy asociada a estereotipos asociados a la feminidad: “La pareja gay de esta serie y de la anterior siguen el patrón de vivirlo con cierta arrogancia kamikaze, y en ese pecado llevan la penitencia: no son revolucionarios, estrategas, valientes, cobardes o líderes, simplemente anteponen su deseo con altanería para acabar muriendo (…) prácticamente todos los personajes gays o bis son unos flipados con muchas ganas de mambo y pocas virtudes reales para sobrevivir en un mundo hostil, ya no digamos para cambiarlo. Es en esa 'coincidencia' donde reside el problema; si en 8+1 temporada, con centenares de personajes distintos, todos los gays compaten esos rasgos específicos y acaban bien jodidos, va a ser que no es fruto de la casualidad”.
Habrá quien argumente que los responsables de 'La Casa del Dragón' han aprendido de sus errores, porque Laenor no acaba muerto y tiene un “final feliz” exiliándose años después junto a su nuevo novio, Qarl Correy. Pero es lo único: si pensáis esa descripción de los personajes gays que acabamos de citar, encajan perfectamente en Laenor, Joffrey y Qarl, y si Laenor y Qarl se salvan es por la inteligencia y benevolencia de Rhaenerys. Habrá que ver si, de cara a la segunda temporada, los creadores de la serie son conscientes de este sesgo y, si no intentan repararlo, al menos eligen no repetirlo.