Hace ya más de seis meses que cada vez que salimos a la calle tenemos que hacerlo con la mascarilla puesta, también, por supuesto, cuando entramos a cualquier sitio público como podría ser el metro o el autobús. Al utilizar estos medios de transporte compartimos espacio con muchas otras personas y por ello es obligatorio llevar siempre puesta la mascarilla. Ni siquiera te la puedes quitar para comer, está prohibido.
Aunque es algo que todos sabemos porque se ha repetido hasta la saciedad y hay carteles que informan de ello tanto dentro del metro como en las estaciones, Elisa Garabatos ha contado a través de un hilo de Twitter la experiencia que tuvo con un chico que se subió al metro con la mascarilla en el cuello.
Elisa iba en un tren camino al aeropuerto cuando subió a su vagón un chico que iba hablando por teléfono con la mascarilla bajada. La tenía colocada en el cuello, en vez de en la boca y no paraba de hablar. Además, Elisa no estaba sola en ese vagón, también había un chico al que no conocía de nada, este sí que llevaba la mascarilla puesta en su sitio, y que acabó convirtiéndose en el protagonista principal de esta historia.
Cuando el chico que no llevaba puesta la mascarilla sube al vagón del metro, el otro chico que ya estaba arriba con Elisa le pide por favor que se ponga la mascarilla porque es obligatorio llevarla puesta en el transporte público; pero no le hace caso. "Le mira y pasa ampliamente de su cara y sigue riéndose con su conversación telefónica. Yo, para hacer más presión, le digo lo mismo, que por favor se ponga la mascarilla", cuenta Elisa Garabatos en su hilo de Twitter que se ha hecho viral con más de 1.600 retuits y 6.600 likes en tan solo tres días.
El chico parece pasar de todo y se ríe delante de ellos de lo que le estaban diciendo. El chico que sí que llevaba puesta la mascarilla se dirige a él y le pregunta hasta en dos ocasiones: "¿No te la vas a poner?" A lo que el otro le responde: "No, qué vas a hacer". Estaba claro que ni este chico ni Elisa (ni los lectores de este hilo) se imaginaban lo que iba a ocurrir a continuación.
Fue pronunciar esas palabras y que, de repente, el otro chico sacase una placa de su bolsillo y le dijera: "Policía, documentación y motivo de viaje. Karma, bitches", cuenta Elisa, que se quedó casi tan sorprendida como él.
"Me descojono porque cuando vio quien era le dice: '¿Es obligatoria aquí? No lo sabía' Y tenía delante un cartel enorme de AENA de mascarilla obligatoria", a Elisa con esta escena le quedó muy claro que es verdad eso que dicen de que las mentiras tienen las patas muy cortas o lo de que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
Es una pena que este chico actuase solamente ante la autoridad y no por responsabilidad, porque, aunque se ha llevado un buen susto esta vez, cuando no vaya con un policía en el metro podrá volver a hacer lo mismo, es decir, llevar mal puesta la mascarilla, pero en este caso Elisa tuvo suerte y ahora quiere ser policía o "tener una placa como aquel episodio de Friends y Phoebe".