Hay una ley no escrita que dice que, si ponen Titanic en la tele, aunque la hayas visto mil veces, la tienes que volver a ver. Aunque te sepas los diálogos de memoria y al final siempre se hunda el barco, da igual, es religión: hay que verla. Es tanto el furor que provoca esta película que, durante la última emisión de Mediaset, se convirtió en TT y volvió a ser bautizada como película fav de la comunidad tuitera.
Además de adorar escenas como la del discurso vitalista de Jack Dawson sobre su "desarraigada existencia" (que fue compartido en Instagram por Emi Huelva, hermana de la difunta Elena Huelva), el "Si tú saltas, yo salto" o el erótico momento del dibujo a lo chica francesa de Rose, algunos tuiteros sorprendieron publicando escenas eliminadas de la película, que no es que fueran menos importantes pero, por la larga duración del film, debían ser suprimidas:
Una de las escenas que en Yasss lamentamos que fuera eliminada es esta parte de la conversación de Jack y Rose, previa al campeonato de escupitajos que los dos protagonizan en cubierta. Después de que Jack le enseñara sus dibujos y le hablara de sus femme de París, Rose le confiesa lo que verdaderamente le hubiera gustado hacer en la vida (y no tiene nada que ver con una gran boda de 500 invitados): "Mi sueño siempre fue escaparme y convertirme en artista. Todos esperan que yo sea una florecita y soy robusta y fuerte, como un caballo. Estoy aquí para hacer algo, no para ser un adorno. ¿Ves estas manos? Están hechas para trabajar".
En el mismo rollo de la película, el del primer encuentro de Jack y Rose después de que ella intentara quitarse la vida, nunca vimos cómo ella decide encontrarse con él para dar un paseo por el barco. Resulta que el día del baile no fue el primero en el que la esperanza de los DeWitt Bukater visitaba la tercera clase del Titanic, sino que ya había bajado a buscar al hombre que la salvó (en todos los sentidos en los que se puede salvar a una persona) por sí misma. Esta visita es importante porque aquellos que le habían dicho a Jack que "ni en mil años" podría acercarse a una mujer como ella, tuvieron que tragarse sus palabras.
Aunque el primer y gran beso de Rose en la proa del Titanic mientras suena el tininini no tiene parangón, hay otro muy romántico que James Camerón nos robó. Tras la escena del dibujo, en la que cualquiera se quedaría con ganas de más, Jack y Rose huyen de Lovejoy y acaban en la sala de calderas del barco, todavía excitados, dándose un morreo novelesco y muy hot, tanto por fuera como por dentro. Este beso es un aperitivo de lo que pasará después entre ellos en la parte trasera de uno de los coches aparcados en el barco y será su último momento dulce antes del choque contra el iceberg.
Cuando el caos estalla y el trasatlántico está a punto de partirse por la mitad de manera dantesca, Lovejoy aparece en pantalla con la cara ensangrentada. Podría pensarse que es por algún golpe que se haya dado durante el hundimiento, pero no: es por un par de puñetazos (bien dados) que le propinó Jack al ver que estaba apuntando a Rose con la pistola durante su una de sus obsesivas persecuciones a la pareja. Poco después, el guardaespaldas muere y nadie lo lamenta.
El Carpathia fue el único barco que se encontraba cerca del Titanic cuando se produjo el choque contra el hielo, pero no lo suficiente. Estaba a cuatro horas de distancia y, cuando llegó a las coordenadas indicadas, el insumergible ya se encontraba yaciendo en las profundidades del Atlántico. Ésta es la escena en la que Rose, ya sin Jack, se sube al barco de rescate y se da cuenta de que se ha quedado completamente sola. No sabemos por qué Cameron la eliminó, pero podemos intuir que es para frenar el llanto desconsolado de los espectadores y su caída en una depresión sin remedio.