Imagina una gran corporación que extiende sus tentáculos en cada rincón del entretenimiento contemporáneo. La influencia de Disney en nuestra cultura catódica y popular es tal que no es raro asociarle al instante determinados modelos culturales, tan tóxicos en su ADN como amorosamente virulentos en el corazón de sus telespectadores.
La factoría tiene su propio término (o prisión de barrotes) para designar a todos lxs intérpretes que pasan por su batidora de series y proyectos de streaming dedicados al público infantil y adolescente. Si bien hay ‘chicos disney’, de los que casi nadie se acuerda, el sintagma que ha calado realmente entre nosotrxs es el de ‘chicas disney’, una suerte de damas o princesas de la televisión de sonrisa perenne que lo mismo cantan, bailan o entran montadas en poni en el instituto para presentarse en el baile de fin de curso.
Millones de adolescentes han crecido mirando series como ‘Los magos de Waverly’, ‘Hannah Montana’ o ‘Camp Rock’, y detrás de la pantalla, a actrices y cantantes como Selena Gómez, Demi Lovato o Milley Cyrus. Han pasado ya unos cuantos años, y las que fueran esas ‘adorables princesas’ tan, rentables para la marca, se han convertidoen cantantes y actrices de enorme éxito. Reinventarse fuera del reino mágico de Mickey, o morir.
Te contamos cómo han cambiado algunas de ellas.
Esta actriz y cantante entró en la factoría a principios de los 2000, con apenas seis años, aunque no fue hasta 2008 cuando le llegó su primer gran éxito dentro de la casa: ser protagonista de ‘Camp Rock’ (la película). A su carrera como reina de corazones entre los adolescentes de la plataforma hay que sumar, en paralelo, sus éxitos como cantante en el talent show más señero de Estados Unidos: ‘The X Factor’.
La presión de ser una chica Disney modélica, enrollada y con un buen número de proyectos en antena le trajo a Demi Lovato su regalito envenenado: a lo largo de más de una década, esta actriz y cantante ha tenido que luchar contra su adicción al alcohol, las drogas y distintos trastornos alimentarios, que casi le hacen zozobrar en el mar de las tentaciones poco saludables. De todas las mal llamadas ‘princesas’ de la factoría, es la que ha transitado por el camino más tormentoso de todos.
Mucho le ha costado a Miley mudar de piel, dejarla caer al suelo y abandonar las hechuras de su personaje más famoso en el universo de la televisión para público infantil. Hasta le ha llegado a escribir una carta. Pese a que fue rechazada inicialmente en el casting que la llevaría a interpretar al personaje, se ha dicho en exceso que Miley es siempre y en toda circunstancia Hannah Montana, como si esta cantante viviera en una interminable posesión diabólica.
Tras abandonar la factoría a los 18, lo único que le queda a Cyrus de esta vaquera encantadora de infantes de seis años es el sombrero de cowboy, el lazo de domar caballos y su fabulosa reconversión dentro de la música country, el rock y los covers fabulosos. Solo hace falta ver su versión de ‘Jolene’ para darse cuenta de que la factoría Disney y su personaje se le quedaban muy pequeñas y ella prefería ser la libertad guiando al pueblo, o por lo menos, a sí misma.
La rebeldía contra la figura de autoridad (Disney) ha ido, claro, en paralelo a su renuncia a la imagen con la que se la asociaba a su personaje. Hemos asistido a sus cortes de pelo al cero, que horrorizaron a esos espectadores cándidos que aún echaban de menos la pastosa y dulce inocencia de Hannah, sus diversas adicciones, sus desnudos y cortes de manga a la industria (el videoclip de ‘Wrecking ball’) y toda una serie de demostraciones de su libertad individual.
Resulta que Miley ha pasado de ser una princesa Disney a ser una auténtica bestia de voz rasgada en le escenario, una mezcla entre una resaca de Bourbon, las luces del amanecer de Tenesse y una guitarra en el regazo, todo mezclado y agitado a la perfección en el cuerpo y espíritu de esta cantante, que por suerte ha roto el cascarón podrido de la princesa para convertirse en esa amiga que te llevarías a un karaoke para avergonzar al público.
Por sus éxitos aterradores las recordarás. Los principales: ‘Zack and Cody’, con sus primeros cameos, y el principal éxito de su carrera dentro de la factoría de las princesas de adolescencia aterradora y traumas latentes (a las pruebas nos remitimos). ‘Los magos de Waverly Place’.
Tan erizada de púas y pinchos debía ser la enredadera por la que Selena escaló para llegar a ser una de las princesas más queridas por el público que se le quedó una piedra dentro de su zapato de Cenicienta. Al menos eso se deduce de las diversas declaraciones contra la compañía que ha dado a lo largo de los últimos años. No se cortó cuando dejó algunos recados tardíos, en los que relató algunos los rincones oscuros del reino Disney, para nada ese lugar luminoso y lleno de conejos y Pepitos Grillos parlantes que hacen las veces de consejeros. Luego pidió disculpas.
«Renuncié a mi vida en favor de Disney siendo muy joven, y no sabía lo que estaba haciendo […] Ese era mi trabajo en cierto modo: ser perfecta. Te consideran una figura a la que los niños admiran, y allí se lo toman en serio». Por suerte, Selena ha sabido reinventarse como cantante, productora de series juveniles ('13 Reasons Why') y películas mucho más adultas como ‘Spring Breakers’ o series de enorme éxito como ‘Only Murders in the Building’ (Apple Tv).