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Una joven andaluza comparte la parte negativa de su vida en Holanda: "Son, en general, superratas"

  • Amalia es una joven que vive en Holanda desde hace casi seis años

  • La chica ha tenido varias experiencias con holandeses y ha sacado en claro que son muy tacaños

Al mudarte a otro país es normal que sientas el choque cultural y que vayas detectando diferentes cuestiones que en tu país se hacen de una manera y en tu nuevo hogar de otra. Es más, en ocasiones, cambia hasta el carácter o forma de ser de las personas que han nacido y viven allí.

Pues bien, precisamente de esto trata el hilo de Twitter que ha escrito Amalia y se ha vuelto muy viral. Amalia es una joven andaluza que vive en Holanda desde hace casi seis años y ha querido compartir con sus seguidores de Twitter que la gente en este país es muy rata.

Este hilo de Twitter se ha vuelto muy viral y han sido más de 21.000 las personas que le han dado like; además, muchas de ellas han dejado comentarios al respecto.

Las vivencias de Amalia con los holandeses más tacaños

Amalia ha asegurado que la gente en Holanda es de lo más tacaña, pero ha querido señalar algunas situaciones que son, sin lugar a dudas, las más llamativas como, por ejemplo, una chica le pidió que le hiciera una trasferencia bancaria de los 10 céntimos que le había prestado para poder pagar una bolsa de plástico.

No obstante, eso no fue todo, ya que su segunda anécdota no se queda atrás: "En el descanso de clase voy a tomarme un café con una compañera, ella se pide un café solo y yo con leche. Paga ella. A la semana siguiente se repite la operación, pago yo. Me pide que le de 30 céntimos porque su café era más barato que el mío en ambas ocasiones. TREINTA CÉNTIMOS", asegura Amalia que no da crédito y continúa enumerando muchas otras ocasiones en las que ha vivido situaciones similares a esta.

"Voy a cenar a casa de una holandesa. Me sirve UNA COPA DE VINO y de postre me da UNA GALLETA Y SE LLEVA EL PAQUETE", pues si esto es surrealista, su otra cena en casa de una holandesa no es para menos: "Voy a casa de una holandesa, me dice que si quiero beber algo. Le digo que si tiene, le agradezco un café. Me dice que no, que me da un té porque las cápsulas de café son más caras que las bolsas de té. Todavía no me he recuperado del shock".

Lo cierto es que Amalia tiene muchas anécdotas de este tipo como cuando tuvo que pagar un café muy caro después de que su amigo le insistiera para que lo probase o cuando "la clienta que después de tomarse un trozo de pizza pidió que le añadiéramos un ingrediente extra y al llevarle la cuenta pidió que quitara 40 céntimos que correspondían al trozo de pizza que se había comido antes de pedir el ingrediente extra".

Por último, otra que presenció sin ser ella uno de los protagonistas implicados: "La pareja que vino a cenar al sitio donde trabajaba y acabó con una cuenta de 40,75. Querían pagar a medias y acabaron discutiendo porque 0,75 céntimos no se pueden dividir entre dos y ninguno de los dos quería ser el que pagara 1-2 céntimos. más. Imaginaos mi cara sujetando el datáfono", concluye antes de lanzar las siguientes preguntas que ella misma responde: "¿Son todos los holandeses así? No. ¿Son en general super ratas? Sí. Individualistas y con la cabeza metida en el culo".