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Una chica acaba con el 90% del cuerpo quemado tras una doble sesión en una cama de bronceado

  • Pau Ferro ha contado su terrible experiencia en una cama de bronceado para que la gente no acuda a sitios que no sean profesionales y concienciar sobre el peligro de estas prácticas

  • Ella aprovechó una oferta de 2x1 y tras someterse a las dos sesiones comenzó a encontrarse tan mal que acabó en urgencias

  • La joven ha explicado que no podía dormir ni sentarse porque el dolor que sentía era insoportable

Muchas personas quieren tener la piel bronceada durante todo el año porque se ven más atractivas un poco más morenitas y, por ello, utilizan productos específicos para potenciar el bronceado que consiguen en verano, se aplican autobronceador o van a centros estéticos para darse rayos UVA o tratamientos similares que consiguen que la piel esté más dorada en unos minutos. Pau Ferro, en Twitter @ccolorito, quiso verse más morena para una boda a la que iba asistir y decidió aprovechar una oferta de 2x1 de una de estas clínicas, pero la historia acabó de manera trágica.

Al igual que hizo a comienzos de año el maquillador Josh Reade cuando contó que se le quedaron las lágrimas tatuadas en la cara tras aplicarse autobronceador y llorar con él puesto, la historia de Pau se ha hecho viral, pero a diferencia de Josh, esta joven argentina sí que acabó en urgencias por querer estar más bronceada. Todo comenzó cuando contrató una sesión doble en una cama de bronceado y en el centro le permitieron someterse a las dos de forma seguida, advirtiéndole que la única desventaja es que se le quedaría la piel "bastante roja".

Como explicó en su hilo de Twitter, Pau decidió asumir ese riesgo porque confiaba en que las rojeces le durasen un par de días y que estaría radiante para acudir a la boda a la que estaba invitada. Pero dos horas después, el color de su piel comenzó a ponerse cada vez más colorada, lo que le indicó que algo no iba bien: "A las 3 horas tenía fiebre y temblaba como si hicieran 10 grados bajo cero. Me bajaba la presión, quería vomitar, no podía tomar líquido ni comer".

Acabó en urgencias

Al día siguiente, Pau comprendió que tenía que ir a urgencias porque su estado de salud estaba empeorando: "Apenas me levante casi me desmayo por una bajada de presión y muchas ganas de vomitar [...] No me podía ni sacar el pantalón, ni caminar, ni extender las piernas así que decidí ir a la guardia". En urgencias, el médico que la examinó comprendió la gravedad de la situación y la derivó a la unidad que trata específicamente las quemaduras en la piel, donde le dicen que probablemente esté sufriendo una deshidratación.

"Me sentía bastante pelotuda por estar en una guardia de urgencias por una quemadura de cama solar", explicó Pau, a la que embadurnaron por completo el cuerpo con crema mientras esperaban los resultados de las pruebas que, efectivamente, confirmaron el diagnóstico inicial: "La crema me salvaba la vida entera, a los 15 minutos llega el resultado y claramente estaba deshidratada aún habiendo tomado más líquido del que tomo habitualmente".

Tras ello, los médicos le inyectaron suero y, cuando empezó a encontrarse, Pau no podía parar de llorar porque se sentía "idiota": "Con el suero reviví bastante rápido y lloraba por lo idiota que me sentía. Estaba sola y cada vez que me venían a ver me decían que me iban a internar, porque si bien las quemaduras eran superficiales eran muy fuertes". Finalmente, no tuvieron que ingresarla, pero la joven ha confesado que por momentos lo deseaba, ya que el dolor en los días posteriores era "insoportable".

"Tengo que tomar agua a toda hora, darme baños de inmersión y ponerme crema todo lo que pueda y así hidratar la piel por todos lados", explicaba Pau sobre el tratamiento que tenía que seguir para recuperarse, pero que no le estaba funcionando del todo, ya que como contó un par de días más tarde, no podía caminar, ni sentarse, ni dormir, ni vestirse sola, "ni siquiera parpadear porque me quemé hasta los párpados", porque tenía "el 90% del cuerpo quemado en carne viva": "Es tremendo [...] Me duele hasta el alma".

Advierte del peligro de broncearse en exceso

Pau ha explicado también que ha contado su historia porque quería concienciar sobre los peligros de broncearse en exceso y ha recomendado a todo el mundo que acuda a un centro especializado si quiere probar una cama de bronceado, aunque ella ha reconocido que no repetiría: "No vale la pena para nada someterse a esa pelotudez solo por un poco de color. Y si van, vayan a un lugar que SEPAN y les digan NO, no te lo hago porque sos muy blanca o porque te puede hacer mal. Habiendo ido un par de veces y salido todo bien, no lo volvería a hacer".

"Que no sea que por un peso más, te arruinen el cuerpo. La saqué barata hasta ahora porque no se me hicieron ampollas, si no estaría internada hasta dios sepa cuando se me cicatrizara todo eso", continuó explicando la joven, que también se defendió de las críticas de aquellos que la culpaban por haberse sometido a una doble sesión en vez de probar con una sola: "¿Estuvo mal que haga las dos? Claramente reina. Pero el lugar lo permite y... ¿yo que carajo voy a saber que voy a terminar hecha mierda si en el lugar me dicen que solo voy a quedar 'un poco roja'?".

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