Con niños pequeños en casa nunca sabes qué te puedes encontrar, cada día te sorprenden con algo nuevo y si no que se lo digan a Lisa Tschirling, una joven madre de Pensilvania (Estados Unidos) que estaba tranquilamente a lo suyo cuando uno de sus hijos le avisó de que su hermana tenía "algo pegado en el pelo".
Noah y Abigail, así es como se llaman sus hijos, habían terminado sus clases virtuales y bajaron a jugar al sótano durante 10 minutos. Este fue el tiempo que pasó hasta que a Abigail se le enredaron en el pelo unas 150 pelotas de los juguetes Buchems. Estas bolas se unen entre sí para construir cosas y funcionan de manera similar al velcro. En este caso, en vez de unirse entre sí, se pegaron al pelo de la niña.
"Aparentemente, Noah había vertido un contenedor de Bunchems en la cabeza de Abigail siendo un bromista. Hemos tenido estos juguetes durante años, pero rara vez jugamos con ellos", escribe la madre en un post de Facebook que ha subido a su perfil para compartir con sus seguidores la que según ella fue su "peor pesadilla de mamá hasta la fecha".
Cuando Lisa comenzó a intentar despegar el pelo de su hija de estas pelotas se dio cuenta de que esta no iba a ser en absoluto una tarea sencilla. "Lo empeoraron tratando de eliminarlos ellos mismos porque la conexión se parece a la del velcro", escribe la madre en Facebook, y es que sus hijos habían tratado de resolver lo que habían hecho, pero solamente habían conseguido empeorarlo. "Tardé unas tres horas en sacar 15".
"Entonces Dan llegó a casa y lo buscó en Google y nos dimos cuenta de la gravedad de lo que estábamos enfrentando. Sugerían usar acondicionador y aceite vegetal para aflojarlas, pero eso lo hizo peor y la despeinó más. Salieron unas 10 o más", continúa diciendo Lisa, a la cual esta técnica tampoco le parecía la ideal, ya que pasada media noche no habían conseguido despegar ni la mitad de las bolas. "Me acosté con su cabeza en mí para que no se enredaran más".
Pasaron la noche como pudieron y a la mañana siguiente Lisa fue "a la tienda a buscar todo lo que pensó que podría ayudar y comenzamos". Una amiga de su madre le había recomendado que utilizase aceite y un buen peine de desenredado, así que con ellos en su poder continuó con su misión.
"Después de 20 horas en total, después de tirar y trabajar en su cabeza y mucha pérdida de pelo, los saqué a todos. Le siguió una hora o más en la bañera con acondicionador y desenredando los nudos", cuenta la madre que por fin pudo sacarle a su hija de la cabeza todas aquellas pelotas: "Siento que fue un milagro".
Mientras escribía este post, todavía tenía los dedos hinchados por su gran labor intentando sacar de la cabeza de su hija todos estos juguetes: "En esta casa nunca olvidaremos esta experiencia tan traumática", asegura Lisa que recomienda a los padres que lean su post que le pongan a sus hijos una gorra cuando vayan a jugar con estas pelotas.